IMPARTÍA CLASE

Impartía una tertulia nuestro maestro Juan Blanco De Sedas en las tardes de los jueves en el laboratorio hogareño:

- "La extensión del juicio se alarga como una goma de chicle. Según el Filósofo, la madurez o acné de los griegos se alcanzaba entre los treintaicinco y los cuarenta años. Puedo añadir, que a partir de esa edad, ya se sabe lo que uno va a dar de sí..."

Somos seres sociales. No puedo vivir con la idea de que somos demasiado malos y culpables, más que los animales. Olga me decía que "entre las mujeres no existe la amistad". El Astrónomo Gopegui me lo aserta: "...somos peores que los lobos, somos unas hienas jadeosas". Y Monseñor Arroyo lo respaldaba en las misas de la Parroquia de San Fernando:

- "...¿por qué nos maltratamos tanto entre nosotros?"

Toda esta gente parecía estar de acuerdo en lo mismo. Al menos no eramos un saco de basura. Pero yo sabía que la locura estaba llegando a los términos y al centro de la ciudad. De día y de noche presentía esos pasos contagiosos, los haces de "triacs y tiristors" que anudaban los huertos de cruces de los más altivos de Madrid.