- "¿Cómo vamos a trabajar así?"
- "Yo sí lo hice, lo hago, y lo haré, con retintín".
- "Porque somos unos muertos de hambre".
Con esas raíces que tengo en los pies no llego nunca a tiempo a los Ministerios. Antes el jefe no quería que Jose Manuel fuese a la Puerta del Ángel. Pero ahora, gracias a él, tiene que ir a que le tramiten una incidencia, deprisa y corriendo, y a última hora, y antes de comer. Y como le han jorobado al finalizar el viernes, se llevará el cabreo a casa el fin de semana.
- "Sí, si no pasa nada, esto es un contenido, a efectos normales, luego ya hablaremos..."
- "¿Sólo?, una cosita, ¿vale?...Ayer decía, bueno..."
- "Todavía no se habrá reiniciado el equipo".
- Tengo mucha confianza también. Pues mira, si la hay...
Mientras sonaba el grillo de las impresoras recogía la demanda de conciliación, requisito para poder cobrar el paro.
Cuando uno deja un lugar, y desea que se destruya al haberlo separado para siempre de él. Aunque espera visitarlo algún día lejano, para satisfacerle el que a nadie le aprovechó. Tan sólo al empresario afiliado a la Cámara de Comercio.
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