Despues de la necesaria alfabetización, de saber decir a, b, c, resulta que no incrementamos nuestra cultura. No salimos del vídeo, del empape del suplemento dominical, del zapping del insulso televisor con sus simplísimos y poco imaginativos concursos pan-publicitarios, telenovelas de grito-lacrimógenos y seriales destapasesos norteamericanos, ¿Por qué la institución TVE 1-2 en vez de hacer el avestruz no nos dirige programas a largo plazo de educación y ciencia? Ya que nuestro plantel cultural es la plataforma de la futura democracia, ¿por qué hay tan poca lectura de nuestros clásicos? La vida es una realidad radical y el conocimiento su función interna, si a un nuevo adinerado se le considera por ello honorable y a un ser culto un mendigo, por esto, no me queda más que gritar: ¡Viva la república de las letras!
(Rectificación: pero puede que su rey sea Dios...)
(Cartas a TRIBUNA, septiembre 1992)
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