May 10, 2010

MEDITACIONES MAQUIAVÉLICAS DE HECHOS HISTÓRICOS

A) MALDAD

El propio Maquiavelo haría notar de qué modo los Medici fueron consumados maestros de la manipulación:<>

El Papa fingió aceptar al conde Raymond VI, pero ordenó a sus adeptos que vigilaran al conde.<>, aconsejaba en una carta.

En ese mismo 14 de diciembre, María Antonieta decía a su amigo Fersen:<<¡Los muy imbéciles!¡No ven que esto es servirnos!>> La corte precipitó a Francia a la guerra con la secreta esperanza de que sería vencida y que la derrota les permitiría restaurar el poder absoluto.

Como las fuerzas armadas, este ejército de burócratas consumirá fuertes sumas de dinero y con frecuencia desviará los recursos de aquellos fines a los que estaban realmente destinados.

Fue el antecedente de otras concesiones similares y, con el tiempo, de los reinos bárbaros nacidos parasitoriamente en territorio romano.

El objetivo de la guerra era la obtención de tributos y el desarrollo de los intercambios comerciales que aseguraban la estabilidad económica de Asiria.

Ver una humanidad que se aleja del Señor, que quiere crecer al margen de Dios o incluso negando su existencia. Una humanidad sin Padre, y por consiguiente, sin amor, huérfana y desorientada, capaz de seguir matando a los hombres que ya no considera como hermanos, y así preparar su propia autodestrucción y aniquilamiento.

En todo caso, los nativos sioux no fueron ni unos simples asesinos ni tampoco los precursores de Woodstock. En último término, su fatalidad vino dada por su ubicación geográfica en tierras ambicionadas sobremanera por el hombre blanco.

Filipo II de Macedonia:<>.

Tiro, situada en una isla rocosa distante de tierra firme unos 800 metros, bien amurallada, con gran puerto y provista de una potente flota, resistió durante casi nueve meses el asedio que le impuso Alejandro. Cuando el malecón se terminó, las máquinas de guerra macedonias abrieron brecha en la muralla, la ciudad fue definitivamente tomada. Unos 8.000 tirios fueron acuchillados y <>. Otros dos mil defensores fueron crucificados a lo largo de la costa.

Tamerlán castigaba duramente a las ciudades rebeldes, especialmente cuando habían hecho pública su desobediencia a los designios del emir o cuando se habían aliado con sus enemigos. Es famosa la trágica costumbre que tenía de apilar los cráneos de los vencidos habitantes en la entrada de la ciudad, para dejar constancia del rigor de su mano y del ejemplar castigo que esperaba a quienes no se decidiesen a apoyarlo con la debida aquiescencia. En Bagdad o Delhi, Damasco o Herat, pilas a 100.000 cabezas cortadas testimoniaron la obra siniestra del furibundo gur emir, título con el que se hacía llamar, y la trascendencia de esa destrucción fue tal que modificó sin remedio las civilizaciones que tuvieron que sufrirla.

Aquel día, los cesarianos dejaron en el campo de batalla 30.000 cadáveres de sus enemigos y 1.500 propios. El hijo de Pompeyo, que estaba al frente de la hueste, intentó huir, pero fue capturado y ejecutado. César recibió su cabeza mientras se encontraba en Gades.

Muchos de los nuevos pobladores, todos originarios de los estados sureños de EEUU, traían consigo cientos de esclavos, hecho que, aunque aceptado por España, chocó luego con la Constitución de México, que prohibía la esclavitud. Sin embargo, la estructura federal del nuevo país daba autonomía a sus estados, por lo que la esclavitud fue tolerada en Texas, aunque se prohibió tajantemente la compra y venta de esclavos. Lo cierto es que en 1825, éstos suponían un 25% de los 20.000 habitantes a los que ascendía la población total, y diez años después, cuando estalló la guerra, ya eran la tercera parte de los 35.000 que tenía el estado. Pronto los inmigrantes norteamericanos, legales e ilegales, superaron a los mexicanos en Texas. Concretamente les multiplicaban por siete.

Por razones de diversa índole, Trajano decidió acabar con el planteamiento defensivo del Imperio que había establecido augusto. Ciertos síntomas conducen a imaginar las causas del cambio. El primero se relaciona con la capacidad económica del Estado, puesto que desde el cierre de las fronteras por Augusto se había suprimido una importante fuente de ingresos derivada de los botines e indemnizaciones de guerra. Era imperioso recuperar ese venero para reequilibrar las finanzas. Por otra parte, las guerras habían sido el principal mecanismo de captación de esclavos en un sistema basado esencialmente en la explotación del trabajo de individuos sometidos a esta relación de dependencia servil. El abastecimiento de esclavos era imprescindible para mantener el sistema de producción de los grandes latifundistas que dirigían la política romana. Además, la búsqueda de nuevos proveedores de metales fue la causa de que se dirigiera la mirada hacia el territorio de los dacios, en la actual Rumanía.

La infantería aún no existía como arma organizada. La conforman meros auxiliares de la caballería, todos ellos siervos. Iban equipados con un sencillo yelmo, lanza o espada corta. En ocasiones contaban con un arco que, en ese período, tenía un alcance de unos 100 metros. Aunque ya conocida desde los romanos, la ballesta también comenzó a desarrollarse y a difundirse por medio de los normandos a partir del siglo XI, y a formar parte del armamento de algunos infantes. Eran más fáciles de disparar que los arcos, tenían mayor precisión, alcance y poder de penetración. Tan terrible fue su impacto que en la centuria siguiente el Segundo Concilio de Letrán prohibió su utilización entre cristianos bajo pena de excomunión. La razón tras esta medida es que la ballesta permitía a un plebeyo matar a distancia y sin combate directo a un caballero, contraviniendo el código de honor que consagraba los privilegios de los señores. Eran sus rígidas normas de combate, que regulaban la lucha, la rendición y hasta el rescate que se había de pagar. En el fondo se trataba de solidaridad de clase, pues el objetivo consistía en intentar matarse lo menos posible, pero el código no alcanzaba a los soldados ni a la población civil, todos ellos vasallos, a los que se podía aniquilar sin ninguna piedad, a criterio de los nobles.

Mehmet nació en 1432 y se convirtió en el séptimo sultán de los otomanos que tomaría Bizancio. Su infancia fue desgraciada, pues no estaba destinado a ser el heredero al trono, por lo que no recibió especial atención. Sabiéndose marginado, cuentan las malas lenguas que al crecer estuvo implicado en los asesinatos de sus hermanos, que le precedían en la línea sucesoria. A partir de entonces todo cambió y comenzó a recibir la mejor educación. Tras unos inicios titubeantes en el poder, ascendió al trono en 1451, mostrando en seguida un carácter cruel y desconfiado. Para evitar posibles rebeliones no vaciló en ordenar la muerte de hermanos y parientes que pudiesen disputarle el poder. En una ocasión, por ejemplo, un criado se comió unos melones cultivados en el huerto del Sultán; como nadie confesaba, ordenó destripar a los sirvientes uno por uno hasta que, al llegar al decimocuarto, apareció el culpable, para alivio de los que iban tras él en la disección. Su crueldad le hizo admirar a Vlad el Empalador por utilizar sus mismos métodos.

El juicio contra Asiático fue el más escandaloso de su época. A falta de pruebas, se le imputó un cúmulo de cargos difusos e incluso contradictorios: soborno, adulterio con una mujer casada, homosexualidad...Lucio Vitelio se encargó de sobornar a los testigos, pero lo más perverso de la maniobra es que Vitelio, con gran habilidad, fingió defender al acusado, alabando sus servicios al Estado, para acabar suplicando que Claudio, en su clemencia, permitiera al reo escoger su propia muerte. Como remate a tanta crueldad, Mesalina obliga a suicidarse a la presunta amante del acusado, Popea. Mesalina fue una de las grandes beneficiadas, pues consiguió los ansiados Jardines de Lúculo propiedad de Valerio Asiático. Poco podía imaginar que esos jardines serían escenario de su propia muerte.

La batalla de Iwo Jima marcó una inflexión definitiva en el rumbo de la guerra y, a juicio de algunos historiadores, la resistencia de los japoneses fue el principal argumento para quienes meses después defendieron en Washington el bombardeo nuclear de Hiroshima y Nagasaki. Murieron más de 18.000 japoneses y el resto quedaron heridos o fueron hechos prisioneros. Las filas norteamericanas, después del duro golpe del primer día, siguieron sufriendo bajas, pero en menor cantidad que las de sus enemigos. Su balance oficial de muertos fue de 6.821. En total, alrededor de 25.000 vidas, el saldo más sangriento de la guerra del Pacífico. Iwo Jima, que tardó mucho tiempo en ser devuelta a Japón y que hasta hace poco estuvo cerrada a los visitantes, cambió entonces su condición de tierra de azufre olvidada por la de un gigantesco cementerio que la humanidad recuerda con consternación.


B) PODER

Mientras que los jefes de la Gironda evitaban comprometerse, Saint-Just situó el debate en el terreno político, en su discurso del 13 de noviembre:
<>.
Luis XVI no es un ciudadano ordinario, sino un enemigo, un extranjero. La Convención ha de juzgarle mejor que combatirle.
<>.

La mayor parte de las rentas del estamento iba a los prelados, el fausto y la magnificencia de los príncipes de la Iglesia igualaba al de los grandes señores laicos: la mayor parte residían en la Corte y no se ocupaban demasiado de su obispado; el de Estrasburgo, cuyo titular era príncipe y landgrave proporcionaba 400.000 libras de renta.

Acabar con un rival sin dejar huella. Ese es el principal objetivo del envenenamiento en la política. Durante siglos fue un método utilizado por las clases dirigentes en sus disputas por el poder. El veneno permitía eliminar al enemigo sin dejar prácticamente rastro, ya que el fallecimiento solía atribuirse a una enfermedad. Solo a partir del siglo XIX, los avances en medicina permitieron detectar la presencia de sustancias tóxicas en el organismo.

Sin duda, aquellos hombres del norte eran temibles y muchas de las grandes salvajadas que se les atribuyen fueron muy reales, pero también es cierto que su tan pregonada crueldad no alcanzó ni de lejos la de los magiares en Sajonia, la de los tunecinos en Italia y Provenza o la del propio Carlomagno, que asistió embelesado a al decapitación de 5.000 enemigos sajones. En las dinastías nórdicas, las luchas por el poder real terminaban a menudo con el exilio voluntario de la facción derrotada. Sencillamente, los perdedores no estaban de acuerdo con la situación y se marchaban.

El desastre de Argel hizo mucho más precaria la posición hispana en el Mediterráneo. Una alianza, en apariencia contra natura, complicaba la situación: los otomanos apoyaban a Francisco I de Francia en su lucha contra los españoles.¡Un soberano católico y otro musulmán unidos! La indignación en España era general. El monarca galo admitió que ansiaba “contemplar cómo el Turco conserva su gran poder y predisposición para la guerra, no para su propio beneficio -ya que es un infiel, y nosotros somos cristianos-, sino para debilitar el poder del Emperador, obligarle a realizar grandes desembolsos”.
Por otro lado, la invasión por Selim II de Chipre, la más preciada joya entre las posesiones de Venecia, llevó a ésta a decantarse definitivamente por la Santa Liga. La unión de España, Venecia y el papado contra el turco era un hecho. En octubre del año siguiente tuvo lugar el encuentro entre las flotas aliada y otomana en el golfo de Lepanto. Esta batalla marcaría un punto de inflexión en el largo contencioso por el dominio del Mediterráneo.

Prim, poseedor de innatas y excelentes dotes políticas, se hizo con una jefatura del gobierno tan amplia que no quedó exenta de connotaciones dictatoriales y le ganó la partida a Serrano, quien debió de conformarse con el cargo de regente.

Así las cosas, la boda de los nietísimos de Franco y Alfonso XIII creó una gran incertidumbre. La situación fue muy tensa hasta que se le diagnosticó a Franco una flebitis en la pierna derecha en julio de 1974 y Juan Carlos fue nombrado Jefe de Estado de modo interino. Entonces se desvanecieron las posibilidades de un cambio en la sucesión de Franco. El día 20 de noviembre de 1975 falleció Franco y el 22 Juan Carlos fue proclamado Rey. Sin embargo, persistieron las tensiones sucesorias: su padre, don Juan, no abdicó hasta mayo de 1977 y Carlos Hugo continuó políticamente activo hasta 1979.

La extensión de encomiendas por toda Europa les permitió convertirse en unos excelentes banqueros en los siglos XII y XIII. Reyes, nobles y otras personas ricas depositaban sus pertenencias más valiosas, oro y joyas fundamentalmente, en las posesiones del Temple por lo bien custodiadas que estaban. Así pudieron ejercer también como prestamistas de reyes, papas y nobles que querían financiación para sus campañas. Además, al colaborar con acciones de conquista, muchas veces recibían más posesiones, lo que incrementaba su patrimonio.

Por último, no olvidemos que, como todo militar de alto vuelo, Cortés intentó siempre persuadir al contrario de que él era el más fuerte, lo que le permitió evitar enfrentamientos armados en varias ocasiones. Así, al principio de la conquista, supo impresionar a los enviados de Moctezuma con una demostración de su potencia de fuego. Y cualquiera que fuese la intención por parte de Moctezuma respecto a Cortés y a sus hombres, los españoles entraron sin combate en Tenochtitlan el 8 de noviembre de 1519. El levantamiento posterior de la ciudad contra ellos en mayo de 1520 -que motivó la operación militar apuntada- ocurrió en ausencia del jefe, pues sus tenientes asesinaron a dignatarios aztecas.

El mayor de los Bonaparte no tenía elección. Si no obedecía iba a pagar las consecuencias, porque, como el propio emperador le había dicho, cualquier sentimiento de afecto era secundario ante la razón de estado. Napoleón sólo reconocía por parientes a aquellos que estaban dispuestos a servirle y asumir las responsabilidades que les tenía destinadas.<>, manifestó. Si su hermano rechazaba la corona de Nápoles jamás se lo perdonaría. Castigaría su negativa con el destierro. Puesto entre la espada y la pared, José no lo pensó dos veces y partió hacia Italia.

A pesar de la excomunión, Savonarola seguía celebrando misa y predicando, y Alejandro VI decidió enfrentarse a la ciudad y obligarla a entregarle al fraile. Para ello, amenazó a Florencia con un interdicto. Éste comportaría la ruptura con la Iglesia oficial y la pérdida de las propiedades que la burguesía florentina poseía en territorio de los Estados Pontificios, que quedarían confiscadas.

No obstante, hay que matizar este antagonismo entre el Senado y los emperadores, pues se trata de disputas internas de la aristocracia en las que los individuos se sitúan por encima de las instituciones y las manejan a su antojo. De hecho, son senadores quienes se encuentran al frente de los ejércitos y de buena parte de la administración, de modo que no hay intereses institucionales contrapuestos, sino luchas personalizadas por el poder decoradas con falsos idearios de una inviable restauración republicana o de consolidación monárquica. Las relaciones de Trajano con el Senado se conocen bien gracias a la correspondencia de Plinio el joven y a los Anales de Tácito. De la documentación se extrae la idea de que hubo una auténtica restauración de la división de poderes, con un exquisito respeto del príncipe por las competencias del Senado; pero la realidad era bien distinta. La toma de decisiones, tal y como se aprecia en el conjunto de la información sobre el reinado de Trajano, no guardaba en absoluto criterios de paridad; su organización del poder fue cada vez más piramidal, caracterizada por el típico paternalismo absolutista, intransigente y compacto, aunque disimulado con una apariencia de moderación y deferencia que suavizó la indudable pérdida de poder del Senado a lo largo del reinado.


C) VOLUNTAD

La consigna de Zapatero era que había que enfriar el conflicto, que no era necesaria la convocatoria de ningún Consejo de Ministros extraordinario y que no se iba a acudir al Tribunal Constitucional para impugnar lo que todavía, era una propuesta.

Para pacificar el Imperio, Diocleciano luchó contra los germanos en el Rin, los sármatas en el alto Danubio, los persas en Mesopotamia, los árabes en Siria y los mauros en África, además de sofocar una revuelta egipcia.

Las Doce naciones, nombre que se daba a la Grande Armée de Napoleón, que en la campaña de 1812 estuvo compuesta por batallones de doce naciones diferentes.

Por entonces, Felipe aprovechó la dimisión de García de Toledo como capitán general para conceder su puesto a don Juan de Austria. Aunque sediento de gloria, el hermanastro del Rey era todavía un muchacho poco experimentado. Para suplir sus carencias, el Monarca colocó a su lado como vicealmirante a Luis de Requesens, un competente militar. Bartolomé Bennassar, biógrafo de don Juan de Austria, señala que éste fue el “inicio de una colaboración larga y fructífera, pues Requesens sería más tarde asesor de don Juan en la armada de la Santa Liga”.

Un soldado ignoto que también se había batido con valentía, a bordo de la Marquesa, lo tenía peor. Había encajado tres arcabuzazos, dos en el pecho y uno en la mano izquierda, del que jamás se recuperaría. Con la derecha escribiría el Quijote y otras grandes obras.

Y más cuando el monarca inglés, para confirmar el ofrecimiento, le envió en 1604 a Harold, entonces conde de Wessex. El motivo de la visita consistía en jurar solemne vasallaje al duque normando.

Maniático del adiestramiento continuo, Rommel solía decir que “sudar ahorra sangre”. Parte de su éxito se debía a la rapidez que imprimió a sus unidades. Tanto era así que los franceses bautizaron la 7ª Panzer como la “división fantasma”, porque nunca se sabía donde estaba. Tampoco lo sabía el cuartel general alemán, ya que Rommel ordenaba cerrar la comunicación mientras avanzaba para “no ser molestado”. En su opinión, el generalato ignoraba cómo hacer guerra de movimientos. Sus hombres decían que “el frente se halla donde se encuentre Rommel” y que tenía Fingerspitzengefühl, un sexto sentido, para saber cómo pensaba y cómo iba a reaccionar el enemigo.

La tenacidad sin límites, la audacia sobrehumana y la asombrosa y astuta flexibilidad eran virtudes guerreras simplemente invencibles, y nadie en su tiempo las tuvo en tan gran medida como él. El mausoleo de Guri Amur, que alberga los restos de Tamerlán y de muchos de sus descendientes, se encuentra en Samarcanda, la ciudad en la que estableció su “corte” y que se encargó de embellecer.

La conquista de México hubiera sido imposible sin el apoyo indígena y, por supuesto, sin la conducción de Cortés y el arrojo decidido de sus capitanes y soldados. Cortés tuvo el acierto de obtener y organizar la colaboración indígena.

El almirante inglés lord Nelson derrota a la escuadra franco-española en Trafalgar, y frustra el plan napoleónico de invadir Gran Bretaña. Inglaterra, ya dueña indiscutible del mar, somete a Francia a un bloqueo marítimo y financia las coaliciones europeas contra Napoleón.

En su equipo de gobierno, José concedió los puestos honoríficos a italianos, mientras reservaba los cargos de auténtico poder a franceses como André François Miot de Melito, ministro de la Guerra, o Pierre-Louis Roederer, responsable de Finanzas, la auténtica eminencia gris del gabinete. Muchos de ellos, además corsos al igual que los Bonaparte.

Sólo hubo una persona que no se engañó al respecto, el propio Napoleón, que escribió en 1815:<>. Pese a ello, se esforzó en seguir manteniendo su ritmo de vida de buen burgués. Su mansión, que agrandó hasta extremos insospechados, llegó, según las crónicas de la época, a superar a la Casa Blanca. Sus salones acogieron a lo más granado del mundo del arte y de la cultura, y su fortuna se incrementó considerablemente gracias a las inversiones realizadas en la construcción del ferrocarril entre Filadelfia y Nueva York. Los sucesos derivados de la Revolución de 1830 alteraron su habitual ritmo de vida. Preocupado por las noticias que le llegaban desde la vieja Europa, decidió instalarse en Londres dos años después.

Churchill, irritado, insistía en que el ataque debía continuar, y mantuvo con Fisher un serio altercado. No quiso darse cuenta de que se había creado un enemigo que, dese la sombra, movería voluntades en su contra. A los servicios de información turcos les costó muy poco adivinar que el objetivo final sería la península de Gallípoli. Había perdido un aliado de incalculable valor: el factor sorpresa.

Recogen las fuentes decisiones de Trajano que reforzaban la imagen que quiso transmitir de sí mismo como gobernante entregado a su pueblo. Sin embargo, esas mismas medidas pueden ser interpretadas de diferente manera en virtud de la óptica desde la que se analicen. En el ámbito social, la bibliografía destaca su política de alimenta. Se trataba de concesiones de préstamos perpetuos a bajo interés (al cinco por ciento) a propietarios de tierras itálicas. Los intereses eran recaudados por los magistrados de las ciudades en las que estaban enclavadas las propiedades y servían para pagar ayudas de alimentación a niños libres indigentes. Dada la naturaleza del préstamo, el objetivo no podía ser la obtención de rentabilidad por parte del Estado y, por tanto, se ha interpretado como una mediad propia del humanismo trajano. La imagen del emperador como un ser providencial quedaba plenamente garantizada. De este modo, esta inversión pública se recuperaba como capital simbólico en beneficio del emperador, con lo que ello significaba para la consolidación de su imagen social.
Pero al mismo tiempo, la medida pretendía mejorar la calidad de vida y, como consecuencia a largo plazo, aumentar la natalidad. Así se contribuiría a la incorporación de ciudadanos en las filas del Ejército, pues cada vez eran menos los hombres libres dispuestos a participar en las tareas de defensa del Estado, y se fomentaba que buena parte de sus efectivos procediera de Italia. Los alimenta constituían, pues, el primer peldaño de una eventual carrera militar sin elevadas aspiraciones de promoción. Sería simplista designar como demagógica esta medida, pero probablemente los beneficiarios no fueron tantos como para otorgarle la resonancia que se le ha querido dar a una acción política propia de un déspota paternalista.

Augusto muere en 14 d. C., a la edad de 77 años. Pero Tiberio no accede al trono sin derramamiento de sangre: el menor de los nietos del César, Agripa Póstumo, es asesinado a los pocos días. Póstumo, que al parecer era un adolescente conflictivo, llevaba tiempo desterrado en la isla de Planasia. Augusto no le había designado como sucesor, pero su muerte evitaba el estallido de una guerra civil en el caso de que al muchacho le surgieran partidarios. Aún no estaban lejos los tiempos de la República y el caos que acompañó su fin, y la fórmula imperial era prácticamente nueva: el ascenso de Tiberio fue el primer traspaso de poderes bajo este régimen.

Deseo llamar la atención sobre la figura de Juan March, el banquero. Este empresario empezó a amasar una fortuna en 1926 de un modo poco lícito. Creó la Banca March con un capital de diez millones de pesetas obtenido gracias al contrabando. Durante la Segunda República, March fue encarcelado por sus turbulentos negocios, pero sobornó a los funcionarios de la prisión y escapó a Gibraltar. Desde allí partió hacia Biarritz, en Francia. En su huida juró acabar con el gobierno republicano. Vio cumplida su promesa con la victoria de Franco –a quien financió– en la Guerra Civil.

El poder otomano se engrandeció desde sus mismos inicios adueñándose de las tierras de Bizancio. El proceso duraría poco menos de doscientos años. Osmán I (u Otmán) funda la dinastía otomana y unifica políticamente las tribus turcas. Sus sucesores extenderán sus dominios a costa del debilitado imperio bizantino.


D) LA DIOSA FORTUNA

El triunfo político de las colonias británicas supuso un ejemplo para la Francia del momento.

Napoleón se consideraba Hijo de Fortuna.

La Revolución francesa constituye, con las revoluciones holandesa e inglesa del siglo XVII, la coronación de una larga evolución económica y social que ha hecho de la burguesía la dueña del mundo.

El Águila y la Media Luna. La batalla de Lepanto se cuenta, sin duda, entre los momentos álgidos del reinado de Felipe II. La victoria convirtió en mito al joven generalísimo de la armada cristiana, don Juan de Austria.. Hasta el punto de que el papa Pío V pudo decir:<>. El alcance del combate, sin embargo, resultó discutible.
Eran malas noticias. Sus remeros habrían de esforzarse más, mientras que los turcos serían empujados cómodamente a vela. Con todo, Juan, transportado en una fragata, pasó revista y arengó con energía a sus contingentes:<>.
La polémica ala derecha de Gianandrea Doria. Heredero del prestigio y la fortuna de Andrea Doria, el papel de este genovés en la batalla fue muy criticado. Se lo tildó de traidor por alejarse del centro de la acción. La historia lo ha reivindicado. Perseguido por Uluy Alí con fuerzas superiores, o emprendía aquella maniobra o bien perdía el ala derecha. Atacó al pirata argelino en cuanto estuvo en mejor posición. Y fue quien tuvo la idea de serrar los espolones, un truco que facilitó la victoria.
El hombre clave fue Álvaro de Bazán. Jefe de la reserva, su órdenes salvaron la situación de la Santa Liga en tres instantes críticos. Tras Lepanto obtuvo una victoria contra los franceses en las Azores en 1582, durante la guerra por la sucesión de Portugal, y se le encomendó la coordinación de la Armada Invencible que debía invadir Gran Bretaña, pero murió antes de que zarpara.

Pero lo cierto es que, si con 34 años Cortés era un desconocido, a los 37 era ya ilustre. Le bastaron tres años para cambiar un destino, descubrir y conquistar -de manera casi inverosímil- un mundo fascinante, lanzar a España en una aventura de consecuencias inabarcables hasta hoy.
Cortés, desde el principio buscaba intérpretes.¿Pero cómo llegó a disponer de esas dos personas? Su buena suerte resultó decisiva. Jerónimo de Aguilar había sido cautivo durante muchos años de un pueblo maya y logró sobrevivir con otro compañero. Cortés sabía de su existencia gracias a la relación de su viaje a México que había hecho Fernando Hernández de Córdoba. Perfectamente consciente de la importancia de conocer mejor a los pueblos indígenas, sus fuerzas y recursos, el extremeño buscó la oportunidad de rescatarlo a cualquier precio. Así, para procurarse intérpretes, no se dio prisa en la navegación y llegó a comunicarse con los dos cautivos. Pero solo Aguilar aceptó huir y reunirse con Cortés y se expedición en Cozumel. El prófugo sabía leer y escribir y había aprendido el yucateca (una de las variedades del maya), lo que le permitía servir de intérprete entre los españoles y los pueblos del ámbito maya, pero desconocía el náhuatl, el idioma de los mexicas. Malintzin fue un auténtico regalo del destino para Cortés. Esta joven, de origen mexica, había sido vendida por su familia, bajo la influencia de su madrastra, a unos mercaderes que la revendieron en un pueblo de tabasco (en la zona maya). Mujer inteligente, pronto aprendió los idiomas mayas. Cuando Cortés, en su prudente avance a lo largo de la costa del Yucatán, consiguió un encuentro amistoso con los caciques de Tabasco, los españoles y los nativos se intercambiaron regalos: entre los ofrecidos a cortés figuraban veinte mujeres, Malintzin entre ellas. Era físicamente atractiva, y se revelaría como una inapreciable colaboradora al percibir los españoles su conocimiento del maya y del náhuatl. Pero la joven no fue solo una intérprete que, por intermedio de Aguilar, permitió a los españoles comunicarse con los mexicas y otros pueblos. Gracias a ella, Cortés se enteró de los conflictos entre los indios, de las dificultades de los aztecas para imponer su poder y de su enemistad irreducible con los tlaxcaltecas. También informó a Cortés sobre los usos y costumbres de los mexicas, sus creencias y sus fuerzas. Asimismo, le explicó las profecías que anunciaban la llegada de invasores blancos. Después de dios, ella fue la causa de la conquista de la Nueva España.

"Y los lidios y los medos, cuando vieron que se hacía de noche en lugar de día, pusieron fin a la batalla y de manera especial se apresuraron también ambos a que se hiciera la paz entre ellos" (Heródoto, Historias, Libro I, 74). La cita del cronista griego Heródoto de Halicarnaso recoge el que está considerado probablemente como el eclipse de Sol más fascinante de toda la Antigüedad. El fenómeno tuvo lugar durante la batalla que enfrentó a los pueblos lidios y medos, en un lugar no determinado de la península de Anatolia, en la actual Turquía, el 28 de mayo del año 585 a. de C. Unos pocos minutos de oscuridad fueron suficientes para detener una sangrienta guerra que entraba ya en su sexto año. Por primera vez, un eclipse hacía variar el curso de la historia. Si el eclipse solar del 585 a. de C. llevó la paz a lidios y medos, el lunar del 27 de agosto de 413 a. de C. pudo inclinar la balanza hacia uno de los bandos litigantes en la Guerra del Peloponeso (431-404 a. de C.). Cuentan las crónicas que, justo cuando los atenienses se aprestaban a abandonar Siracusa, tuvo lugar un eclipse de luna. Nicias, el comandante de la flota ateniense demoró la partida. El retraso permitió a los sicilianos recuperarse y derrotar al ejército enemigo. Nicias murió en la batalla. Igual carga dramática, aunque con consecuencias mucho más terribles, rodea al eclipse de Sol del 840 d. de C. En aquel año se producía la muerte del emperador Luis el Benigno, también llamado Ludovico Pío, hijo de Carlomagno. Al parecer, el personaje falleció como consecuencia de un ataque de pánico tras los cinco minutos de oscuridad total que produjo el eclipse. Su muerte condujo a una guerra de sucesión que terminaría con el Tratado de Verdún del 843 y la división del Imperio en lo que hoy es Francia, Alemania e Italia. Y Cristobal Colón amenazó a los indios con "el Todopoderoso" aprovechando su conocimiento de los eclipses.

Al fin y al cabo, la religión romana era la asimilación de otra extranjera, la griega, a excepción de los lares (deidades protectoras del hogar), los manes (divinidades personales y familiares) y algunos dioses locales más.

Toda la actuación política de Trajano tendió a la consolidación de un despotismo arbitrario, en el que el emperador se representaba como el supremo administrador de unos bienes otorgados por el beneplácito divino. Se fomentó un imaginario según el cual el emperador era el artífice del bienestar, por su excelente relación con los dioses. Roma, convertida en una ciudad eterna, era del agrado divino y su gobernante gozaba del apoyo de Buena Fortuna, la diosa que repartía arbitrariamente gloria o miseria. Durante el reinado de Trajano tocó gloria, y por ello se gestó la idea de que bajo su mando Roma experimentaba la época más feliz de su historia. En el Panegírico se señala a Trajano como electo por Júpiter y él se vinculaba a Hércules como héroe modelo; pero llama la atención el escaso interés que suscitaban en Trajano los asuntos religiosos y la devoción a los restantes dioses.

Una vez situado el centro de operaciones en Djerba, isla en la que se refugia con sus hermanos Isaac y Hayreddin, planea el ataque al mejor puerto de la costa de Berbería: el de la ciudad de Túnez. Por el camino, el azar quiere que se topen con dos naves genovesas que trasladan algunas de las pertenencias del papa Julio II y las saquean. La suerte les acompaña de nuevo cuando se hacen con una galera española cargada de refuerzos que el Rey Católico envía a Nápoles. Nace el mito de la indestructibilidad de los hermanos Barbarroja.

Los griegos eran un pueblo de navegantes. Por ello, cuando por diversos motivos decidieron abrirse y expansionarse, lo hicieron hacia el mar. Poco numerosos y con medios limitados, pero con un inigualable espíritu de aventura y una tenacidad y destreza extraordinarias, lograron establecerse en los cuatro confines del Mediterráneo, del que durante siglos fueron prácticamente dueños.

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