Hay mucho jefe, y hay mucho jefe del que se podría prescindir. Si le quitas a la pirámide la base, se cae; sin embargo, si le quitas su cabeza o la cima, no pasa absolutamente nada. La base somos la gente que hacemos el trabajo más sucio y más ingrato. Los que estamos abajo somos los que sacamos las castañas del fuego. Todavía hay muchas empresas donde por cada empleado hay tres jefes cuya función es mandar, naturalmente, y no hacer el trabajo sucio. Con un buen jefe, uno, pero bueno, la empresa puede funcionar mucho mejor.
Tenemos además la desgracia de que los jefes no están coordinados entre sí; de eso salen órdenes contradictorias, o tareas que se anulan una a otra, o se hace el trabajo dos veces.
(Cartas a EL MUNDO, julio 1996)
June 08, 2010
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