May 23, 2010

LA ITALIA DORADA (1981)



“Estas hojas se las dedico a Paloma, mujer en quien se puede confiar, amar de corazón y sentir el placer de sus encantos, el fuego devorador de sus ojos y su dulce, silenciosa y tierna voz...”


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Día I de Julio: Lloret de Mar-NIZA-Principado de Mónaco.

A las seis de la mañana, mientras todos dormían...,Luis, Menéndez y yo, nos fuimos a la playa, donde el primero aquí mencionado chapuceóse, bañóse; de vuelta al hotel nos encontramos a Lozoya y a Sanz (-éste con un cigarro en la mano y su fidelísima y clásica postura del gesto mismo y andares de ambos; Lozoya llevaba al cuello atado un pañuelo rojo; se dirigían al paseo marítimo). Ya en el hotel (-y parte en el autobús) nos dedicamos a pintar el botijo, con unos rotuladores que habíamos comprado en Zaragoza (-colores amarillo, azul y rojo); nos entretuvimos pintando una franja, enseña de la bandera española (-que recorría el perímetro de nuestra “mascota de barro”), concluyendo con la firma de los seis (-El Consejo de los Seis).

Como todo hay que decirlo, decir...que en llegando a Gerona olía a <<>>; sobre las diez de la mañana, cruzamos la frontera; un simpático gendarme (con más pinta de mejicano, que de francés) se nos subió al autobús, (-tras mostrarle Gaby la carta verde); en alto, mostrámosle el D.N.I.; se dio un paseillo por el pasillo y llamó la atención a Mauriño, por llevar puesto un sombrero de tenis, que hacía propaganda del tabaco “Malboro” (-y que esto estaba prohibido en Francia); mi D.N.I. tenía mucha gracia; ponía que había nacido el 4 de abril de 1942 (-constaba entonces, que yo tenía 39 años), y en donde debía figurar mi grupo sanguíneo, surgía un “sexo V” (-y no muy discretamente, en letras mayúsculas). De los tres autobuses..., en el primero marchaba el Paco, junto con el guía-corre-ve-y-dile (-de nombre, Fernando)..., Rosendo y compañía...,mientras en el segundo iban, el Soriano y otra gente no menos simpática (-Paloma estaba en nuestro autobús, el tercero, pero se cambió luego al segundo). En las hojas del itinerario ponía: “un refrigerio en Narbona” (-mentirosa patraña, porque de Narbona, ni el gallo vimos (?). Dentro de nuestro autobús, la gente tomaba prestados los mapas de Mauriño (-principales ciudades de Italia), (-el último día, llegando a las puertas mismas de Madrid, me regaló uno, a fin de que me sirviera de alguna utilidad a la hora de encuadernar este libro). De la frontera hasta Nimes, el paisaje que observábamos desde las ventanas, bien podría ser bastante similar, al de Castellón de la Plana. El Paco –estuviera donde estuviera-, nos pareció a todos un pasajero molesto; el primer momento antipático, y cabreante, de todo el viaje, fue en “Le France”; no sé si por sus propios méritos, o tal vez por ser el primer estado, país o república en atravesar; el caso es que en un centro-servicio (-cerca de Montpellier, uno o una, tenía que pagar por ficcionar (-Cano se enfrentó con la señora del Toilette); mas el Rojo logró hacernos vía libre a los servicios, (-tras pactar con la sibila del meódromo); en el autoservicio-snack-bar, una lata de Coca-Cola costaba unas 90 pts. (-¿Y se quejaban de los precios de Gerona?); el Ballesta se tomó un chucho caliente, junto a unos matojos (-que se repartían por toda la entrada), donde se hallaban ciertos asquerosos y afrancesados bichos..., las chicharras. El Rojo entonó unos versos muy graciosos:

“Cuando la chicharra canta,
es que aprieta el sol;
y es mejor que esté en la sombra,
y no en el sol”.

En el autobús íbamos cantando “Que viva España”, “A la Montaña-aa”,...; el Rojo se entrometió (-utilizando el altavoz) con unas coplillas que trataban de quintas de mujeres que acababan con la guerra en tres días, y de monjas que después de ordenarse se ponen de colores. En las hojas del intinerario ponía: “breve visita a la ciudad de Nimes” (-y desde luego que fue brevísima que ni siquiera la divisamos). Comimos en un topics-Casino, cobrando más de lo fijado, el corre-ve-y-dile tuvo que llamar a dos gendarmes para discutir el asunto; el Whomper (-P.Fernando) no quiso decirnos lo que sucedió, en el diálogo entre el “finanzas” del Transibérica Tours, S.A., y aquellos facinerosos encubridores (-no se consiguió nada)...En la sobremesa, y por espacio de una hora y media, nos internamos dentro de los límites de un residencial de viviendas chalet, algunas en construcción (-habían obreros trabajando), donde Castro y Luis, sorprendieron (-en un bosquecito), a unas francesas subidas en las ramas de un árbol; estas quinceañeras, que se llamaban, Valery, Carol (-la que llevaba un gorro blanco), Silvi (-y un hermano de ésta, de nueve años, que se llamaba Luis); unos veinte o treinta españoles, empezaron a apiñarse debajo del árbol; Castro se subió por un extremo, y aquellas, acosadas, hicieron amagos de querer ascender a la copa; Lozoya trajo consigo una pancarta de un candidato socialista al Senado; en vista de que no les agradó nada a las muchachas (-que se manifestaron a favor del aristócrata Giscard d´Estaing, y en contra del actual Mitterrand, nuevo presidente de la República), Lozoya y parte de los presentes, descuartizaron y pisotearon la cabeza de aquel político francés (-levantaron polvo, y el hecho tuvo gracia); el interesado y granuja Adolfo Carvajal, intentó (-dialogando seria y educadamente) ver, si podía morrear con alguna de aquellas quinceañeras (-para lo cual empezó a despotricar de los otros compañeros, para realzar su pobre imagen...), por lo que se hubiera ganado el sobrenombre de “Fillu, el Camionero”, (-a mi juicio)..., mas aquellas manzanas en boca de Adolfo, era tan inmaduras..., como que estaban sin desprenderse del árbol; a todo esto, Torrelo y yo estuvimos en la sombra, apoyados en un coche de la acera de enfrente, observando a los posibles cabezas de familia, que pudieran estar molestos, por nuestra presencia (-tan cerca de sus viviendas).

Sobre las siete de la tarde llegamos a Niza, pasando antes a distancia por Cannes (-donde suelen celebrarse festivales de cine; el panorama no estaba mal). Decir que a nuestro paso por estas tierras, la bandera española del botijo se destiñó, adquiriendo un color rosado sospechoso (?). Francia tiene un gran número de Campings, y por cierto, bastantemente utilizados. En las hojas del intinerario ponía: ligero desvío a Avignon, a fin de conocer “la nueva Babilonia del papado” (-y tan ligero, que ni lo vimos), (-y tan babilónico que se nos cayeron las babas por no verlo). Ya estamos en Niza; esta especie de ciudad-pueblo turística, se divide en tres zonas:
a)-la estación (-donde los precios son baratos)
b)-frente a la playa (-donde todo está carísimo)
c)-zona intermedia (-caro, en relación con el nivel de vida francés)

(-sucede lo mismo en los pueblos playeros de España). Nuestro hotel (-Hotel Noailles), se encontraba en la zona a), y sin embargo era francamente bueno; las habitaciones aquellas desprendían vida y colores de refulgencia en los pasillos; anaranjadas colchas yacían sobre las camas; espacioso y confortable cuarto de baño (-donde poderse duchar tranquilamente, afeitarse y lavarse los dientes); el recepcionista era un “abuelo asmático”, que se vio acosado de tanta llave, que iba y venía, sacándole de las casillas (-sacándole de quicio); en la sala de televisión, y la del piano-bar, el ambiente que creamos fue sereno y cordial (-Cervera e Ibáñez tocando teclas, estuvieron..., aunque estaba en algunas partes desafinado). Nos fuimos a cenar a la vuelta de la esquina, en una buffetería, de cuya camarera que servía junto a la plancha, las hamburguesas en el plato, con patatas y salsa de tomate..., Luis quedó prendado de amor (-se parecía más una napolitana o parisina, que a una francesa).

Tras la cena..., visita nocturna al Casino de Monte-Carlo; todos nos disfrazamos lo mejor posible (-excepto dos o tres..., cuatro o cinco), causando una gran sensación, entre aquella población de la estación tan ansiada de dinero, y aunque nos vieran españoles; gentes sentadas en las terrazas de un bar, sintieron a Mesonero y a Zahora (-éste vestido con un frack)..., y a todos, guapos o no..., lo bien que iban vestidos. El Monte-Carlo destacaba ya, por las dificultuosas maniobras que tuvo que ejecutar Gaby, en aquellas curvas tan cerradas (-me acordé entonces, de, lo que por Cannes me dijo Luis: “esta curva es semejante a la anterior, pero no es igual”); al abrirse las puertas del autobús, todos se abalanzaron como borregos hasta la entrada del Casino, por lo que ante nuestra forma de irrumpir, llamando tanto la atención en aquella plaza, los mayordomos, comodores o maitress, que estaban en la puerta, no nos dejaron pasar dentro de aquella Casa-Palacio del Juego (-además de que legalmente no teníamos 21 años), (-después de subir y bajar tanta cuesta los autocares). No obstante fue una experiencia más: ¿De qué vale todo esto?, ¿para qué volver a poner los pies aquí?. Había gente que pagaba un ojo de la cara, por sentarse a tomar algo y verse reflejado-a, en los cristales de los allí bien aparcados...Rolls-Royce, Lotus, Alfa-Romeo, Camborgnini..., (-a Sierra le hubiera gustado conducir alguno de éstos, mas se conformó con no ver la ruleta y hacerse fotos; ¡ah!, y los yates anclados en la Riviera...¡¡pero qué bonito que es el Mediterráneo!!. Castro (-que aquella noche enfermó, y tenía fiebre, no viniendo y quedándose en el hotel durmiendo, bien arropado de forma que sudara mucho), no se perdió nada, a no ser..., de una plaza, unos jardines y alguna que otra furgoneta de policía, intentando detenernos (-porque alguno que otro, se había dedicado a mangar todas las postales de una cafetería-salón, donde por cierto, mi falso D.N.I. no me sirvió, para que pudiera entrar a jugar en sus máquinas tragaperras). Sí, allí se daban la buena vida en aquellos lujosos hoteles, la “elite dolcevitienne d´Le France”(?), (-los hijos de papá). Atención ahora al siguiente incidente, no menos gracioso, que tuvo lugar cuando regresábamos al hotel sobre la una y media de la madrugada:

El Rojo se apodera del altavoz con ánimos de querernos decir algo:
- Si me permitíis..., yo he estado dentro del Casino, viéndolo, y os voy a decir cómo es...; tiene..., un...

¡Pobre hombre!, ¡la que se armó! De todas las bocas del autobús, empezaron a proferirse insultos, de la envergadura y calibre de: ¡¡Rojo!!, ¡¡Masón!!...,..., ¡¡Bermejo!! (-el primero en vitorear el ¡Rojo!..., Masón!!, fue Andresito Bosé)

Cuando llegamos a Niza, el Paco se subió a nuestro autobús para decirnos: ¡Noo saldrá nadie enn..., Milán!

(-Nunca vi hacer tanto el ridículo a todos, como en aquel día) Ya en el hotel; en el piso de arriba (-y comunicado por un patio interior), estaba la habitación de Ana, Helena, y Paloma; abajo, al final de nuestro pasillo, estaba la de Castro, Juan y Alfredo, y al lado de la de éstos..., la del “Cobrador del Autobús”..(?)..., y el Whomper, que nos advirtió “que de cachondeo nada”.

Aquella noche dormimos cinco horas; no había gastado ni una sola pela en todo el día.


Día 2 de julio: NIZA-MILÁN

El desayuno no aportaba muchas calorías (-café, pan, mantequilla, mermelada y un croassán). Cano estaba discutiendo en el pasillo con el Paco, debido a que éste había ordenado la partida inmediata para Milán, mientras que en intinerario ponía: “mañana entera de descanso en la playa de Niza” (-así como una visita al famoso (?) Paseo de los ingleses). No obstante, pienso que fue acertada la decisión del Paco.

Atravesando las tiendas del mercado del pueblo, el Rojo empezó a dirigir la oración matinal: I padre nuestro, I dios te salve, y un gloria (-en vista del éxito que conseguía) ésta es la última oratoria que nos dio en todo el viaje). La primera parada del autobús no se dio, sino a los siete minutos de haber salido; Gaby tuvo que abrir los maleteros para que Carmen comprobara si se había dejado o no, el bolso en el hotel; el hecho tuvo gracia, porque un franchute con su perro se detuvo a mirar lo que pudiera contener la maleta de Carmen, y el Paco se miró al franchuten con otras perspectivas también (-se bajó del autobús). Atendamos a la disposición en el autobús: delante, “los guapos”,..., detrás, Garibaldi, Serrano y sus secuaces (-a dos asientos de los nuestros); Luis se sentaba conmigo (-le daba igual, estar sentado al lado del pasillo); en la parte izquierda, y en la misma línea,...., Juan (-bajo sus piernas el Botijo) y Alfredo; detrás de ellos..., Menéndez y Castro. Fuimos por la autopista Ventimiglia (-siempre fuimos por peaje) bordeando el resto de la Costa Azul (-extraordinaria vista panorámica, olía a anís y a hierba húmeda, un sol dorado, un mar cristalino y brillante, buena música dentro del autobús..., Joan Manuel Serrat...). Mediada la mañana, atravesamos la frontera italiana (-sólo exigieron la carta verde). Mediada también la tarde, llegamos a un Hotel-Ristorante, a 15 kms. de Milán, donde nos sirvieron un primer plato de espagheti, y un segundo de pollo (-Villanueva advirtió chistosamente una Iª fase de pollo, por todo lo ancho y largo del trayecto, y Ares bromeó una 2ª fase de macarrones a medida que nos adentrásemos en Italia). El ambiente cordial y saludable entre los camareros, hacía creer que aquello era un precioso negocio familiar “a la maniera siciliana”); después de comer, en la sobremesa, hubo un problema tonto; sesenta de los que eramos tenían que quedarse a dormir en aquel hotel (-se ofrecieron unos treinta o cuarenta voluntarios); nos parecía aquel lugar algo horroroso, lleno de moscas (-había en la puerta, por la noche, un aparato que electrocutaba multitud de pequeños bichos, cuyos restos caían sobre las cabezas de los que querían entrar o salir del hall de recepción), y además las habitaciones se encontraban a 15 kms., de lo que pudiera ser Milán (donde se encontraban los otros dos hoteles). El Paco subió a nuestro autobús, y nos habló muy seriamente (-nos calificó de piratas y de ser la oveja negra que descomponía la buena marcha y actitud del grupo expedicionario); obligó a unos doce de nuestro autobús a quedarse a dormir en aquel Mosquero (-Zubía, Antón, Fuster...,(?),...); mientras dejaban sus maletas en aquel lugar pantanoso, Andresito Bosé (-el Guapo), los vitoreaba desde su ventanuco: ¡Vivan los “valientes”! (-empezaron a oirse muchos aplausos de la parte delantera, sobretodo cuando obligaron a la docena de valientes a cambiarse de autobús, en vistas de que ibamos todos a Milán, a ver pasar la tarde-noche allí, y en el regreso, los autocares se dividirían al tomar sus respectivos hoteles).

Como todo hay que decirlo, decir..., que en llegando a esta ciudad olía a abrevadero. Ya dentro, el tráfico y la disposición de las calles, era algo descomunal; no obstante, se sucedió algo que tenía mucha gracia: “La Operación Ogro”<<>> se ponía su “casco integral” (-un gorro azul, con florecitas, (?), un gorro de baño de señora y unas gafas oscuras (-que le hacían parecerse a una cigarra tomando un baño, o a un mafioso terrorista en su bólido de carreras),..., y el resto de los presentes (-la inmensa mayoría) golpeaban las ventanas, llamando la atención sobre la población, a la que se la obligaba a fijar sus miradas sobre una cortina (-tras la cual se ocultaba..., el títere de la farsa!).-¡La juerga que se armó!,¡para morirse allí!: a un viejo, a poco le entra un ataque cardíaco; una chica, pasmada de asombro, tropezó con otra que venía con su perro, y ésta, de la risa que le entró, a poco se cae en una zanja que estaba en obras). El Rojo puso fin a aquella “Operación Ogro”, cuando le quitó a <<>> (-no, sin antes emplear maña y fuerza) el “casco integral” (-amenazando que no lo volvería a ver hasta el último día de viaje, ya en Madrid).

El Paco, se alojó en hotel Ritter (-de primera o segunda categoría) que se hallaba junto a la Plazza del Duomo,..., y a nosotros, los menos adictos a su voluntad, nos mandó a un horroroso Picadilly (-cerca de las vías del tren), donde el cuarto de baño público, estaba inundado, y la tapa del bater, llena de orina,..., que más que un hostal, parecía un burdel en ruinas; al abrir las ventanas, veíanse, calles sucias, ruidosas, faltas de oxígeno..., mejor no abrirlas! A unos cuarenta minutos andando, del hotel Picadilly, estaba la Plaza del Duomo.

En la Plaza del Duomo,..., postales, botes de Coca-Cola, helados; oyendo música en la Galería de Victor Manuel II, tuvimos que apartarnos de la cantidad de maricas que habían allí (-contóse(?) que asaltaron a Cervera cuando estaba solo). En el empedrado de la Plaza, empezó a lloviznar, y más tarde a llover fuertemente. Cenamos, otra vez en el Mosquero a 15 kms, de la ciudad; (-al ser libre la asistencia a la misma, un centenar prefirió quedarse, y cenar por su cuenta en Milán). En la recepción del Hotel-Ristorante, valió la pena oír decir al Paco que “el día que los hispanoamericanos lleguen aquí, todas las cosas se escribirán en español, y aún por encima del propio italiano”; allí también cambiamos dinero en la persona de Luis (-tan bien nos fue, que nos estafaron, o Luis perdió ciertos billetes, que no quiso aclarar el suceso, la providencia o el destino). De nuevo, otra vez en la Plaza del Duomo, hasta las dos en que debíamos estar de regreso en el hotel; sobre la una de la madrugada, se cerraron todas las tiendas y terrazas donde servían bebidas; los corredores de la Galería de Victor Manuel II, quedaron abandonados a la soledad y silencio más absoluto; el último en desaparecer fue un hombre gordo, con pantalones cortos, y con extraños cachivaches de diferentes colores que, agitado uno al aire, gemía una especie de silbido musical, triste y melancólico (-parecía un burdo bárbaro germano, intentando vender su azagaya). Decir, que previamente a todo esto, (-mientras corríamos para resguardecernos de la lluvia), mi reloj salió desprendido por los aires, no pudiendo volverlo a abrochar, las manecillas y el cuadro del calendario se desprendieron, en el interior del mismo (-pero continuaba funcionado todavía).

Sensatamente, unos carabinieri (-en tono risueño) nos dijeron: “¡Qué hacéis, que no estáis ya en la cama!” Seguimos su consejo, y así nos lo propusimos..., pero,..., sucedieron muchas cosas: nos perdimos (-a medias), hasta que divisamos las murallas del “Castello de los Sforza”; llovía a cántaros y estábamos empapados (miramos a los “guapos” regresando en taxi, con el mismo desprecio con que observáramos anteriormente, a un gran número de cucarachas infiltrándose por todas y cada una de las columnas de la Piazza Duomo); cuando estaba corriendo (-compitiendo con Juan) tuve una caída tonta; me vi deslizándome por el suelo, unos tres metros y medio, raspándome los pantalones y mojando las postales de Juan (-dentro de la gorra de Luis, que yo llevaba puesta); al poco de esto fue, nuestro topar con putas sin bragas, ni sostenes, que bajo un paraguas, sonrientes, aguardaban a aquellos coches que se detenían a preguntarlas sus condiciones y precio (-yo me enfadé con Castro y con Luis por acercarse a ellas a preguntarlas, que cuál era su precio)(-Pensar que cuando estábamos sentados en la Piazza Duomo, estuvimos riéndonos de dos sospechosos mariposones, que se nos colocaron al lado, y que sin embargo, uno de estos señores tuvo la atención de recoger del suelo, y de entregarnos un billete de 20.000 liras, que se escapó del bolsillo de Juan, cuando ya nos alejábamos corriendo); por último, y ya cerca del hotel, en un cruce, cercano a un puente (-un puente odioso, bajo el cual había un gran número de vías de tren, y que a ambos lados tenía vallas metálicas, en las que podía leerse:”no tocar (-ni asomarse), peligro de muerte” (?)...,...), las calles estaban desiertas,..., cuando un coche (-un mini morris verde), intentando arrollar a Alfredo (-a poco estuvo), frenó en seco junto a nuestra acera, y sus ocupantes burlábanse de nosotros (-estarían bebidos, me pareció que la juventud de Milano, era más francesa que italiana) Milán, se aleja,..., ¡de ser turística! (¡vaya bodrio!).

Aquella noche dormimos seis horas. Al acostarnos, llegué a pensar que Europa entera estaba degradada...(-y que España debía de gustarme más)=(-¿ojalá seamos esa reserva espiritual de la que hablaba Unamuno!)!!!.


Día 3 de julio: MILAN-COMO-LECCO-VERONA-VENECIA

Hay que reconocer que en el desayuno de Milán, me sirvieron un café tan rico y espumoso, que hubiera valido la pena, haber pedido otro.

Cuando llegamos a Como, en un semáforo, nuestro autobús 3 se perdió (-al no esperarnos los otros); así que mientras el I y 2, se dirigían a Lecco por el camino más corto, nosotros cogimos la ruta más larga, bordeando las 2/3 partes de lago Como; (-aspecto encantador y misterioso, abrigado tenuamente por una neblina); para Gaby todo fueron curvas y problemas; las gentes de aquellos pueblos, a mí me parecieron, más germánicas que italianas; llegamos a Lecho, con una hora y quince minutos de retraso (-muertos de hambre tras la aventura); la gente de los otros dos autobuses, se dedicó toda la mañana a bañarse en las fresquitas aguas del lago Lecco (-y a esperarnos); comimos en un comedor-terraza frente al lago (-excelente panorámica)-(-las bandejas-contenedoras de la comida, las traían cruzando la carretera, desde un caserón-horno-cocina interior); en la mesa el P. Rojo me devolvió el gorro de baño, y se sentó a mi lado (-es un buen hombre); el Paco, cuyo principal papel, ha sido, en todo momento, el de la observación (-así como el de callar y actuar), llamó la atención a Carmen y a los guapos en general, por apropiarse de las flores de los jarroncitos de las mesas, (-poniéndoselas en las orejas); no sólo no le hicieron caso, sino que se pusieron a trotar ante la música que pusieron unos camareros (-trompetas que marcaban armoniosa y triunfalmente la marcha de la caballería austríaca)-(-o de los lanzeros de Napoleón).

Verona (-patria de Romeo y Julieta), me devolvió mis nostálgicos recuerdos de cuando era un adolescente, decir que en llegando, olía a leña ardiendo; no obstante, apenas sí prestamos la merecida atención al valor histórico, artístico,..., de Verona, siempre romántica y melancólica; desde el circo romano (-La Arena=por la noche se daban en su interior representaciones teatrales) hasta el balcón de Julieta, seguía una animada calle peatonal donde concurrían toda clase de turistas, y numerosas tiendas (-donde se podía comprar con la tarjeta bancaria comercial); el ambiente era sano y bueno; (-las veronesas, encantadoras, tenían todas cara de estar enamoradas); ¡bueno!..., sucedió algo muy gracioso: -Collados, y su hermana Chusa, Barbero y su novia, Carrera y Luz Divina,...(?),...se detuvieron un momento ante unos cuadros que exponía en venta una señora (-con pinta de ser francesa); ésta empezó a medio gruñir, diciéndoles que puesto que no compraban, se fueran de paseo, y se apartaran de allí; al hacerla caso, y apartarse, debidamente como ella quería, un chucho que por allí venía, levantó una pata y se meó en uno de sus preciosos cuadros (-¡¡la juerga que se armó!!); otro aspecto, fue cuando en el patio del balcón de Giuletta, el Soriano quiso hacerle al Ballesta una foto junto a la estatua de ésta en bronce, y éste empezó a bajarse los pantalones ante el asombro de dos inglesas (-que se decían:”¿pero qué va a hacer ese hombre?”): Sanz me vino preguntando que dónde estaba el balcón y la tumba de Giuliett; (-quise engañarle, y meterle dentro de un patio donde había un pozo, pero se dio cuenta a tiempo); Menéndez y yo, respectivamente, nos tomamos un bollo y una birra (-los precios nos parecieron más baratos). Verona me despertó en mí, a interesarme por Italia (-convencido de que en ella, germánicos e itálicos, encontrarían paz y libertad). Se me ocurren unos versos:

“Bien podría ser Verona,
de Venecia,
hermosa hermana
(-pequeña y encantadora)
humilde y casera,
con su circo:
La Arena”.

En las hojas del intinerario ponía: “pasaremos por Padua (-ciudad del “Santo Casamentero”: Antonio), y decir, que por “pasar”, “pasamos a fondo” de verlo (-órdenes del mando superior). Bajo una potente tormenta descargando sobre nuestras cabezas,..., llegamos a Mongliano Véneto (-un pueblo, a pocos kmtos. De Venecia); en la confusión creada, (-se fue la luz en los hoteles y tuvimos que cenar a velas), con todas las maletas impidiendo el paso en el hall de entrada; cuando luego el Soriano y su grupo se marcharon andando, a su hotel, que estaba a menos de 50 mtos., salieron a su paso unos “incontrolados” y dudosos “maquis”, que agarraron del cuello a un tal Jiménez (?), queriéndoselo llevar a la fuerza (-con las maletas inclusive..., pero no lo lograron..., dándose a la fuga en un coche) a pesar de los truenos y relámpagos, logró sentarme bien la sopa de verduras; cuando amainó la tormenta, me puse una gabardina, y nos fuimos a dar un paseo por aquel pueblo tan solitario (-para evitar sorpresas fuimos en plan “mogollón”, con los Cuatreros, las Charlie, Mauriño, Celestino...); estuvimos en un bar tomando birra (-eran las 12´30 de la noche, y aquel local, que estaba repleto de copas y trofeos, no acababa de cerrar).

La jornada concluyó tranquila; dormimos unas siete horas, y yo acabé de leer el último capítulo de “Yo, Claudio” (-Robert Graves); a pesar de no ser mío el libro, se lo dejé a Cordero, que tenía interés en leerlo.


Día 4 de julio: VENECIA- VENECIA

La tormenta de la noche anterior, despejó el cielo por completo; amanecía un sol radiante, y el suelo, el cielo, la atmósfera, el ambiente,..., todo preparaba la impresionante y forzada visita a Venecia, ciudad apartada, romántica, encantadora, con sus turistas, sus canales, y parte del exotismo del mundo oriental. Un tramo de tierra recién construido (-principios del siglo XX), comunicaba la ciudad de las lagunas con el continente a través de una carretera y el espacio del ferrocarril; en la plaza de Roma, los autobuses abrían las puertas a sus contenidos, y retirábanse luego, fuera de aquel tranquilo lugar; Paloma, el Rojo y parte del Consejo de los Seis, fue abriéndose paso a través de calles, confiadas, callejuelas y paseos en calma, entre las que pendían ropa recién lavada, y tiestos en flor; el puente de Rialto, sobre el Gran Canal (-en forma de “2”, complicado y extrañamente viviente, con vaporettos por aquí, vaporettos por allá, gondoleros de espíritu profundo y libre, y aquellas casas, que parecía milagrosamente flotar...y que sus difuntos te miraban desde sus cristales, y aquellas aguas, que según un decreto del siglo XIV, eran los “santos muros partriae” del Imperio Veneciano...,) nos encaminaba a uno de los más bellos rincones del mundo..., la Plaza de San Marcos. En este lugar se consume toda la distinción de Venecia: palomas de bienvenida (-alimentadas con maíz, dos veces al día, por la Comuna)-(-Paloma me hizo hacerla una foto junto a ellas), ábrensen paseos de calma, ya bien avenidos; venecianas encantadoras e italianas, doradas,..., jóvenes que se desarrollan,..., bellezas diacrenias-docrénicas. La basílica de San Marcos, patrón de la ciudad, (-dícese guarda sus reliquias), sus puertas románicas nos acogieron (-Paloma, el Rojo y yo, entonces),..., las mismas puertas que en el pasado se abrieron a Imperios suplicantes, barones de Cruzada, duces famosos, ilustres capitanes, vencedores y conquistadores,..., forzudos y moribundos...(-gentes con orgullo y arrogancia); en un principio, capilla del palacio ducal;..., en la historia quiso ser catedral, pero no pudo; hoy, pagando 400 liras pro-restauración de la misma, se puede contemplar apoyándose en la balaustrada de arriba, junto a un caballo de bronce de Lisipo del Hipódromo de Bizancio (?) (-son cuatro los caballos que deben figurar (-los mismos que Napoleón se llevó, y que luego “devolvió”), y a través de tres mástiles rojos (que tiene enfrente)(-de bronce, en el pasado ondeaban los magníficos estandartes de seda, símbolos del poder veneciano), el lugar, y hasta saludar a Juan, Alfredo, Luis y Castro,..., subidos en la torre de los moros, (-o del reloj, con una terracita semicircular, con dos puertecitas por las que en tiempos de la Ascensión, al tañir la hora con sus martillos los moros (-de negro bronce) de la campana, en la azotea..., entran y salen los Reyes Magos, precedidos por un ángel, haciendo previamente, una reverencia a la Virgen, en el centro de la terracita, sobre la que descansa el León Alado de San Marcos...), junto a la basílica; en ésta, donde me encontraba, en su interior, el interior de la basílica presentaba columnas de mármol raro, bajorrelieves escu(l)pidos (?), estatuas de piedra, de pórfido y de bodrio(?); piedras hundidas y levantadas a su vez por la humedad (-y es que Venecia se va al carajo). CONCLUSIÓN: Belleza en los mosaicos, brillo dorado en sus interiores, grandes mármoles, y a su vez raros..., una maravilla (-todo el orientalismo de Bizancio).

Paloma (-cuando el Rojo, Rojo el Terrible, empezaba a repartir el aburrimiento por doquier), haciéndose la despistada se perdió entre la multitud que entraba por la puerta,..., pasos que seguí yo (-por distinto camino), arropándome a los peregrinos que taponaban las escaleras,..., con la consiguiente confusión que abrumó al Padre (-padre-)-(-si ella le aguantó 7000 segundos desde la Plaza de Roma, me hago a la cuenta que los míos fueron unos 7200). Aquella ciudad era un asilo de libertad (-a pesar de andar el Paco por ahí). El más bello paseo veneciano, lo constituye el Muelle de “RIVA DEGLI SCHIAVONI” (-donde retenían a los esclavos antes de venderlos)-(-y donde Luengo y “Pepe Botella”, se compraban, sin prisas, dos hermosos sombreros de gondoleros); quise comprarme una gorra de marino; muy barata se preciaba, con la insignia en la frente del capitán de abordo (-blanca y azul marino); la mayoría de la gente se detenía en unas escalinatas, para contemplar en lo alto del canal que daba al mar(?), el Puente de los Suspiros (-que comunicaba el Palacio Ducal con las Antiguas Prisiones, y por el que pasaban los detenidos para comparecer ante los tribunales; consta de unos ventanucos con hendiduras, por los que echaban un último vistazo a la laguna, suspirando la libertad perdida). Tras mucho andar, en una fuente, bajo la sombra de unos árboles, volví a reunirme con Luis y Menéndez, quienes no paraban de hacer fotografías (-y no digamos el P. Soriano en aquel día). Juntos, fuimos regresando, pululando por uno de tantos caminos que llevan a la Plaza de Roma; cerca del puente de Rialto estaba el mercado, donde la fruta estaba barata (-si en Rialto el kilo de melocotones iba a I.000 liras/kg., en Lido iba a 1.800 liras, y donde lo que más se vendía era el pescado, el dichoso pollo,..., y oca cebadas (?); allí se las veían en su t cruz, en su trabajo..., joyeros, cordeleros, pañeros, bordadoras, carniceros..., viviendo en eterna gratitud con su Comuna (?). La verdad es que todo paseo por Venecia acuatiza a uno: Ora pisas la tierra, ora piensas que las piedras flotan. En el Gran Canal, gondoleros cargan y descargan mercancías..., se me ocurren “escurren” unas preguntas de niño:

- ¿De qué agua beben ustedes?
- ¿Y dónde echan la basura?
- ¿Y dónde entierran a sus muertos?
- ¿Son húmedas sus casas, sus casas..., sus camas doradas y las camas húmedas?(((?))).

Venecia es toda una ciudad de “pescadores” transportistas. ¡Nos desposamos contigo, oh, Venecia, en señal de perpetua admiración!

Última observación antes del almuerzo: OBSERVACIÓN=EL SOL APRIETA, CALIENTE; Y CONTENTO. TEMPERATURA EMOCIONAL: OPTIMA. AMOR EXCELENTE. PALOMA <<>>. (-Telegrama de 17 palabras; precio 18 ptas).

Después de comer en el Hostal de Mongliano Véneto, cogimos los trajes de baño, y los autobuses I, 2 y 3 volvieron a dejarnos en Venecia (-Huerta llegaba a los postres, con su maleta en un taxi desde el aeropuerto de Mestre, reincorporándose a nuestra “expedición”, tras acabar de realizar en Madrid las pruebas de ingreso en la Academia Militar)(-¡tan difíciles y tan <<>>!)

Desde la Plaza de Roma, el Consejo de los Seis subióse a bordo del primer vaporreto que salía dirección Lido, y más concretamente se situó en la terracita de la parte trasera, junto a dos italianas y a un señor no menos simpático; (-y en verdad que soñaba, y volvía a ser yo mismo; entusiasta por el que lucha a brazo partido, día y noche por ser él mismo, y ahora, agarrándote fuertemente..., encuentras lo perdido, aquí)-(-¡Qué dichosos son los venecianos por haber podido concertar semejante paz en sus vidas!) ¿Cuáles son los cimientos de Venecia?: Miles y miles de pilotes-estacas atraviesan fango, hundiéndose luego en tierra firme; consolidando así las casas de piedra, en las que estas gentes han depositado toda su confianza, a su sistema.

La isla Lido era otro aspecto y otro ambiente; Beneitto, Pepón, Revilla, Ossinger, Pozo,.(¿?),., alquilaron bicicletas de tres asientos (-parecían escaparse de los dibujos animados, exactamente de los del Parque aquél, donde conjugaban los osos Yogui y Bubú...); las playas, tanto privadas como estatales, eran todas accesibles (-por aquel “no decir nada a nadie”); el agua verdosa alternaba con la arena descolorida; las pocas y disminuidas olas que llegaban, brillantes, en perpetua renovación con la sal, propicias para curar nuestros males,..., picaduras de mosquitos y heridas diversas de cortantes latas de Coca-Cola y demás; tenías que andar bastante hasta que te cubriera más allá de la cintura (-debido al fango depositado por los ríos alpinos, en estas playas). Por otra parte la marea del Mar Adriático tiene una mayor amplitud que la del Mediterráneo; sobre las siete y media quedó la playa desierta y nos quedamos solos, jugando un partido de futbol contra unos siete venecianos, mayores que nosotros, en unos pocos años; Sierra, Menéndez,.(?)., se ofrecieron a formar equipo con ellos; Castro era nuestro portero y como delantera: el Ballesta, Alguacil, Luis;..., Mesonero,..., y yo mismo...,..., perdiendo en un principio logramos ganar al final:?¿cansancio o aburrimiento?; sobre las ocho y media nos dimos nuestro último baño, recogimos las cosas (-en el Hostal nos habían dado la cena-“merienda” metida dentro de una bolsa (-de color violeta),), y lentamente fuimos regresando al embarcadero; Muñoz, Álvarez, el P. Rojo y el P. Soriano...(con la transición en el cole pusieron autoservicio y los curas agustinos siempre iban de paisano, ya sin sotana de fraile y cinturón negros para pegarnos como hacían en la infancia), se detuvieron en un bar-terraza a jugar a las cartas (-un póquer de chapas y palillos recogidos del suelo)-(-menudo amuermamiento); el Consejo de los Seis se adentró en unos recreativos, donde la juventud (-adinerada)-(así como las máquinas de marcianitos y demás extraterrestres volantes), y toda clase de temerarios mecanismos, hacían de aquél, un lugar animado, en el que a Castro le dio por tirar a los patos (-luego llegó el Rojo confiado en su buena caza (-apenas sí acertó uno, espantando al resto-), y pagó el pato el encargado, porque en el inicio, nada más empezar, atascó la diversión con su “monedarium” defectuoso.

Sobre las nueve y media, aparecimos por la Plaza de San Marcos; allí, en no se sabe dónde, había quedado Juan con las damas del alto coturno: Las Planas, la Prima de la Marquesa...,¡la Aristocracia en pleno.!..Sentados en las escalinatas de la basílica, esperándolas,..., a Castro le dio por gritar en voz alta:

- ¿Hay alguien de Huesca?
A lo que una señora que estaba por detrás contestó:
- ¡Sí, yo soy de Huesca! Bueno, soy de Zaragoza, pero vivimos en Huesca (-y sus hijos estaban con ella).
En esto, Castro, que tenía la cabeza entre las piernas,..., la levanta y contesta al viento:
- ¡Muy bien, señora!

El hecho tuvo su gracia. En la Plaza, gente de paseo, alegre y despreocupada; viejos turistas y jóvenes estudiantes (-a los que no se les permitía reunirse en coro para cantar); tres grupos de músicos con instrumentos sinfónicos y melódicos, iban turnándose a intervalos regulares, a petición de la clientela a tocar el himno de los E.E.U.U. (-que sentó muy mal, sobretodo a los jóvenes ingleses que estaban allí)-(-¡los muy ilusos!). Los “Guapos” aplaudían y a su distinta manera metían bulla; en los Muelles estuvimos cantando sevillanas, confundiéndonos con matrimonios, señoras y señores..., e hijos-hijas mayores..., de estas clase de “familias feliz”, con pinta de ser falsos burócratas, de los que “quieren pero no pueden”, entusiastas de la comodidad..., y molestos por la presencia de españoles que no sean de su región (-no les caímos bien)-(-tal vez porque no nos vieron de mucho dinero), (-porque groserías para con estos andaluces no hubieron).

Venecia, agotada, envejecida, desconocida,..., tocando las doce y media en el reloj (-hora de volver a la Plaza de Roma), el rumor de las olas del muelle, donde las sombras crepusculares del Adriático se adentran en los rincones de la Plaza Marciana,..., la más bella vista de todo el viaje...¿Será verdad que Venecia se hunde?

Antes de subir al autobús, estuvimos bailando una media hora, Taguada, Torrelo y yo (-que veníamos conducidos por el P. Félix), y Huerta, los Cuatreros y las Charlie...(-las cuales se ligaron a los disjockeys) en una recóndita discoteca (-llena de negros) al otro lado del Gran Canal, en Rialto.

El Rojo, en vista del retraso de la gente, ordenó a Gaby que saliera inmediatamente sin esperar a los que faltaban (-algunos de los cuales se encontraban a menos de diez metros de las puertas de acceso), ya que los otros dos autobuses I, 2 habían partido hace rato. Esta es la razón por la que Carranceja tuvo que gritar:

- ¡Pues nos bajamos!

El Rojo mandó detener el autocar.

- ¡El que haya dicho eso, que se baje ahora mismo!

1/3 de los que eramos se bajaron..., 34 de quedaron en Venecia a ver pasar la noche. Cuando regresábamos por la carretera-enlace entre la ciudad de las lagunas y el continente, rodeados por las sombras crepusculares del Adriático, viendo a Esther sola en su asiento, el cabreo del Rojo junto a la cabina del conductor, el vacío del autobús..., y recordando las discusiones familiares de antiguo, empezé a pensar en la suave facilidad de la vida.

En el Hostal-Hotel de Mongliano Véneto, la cosa no fue menos divertida. Serían las dos de la madrugada cuando el Paco se dedicó a la caza de ruidosos. Voy a narrar la escena desde un punto de vista cómico-teatral: (-tal y como sucedió)

ACTO PRIMERO

El telón se levanta.
Luis se va (-dice que va a acostarse con Esther que está sola).
Menéndez y yo le amenazamos con que si se va no vuelve a entrar.
Agarra la llave de la habitación, nos repite en voz muy alta que va a acostarse con Esther, pega un portazo y se va.
Menéndez y yo colocamos las sillas de nuestra habitación a modo de contrafuertes en la puerta.
Vuelve, arremete, logra entrar, golpes y portazos, una colosal y titánica maniobra de toallas, almohadas y alguna que otra colcha.
Termina la pelea. Se cierra el telón.

ACTO SEGUNDO

Ana, Elena y Paloma se encuentran en la habitación de enfrente. Luis llama a su puerta. Les dice que se vengan a nuestra habitación; pretextan estar cansadas. Luis regresa. Empezamos a hablar en voz muy alta que queríamos que viniera Paloma a contarnos un cuento, para poder dormir (-y que cuando viniera y nos preguntase que de qué clase, le gritaríamos:¡¡Verde!!. Y saltaríamos con nuestras sábanas sobre ella. En esto llaman a la puerta: Es Paloma.

- ¡¡Paloma!! (-gritamos todos)
Nos pide fuego. Luis le da fuego (-preparado para cualquier posible emergencia). Se va.
- ¡¡Paloma!! (-se nos oye en todo el pasillo)

ACTO TERCERO

Luis iba a apagar la luz (-había echado el cerrojo). Menéndez y yo ya estábamos casi acostados. Entonces llaman a la puerta.

- ¡¡Paloma!! (-gritamos todos)
Acude a abrir Luis (-no sin antes tirar una silla, correr una mesa que se le interponía, y pegar una patada al marco inferior de la puerta) Abre:

- (-¡¡El PACO!!)
- ¡Vamos!¡Salgan fuera!¡Fuera del hotel!
- Pero padre, ¿adónde nos vamos a dormir?
- ¡¡Estoy hasta los HUEVOS!!¡Vamos!¡Sálganse de inmediato!
- (-¡Cuerno, quisiera que atendiera a mi principal argumento!)
(-Si aquel día el Rojo me pareció el pródigo cura amante de Varlungo, el Paco el cerdo avaro de Calandrino-en el sentido menos ofensivo)

CUARTO ACTO

El Paco Cazurro entra en la habitación de al lado donde estaban Lafita y Ríos (-y que no habían hecho nada)

- ¡Nos vamos!
- ¿Adónde nos vamos, Padre?
- ¡¡Hala a dormir a la pradera!!¡Fuera! Entréguenme sus llaves.

Fin del último acto.

¿Y qué hacer toda una noche en las calles de aquel pueblo, cerrado, desierto, que asemejaba el perfil de una tumba?¿Hacer una visita a los del otro hotel? Incertidumbre. ¿Reunirnos con los 34 de Venecia? Hasta las cinco de la madrugada los raíles de uno y otro lado permanecerán sin moverse, tranquilos. A Lafita se le acabaron las pilas de sus auriculares (-y con ello la música). Y los miembros del Consejo durmieron tumbados en la hierba, por espacio de hora y cuarto, mosquitos y frío; momento en que unos agentes vigilantes especiales del registro de la propiedad-es, nos amenazaron con llamar a la policía, si no despejábamos el jardín del hotel, ya que por otra parte no podían concebir que nos hospedáramos en él.

Sobre las cinco y media llegaron los 34 de Venecia. El Paco tuvo que abrirles las puertas del hotel. Pero nosotros no estábamos allí.


Día 5 de julio: VENECIA-RAVENA-FLORENCIA

Sobre las cuatro y las cuatro y media de la madrugada, empezó a haber visibilidad en las calles del pueblo; sobre las cinco y las cinco y media llegaron los treinta y cuatro de Venecia; en ese momento, nosotros estábamos leyendo la inscripción de una estatua de la libertad (-Italia, ¿venció, perdió,..., o simplemente los aliados la ayudaron a recuperar su libertad (?).,). Bajo el altivo campanario de la iglesia de Mongliano Véneto dos señoras charlaban de sus cosas. Tras un breve paseo, regresamos a nuestro refugio-baluarte..., la sala de espera de la estación de trenes; aparte del encargado de la estación, sólo estábamos nosotros, y una pobre y fingida vieja(?), que se dormía sentada y que parecía darse conl a cabeza en el suelo, sino llega a ser porque cuando se inclinaba demasiado..., Luis empezaba a lanzar un: “¡ahí va!,¡ahí va!!”..., impidiendo que aquella hermosa viejecita (-que debía de haber pasado la Iª y la 2ª Guerra Mundial) se dañase un solo cabello de los que estaban recogidos bajo un pañuelo que llevaba puesto; allí estuvimos dormitando hasta las seis y media; a esa hora abrieron la cafetería de la estación; (-nos tomamos un bollo-madalena casero y un café rico y espumoso); sobre las siete y diez en el reloj, los asientos de madera de la sala de espera, se vieron ocupados por chicas austeras y modestas que, en aquel domingo se iban de excursión (-entre venecianas, milanesas o francesas..., yo me quedo con estas patricias y deshecho a las duquesas y reinas). Luis, dominando el italiano ampliamente (-apoyándose en mi estropiciado diccionario), entabló una penetrante conversación con dos de ellas: Alexandra y Mª Estella (-para pasárselo bien siempre hay dos soluciones: ligar o hacer el gamberro). Cuando ellas entraron, nosotros ya estábamos cantando; con ellas, habíamos pasado a la segunda solución; Alexandra era como una nueva Cleopatra, que se expresase con elegancia, encanto en palabras y gracia en la conversación (era irresistible.(?)) ¡y no digamos de su rubia amiga María <<>>. No obstante, Mª Estella apenas sí hablaba, mostrando más parecer una chica orgullosa o una fiera indiferente; pero en conjunto, habían proporcionado una gracia insuperable al amanecer de aquel día; de la misma manera que Luis quedó prendado por Alexandra, Menéndez y yo nos dimos cuenta de que ella se había enamorado de él (-cuando Luis la preguntó su nombre, ésta contestó golpeándose graciosamente el pecho), ilusamente, las invitamos a que se vinieran con nosotros a Florencia, y Alexandra nos dijo que nos viniéramos con ellas a bañarnos a la playa del Lido (-otra vez, la falta de tiempo!). Cuando vino el tren, corrieron a coger uno de los últimos vagones, apenas sí nos dijeron unas palabras de despedida, pero más que con palabras, mostraron sinceridad en actos; al grito de Luis de:¡Alexandra!, ésta se asomó a despedirse. Nunca más las volveríamos a ver..., y eso era lo triste o lo divertido de aquel viaje; pienso que los jóvenes deberían de viajar bastante más...,; viajar, no para ir de un lugar a otro, sino por el viaje mismo (-¡aunque sólo sea para divertirse!). Bastante despiertos y animados, regresamos al hotel a tomarnos nuestro segundo café, y vimos a aquella pobre vieja que había estado toda la noche durmiendo y paseando en la sala de espera, desaparecer entre las desiertas calles de aquel pueblo(?)-(-no cogía ningún tren, pues?). En el comedor fuimos los primeros en sentarnos (-y los que menos parecíamos sombras de ensueño); el Paco nos preguntó que dónde habíamos pasado la noche, porque cuando llegaron los de Venecia, no nos encontró (-en su mirada parecía darnos carta libre para que en adelante hiciéramos lo que nos viniese en gana). Ya en el autobús, cuando pasaron los efectos del café, nos desplumamos a dormir.

En el bizantino exarcado de Rávena, (-antiquísima ciudad de la Romaña) nos detuvimos por espacio de una hora escasa; pasé a tope de entrar en tal o cual templo de Vital o Apolinar y me dediqué a andar y comprar postales; Rávena nos dio a todos un momento de paz, tranquilidad, ausencia de ruido,..., en aquel lugar todo el mundo iba en bicicleta, y el ayuntamiento mismo había dispuesto lugares varios donde aparcarlas; hacía un esplendoroso y caluroso sol.

Entre Rímini y San Marino, el autobús 3, el nuestro, se perdió, por culpa de los otros que nunca nos esperaban; por fin cuando nos volvimos a reunir, almorzamos hambrientos en un restaurante casero, donde nos sirvieron abundantes y variados platos, pan de hogaza, y múltiples botellas de vino que abríanse constantemente en las mesas; aquello fue..., ¡la bacanal!, ¡la que se armó!...¡yo me bebí unos dos litros de vino, pero comí más de lo que bebí ¡Paloma que estaba sentada a mi lado, sosteniendo entre sus manos mi plato, me dio a sorbos dos cucharaditas del helado que había de postre, y esto me decía en plan de sorna:

- “Abre la boquita..., que mamá, te va a dar, la comidita! Mira la cucharadita..., ¡así me gusta, Jorge!”
(-¡¡a mí, me hubiera gustado darla un muerde!!)

Lo de aquel día fue Alexandra para Luis, Paloma lo fue para mí; si para él fue Cleopatra, Paloma fue para mí Nefertiti (-¡qué desmadre!,¡qué desmadre!)-(-quijotes y dulcineas, amábanse aquella jornada, en el juego de lo platónico)

Bajando curvas, dirección Bolonia.., el autobús 3 tuvo que detenerse; José Luis, Mora, Ana..., 1/3 del autocar, fue obligado a bajarse y a echar la pota entre los arbustos del lugar; Mauriño estampó la pota en su ventana; mientras desnudaban a Cordero (-que no supo vomitar más lejos) y le vestían de nuevo con los pantalones cortos de gimnasia, éste dijo: “¡qué pedo más tonto!”; el Rojo contribuyó arrojando entre matojos y zarzales, bolsas que contenían muy diversos vómitos; en este ambiente de alegría..., muchos lo pasaron muy mal, dentro del autobús habían introducido dos botellas más de vino, así como llenaron de éste el botijo hispánico (-Mario arrojó los cascos por la ventana); todo esto a Gaby le hacía mucha gracia; yo estaba echándome una buena siesta, razón por la que ahora se me ocurre este chiste:

“Viene un camarero y le pregunta a Cordero:

- ¿Qué va a ser?
- Bueno, mire..., tráigame..., almejas a la marinera, trufas, una ensalada para cuatro, unas lonchas de jamón serrano, salazones,...

- Entremeses varios...(-añade Mauriño).
- ¡Váyase a traernos esto, que luego ya le diremos lo qué queremos comer!

El camarero se va; al rato se presenta otro nuevo camarero y aún más despistado que el anterior:
- ¿Qué va a ser?
- ¡Ah!, sí..., bueno, mire..., a mi amigo Celestino que está enfermo (-contesta Mauriño) un par de ocas al baño Mª; yo, yo quiero un pedazo bien pesado de un toro de Perusa...
- ¿Cuánto?
- Cien gramos.
...y nada más gracias.

Al rato llega otro nuevo, y pregunta:
- ¿Eran, para ustedes los dos platos de sopa, de esturión de Ferrara, así, como las lampreas salpicadas de Binasco...?
- incluía a eso mi salchichón de Módena, así como las codornices lombardas y las tostadas...??(-Cordero)
- Sí.
- Pues, no es aquí...Pero, cuando pueda tráiganos los pasteles, la fruta...,¡y más vino!



- ¿Qué va a ser?
- Traiga alcaparras y ensalada para dos, que voy a tocar la batería en relieve (-Palacios)
-,..., limones y cañones de aceitunas y naranjas, las suficientes como para edificar una fortaleza antes de que empiezen a tirarnos migas de pan...
- ¿De qué marca?
- De las que se tiran...


- ¿A quién le entrego la factura?
- Al cazurro aquel de allí.
- ¿Cuál de todos?
- Al que tiene peor mirada.
- No logro distinguir...
- ¿Quiere una ayudita?
- Sí, por favor.
- ¿Quién fue el último dictador de España?
- Pues...No lo sé.
- ¿Quién fue el primer santo patrono de Italia??
- Pues...No lo sé.
- Don Paco...,¡coño!
- Ustedes perdonen...


De Bolonia a Florencia, fuimos surcando los Apeninos (-buenos montes, buena carretera). El hotel Delta de Florencia, estaba en un cruce a las afueras; era de 2ª categoría, tenía aire acondicionado en las habitaciones, una cuerda o cadena de alarma instalada en la ducha (-por si a alguien le sucediera algo cuando estuviera solo), y dos mecanismos de hilo musical junto a las camas; y moqueta por todos los corredores; previamente nos pidieron el D.N.I., antes de darnos la llave de la habitación; luego, en el reparto de llaves, el Rojo se dedicó a dar unas, y el Paco se dedicó a dar otras, contradiciéndose ambos; a nosotros nos dieron dos números de habitación y a otros ninguno. El Paco llegó a decir:

- “¡Ya está el imbécil de Ramiro!”

Tras ducharnos y vestirnos elegantemente (-Calígula(?)-Castro, se vistió con un traje (-de ante(?) de su padre (-parecía un gangster-Alcapone, y nosotros sus guardaespaldas)-(Menéndez me prestó un bonito nicky blanco)-, nos bajamos a la discoteca del hotel (-4.000 liras)-(-incluida la consumición alcohólica); aquello estaba abarrotado de los españoles del grupo; La Mañas, Alicia y Blanca se enrollaron a unos italianos, y se marcharon con ellos por los jardines de la piscina (-al rato se vio a la Mañas llorando(?); la pista estaba abarrotada, así que nos dedicamos a danzar por donde los asientos (-Alguacil y otros gamberros varios); el humo se te metía en los ojos, y la música era estridente; Castro se marchó de allí enseguida, en cuanto que le mancharon su chaqueta con un vaso de ginebra; en la pista, Luis y yo, nos encontramos muchas veces con Paloma...No hubo bailes agarrados (-los disjockeys eran <<>>); sobre la una y media, acabó aquello;.

Luis y Menéndez me dejaron durmiendo en la habitación, y se fueron a la de Juan, a jugar a las cartas (-Mauriño les prestó la baraja y se juntaron allí a jugar, gente de otras habitaciones); aquella noche dormí seis horas.


Día 6 de julio: FLORENCIA-FLORENCIA

En llegando a la Plaza del Duomo de Florencia, parecía como si bajases de las nubes, para admirar, -atónito-, aquella hermosa Catedral de Sta. María de las Flores, el Bautisterio (-edificio más antiguo de Florencia, donde Dante fue bautizado) y el Campanario de Giotto (-de 82 mtos. de altura, y adornado con bajorrelieves únicos en toda Italia); preciosos mármoles blancos, rosas, verdes...,;., rigor en la composición geométrica; ya de momento, y de primeras, quisieras saberlo todo (-y no lo que pasó el año pasado, cuando una mujer se suicidó, al arrojarse con su perro, desde una azotea de los edificios de la plaza,..., con lo que, ¿quién iba a tener ganas de ver la riqueza y la belleza de aquella buena ciudad, tras contemplar los sesos de aquella mujer,..., resbalando por el poste de un semáforo?

Las calles estaban muy entretenidas (-peatonales y no peatonales); tiendas donde abastecerse de las primeras necesidades del viaje: tabaco, bebidas, comida, postales, sellos, (-cambiar dinero) y otras, como, regalos, recuerdos y medicamentos (?); aquella ciudad tenía un ambiente con clásico matiz español (-en la forma de andar y de comportarse sus habitantes)(-diríase que andábamos por las calles de Pamplona o de Salamanca). En un tenducho me compré unas gafas de sol (-585 pts.=7.000 liras)-(-todo el mundo, anduvo ese día comprándose gafas de sol, preferentemente, las de tipo espejo..., Blanco,.(?).., Mauriño, Celestino,...); Menéndez, Luis y yo..., tuvimos que pasarnos por la oficina de correos, porque en ningún estanco me vendían sellos aquel día (-y tenía que tirar las postales que había escrito en Venecia). El mejor helado italiano que he probado en mi vida, (-de avellana), y en esta buena ciudad ha sido. En la Piazza de la Signoría, (-había un poco de mierda seca en el empedrado, debido a que allí se estacionaban los carruajes típicos, que dan un paseo a los visitantes por la romántica y encantadora ciudad); caballos y palomas se distinguían allí; en una tienda de recuerdos y anticuarios, había una armadura medieval (-tipo torneo, pero que tenía concebido un extraño canuto en expiral que sobresalía en forma de grifo, del regazo (-partes bajas),..., ¿qué sería aquello?; por allí se perdían en explicaciones tontas (-cursis y pedantes), varias profesoras extremeñas, rodeadas de un colegio de muchachas, muy sumisas, por cierto. ¡Vamos a ver!..., habían estatuas (-y copias), en mármol (-de Carrara o del Pentélico) y en bronce(?) de..., la ecuestre de Cosimo I de Médici, el David, Hércules y Baco, Judith y Holofernes, Menelao, Neptuno, Perseo y la Medusa,..., el Rapto de las Sabinas;... En Florencia parece que todos los días del siglo, se lo pasan restaurando; uno de los puentes sobre el río Arno, convertido en peatonal, albergaba todo de casetas medievales y tiendas, donde un número considerado de extranjeros contemplaba las aguas del río (-por la noche se tumban allí en sacos de dormir). Verdaderamente, “Florentia” ha sido patria y escuela de los mejores maestros del Renacimiento (-durante más de seis años, en el siglo XIX, fue la capital de Italia...,estuvo destinada a “florecer”.., pero,..., ¿qué nueva peste vendrá, que acabe por marchitar el cáliz de estas sombras(?)(Como cuando llegue el día, en que Venecia se hunda?).

Ya en el Palazzo Pitti, nos topamos con una chica rubia, alta, con un niky verde a rayas, que iba con dos o tres amigas (-nada más, que saludarla con un: ¡qué desmadre, qué desmadre!, que yo siempre dedicaba a Palmuba). Aquel palacio, el más monumental de toda Florencia (-que tenía escaleras y escaleras por un tubo)..., eran sus jardines (-jardín de Boboli) propicios para una romántica pareja de enamorados; había un anfiteatro, en cuyo centro estaba, era una enorme bañera (-que no era sino la “Fuente Alcachofa”), y al lado, un obelisco egipcio,..., punto céntrico de toda la configuración. (-Menéndez se compró una copia en cartón, de “La Creación del Hombre”, para reproducirla, él, luego, en acuarelas, poner un marco y ambientar su cuarto un poco “a la maniera Sixtina”).

Ya en el hotel (-que parecía un refugio antiaéreo), me alegró saber que los señores y señoras de la limpieza, estaban en huelga, (-con lo que pudimos dedicarnos a poner nuestras cosas por donde quisiéramos,..., regalos, postales, calcetines, toallas, peines, suéteres,..., un auténtico “campus” de revolución; nunca tuve tan buen apetito como en aquel día; la comida me sentó sustanciosa y fenomenal; en el tiempo de sobremesa que nos dieron, hasta que los autobuses nos llevaran de nuevo a Florencia, me dediqué a lavarme la ropa, camisas y mudas. Pude ver en el piso de abajo a Ana y Paloma haciendo lo mismo.

Aquella tarde, el Consejo de los Seis se dividió en opiniones; Luis y Castro prefirieron quedarse en la piscina del hotel tomando el sol y bañándose, (-pero quedamos con ellos, para cenar en Florencia); Alfredo se adjuntó al grupo animado de los Cuatreros (-Ballesteros, Carlos, Carrascosa y Torrelo..., quienes llevaban por su haber, todas las noches sin dormir, derroches de dinero en comer y beber..., así como otras brutalidades-) varias). Yo no creo en las casualidades, pero sí se dan. Cuando Juan estaba comprando, para su madre, dos pañuelos de seda (-y nos preguntaba a Menéndez y a mí, sobre si era más bonito el rojo, o el azul,..., el amarillo...), se nos apareció otra vez aquella chica rubia, alta, con un niky verde a rayas y que iba con dos amigas (-una horrosa,<<>>); cruzaron la calle y se vinieron hacia nuestra tienda, parándose al lado a contemplar las aguas del río Arno; las seguimos (-ellas nos siguieron primero); y en este paseo persecutorio, nos metimos en un patio-calle-mercado, donde muchos jóvenes se ganaban las perras, haciendo retratos y caricaturas (-así como vendiendo bolsos y otros especímenes)

- ¡Vaya mofletón!¡Qué mal dibuja! (-me dice Juan)
- Es una caricatura, tonto! (-le contesto)

En la Plaza de la Signoría se sentaron ellas; y nosotros detrás; y allí, indecisos, (-bajo el poder influenciador de los cojones de la estatua en mármol de El David); como veíamos que nos contestaban con evasivas (-se hacían las suecas; eso sí, nos sonreían y nos miraban alegres), por el sentido del humor y de la ironía, nos fuimos (-Beneitto y Pepón tomaron nota de nuestros movimientos). A Ibáñez nos lo encontramos saliendo de ver el Palazzo Pitti (-que acababan de cerrar); llevaba un mapa (-y unas ideas conflictivas en su cabeza), y nos metió por callejas desconocidas; compramos latas de cerveza y nos sentamos en un parque, donde había unos italianos dialogando y manoseando a una chica, amiga de ellos, sentada en una bicicleta (-que estaba buenísima, ¡menuda cintura!)

- ¡Qué macarras! (-se le ocurrió decir a Juan o a Menéndez) (-a lo que Ibáñez contestó):

“- Vosotros sois los macarras; tenéis una pinta de macarras, que ellos no tienen!!”. (-???...??????????)

Juan se sintió molesto por la presencia de Ibáñez; así, que nos separamos y distanciamos un poco entre nosotros. (-Nadie está seguro de su personalidad, hasta que no se ha enfrentado en un diálogo)-(cuesta tanto introducirse, como salir de él)-(-y en el enfrentamiento, la razón, el sentido del humor y de la ironía, lo pueden todo..., hay que saber jugar las cartas,..., la indignación no es ningún sentimiento de vencedor)-(?). A solas, Ibáñez me pidió consejo sobre Paloma (-más bien, quería saber qué pensaba o intuía yo). Le dije que Paloma conocía a los chicos, como una abeja detecta un campo de flores,..., quiere meterse por aquí y por allá,..., pero que hay algo que no le gusta nada.., ni los tipos serios como Ibáñez (-que ofrecen su miel condicionada), ni el aburrido apicultor que pueda objetualizarla (Cervera, quizás (?)..., ni a los néctares revoltosos como Blanco, que se creen que el amor es una especie de sapo o lagarto, que puede vivir del aire (-y aún no le dije todo lo que pensaba, porque no sabía más).

Juan se marchó a cenar al hotel con el resto de la gente, en los autobuses I, 2, y 3, que estaban puntualmente esperando en la Plaza Duomo; Luis y Castro, a la inversa, vinieron con la furgoneta privada del hotel, a Firenze, sobre las seis y media de la tarde; nos metimos en una frutería a comprar varias latas de birra; allí estuvimos hablando con un profesor-catedrático de Bayona (Francia), quien veraneaba en San Sebastián; supo que acabábamos de aprobar la selectividad, y nos preguntó que, qué ibamos a estudiar entonces; nos aconsejo que si queríamos triunfar, teníamos que hacer como los norteamericanos..., trabajar y estudiar a la vez (el psicólogo del cole decía que esto era imposible). Cruzamos a la otra ribera del Arno, nos paseamos junto al río, y llegamos al Puente de Sta. Trínita; este puente tiene historia: En la noche del 4 de agosto de 1944, ante la presencia de los aliados, fue destruido por los alemanes (-que lo minaron); más tarde fue reconstruido (-empleando parte de los despojos) fielmente “como era y donde estaba”; bajo este puente, un hombre, calzado con botas de pescar, empleando el látigo, se despedía así del atardecer; desde arriba le quisimos ayudar, diciéndole que lanzase a la izquierda, mas se alejó hacia la derecha (-le llegamos a avisar hasta tirando piedrecitas y todo); bajo este cielo estrellado y sobre estos sólidos pilones que unen las dos riberas..,..., Florencia..., el Cisne Dorado, el Cisne Marchito de Italia,..., y sus bellas y hermosas mujeres, que Bocaccio (-en su libro “Decamerón”), se atrevió a llamar..., “atrevidas ocas con carácter de ocultos y rosados claveles sin espinas”. Ante la tranquilidad de aquellas aguas (-que parecían limpiar y renovar las ánimas más oscuras), escuchamos atenta y agradablemente, hablar a Castro de su tierra, León, (-causa de que a Castro nadie le pueda avasallar) y de cuando caza y pesca, ayudado e instruido por su padre, en las vacaciones. Mirando a las aguas azules del Arno, empezé a pensar un poco en Paloma.

La cena se redujo para todos, a una pizza, una empanadilla y varias jarras de cerveza. Mientras ibamos a degustarla..., otra vez..., la chica alta, rubia, con un niky a rayas verdes; salí corriendo a su encuentro, la grité (-¡Eeeh!)..., se dio la vuelta, se rio..., y se perdió con sus amigas por entre la oscuridad de la Plaza Duomo (-las casualidades sí se dan). Sobre las diez y diez minutos, nos vino a recoger en la Plaza Strozzi, la camioneta privada del hotel; allí, esperando, nos encontramos..., Rosendo y sus amigos, Villanueva y su novia, Tejerina y su novia, Trillo y su novia Virginia, (-nada hay mejor que ser joven, y estar enamorado, y en Florencia y en julio), Beneittto con sus barbotas, Pepón y otros; Menéndez, Castro, Luis y yo...; el conductor era un deportista nato del volante; un tipo cachondo y loco que apretaba bien el acelerador, y que empezaba a gritar a todo el que le adelantaba; la novia de Tejerina (-al ser mayor número de los que cabían en aquella camioneta), iba apretujada conmigo de tal manera, que Tejerina pensó, molesto, que la estaba metiendo mano o aprovechándome de las circunstancias..., de tal manera, que hacía esforzados movimientos dentro del furgón, por atraerla hacia así (-era una monada). Al final del trayecto el conductor pidió la voluntad (-2.000)-liras); mi voluntad fue pobre (-no le di nada), pero se marchó con las manos llenas de billetes y satisfecho.

Aquella noche dormí tanto (-la que más: siete horas y media)..., como dinero gasté aquel día (-el que más: 14.300 liras).


Día 7 de julio: FLORENCIA-ASIS-ROMA

Menéndez y yo, subíamos las empinadas callejas de Asís, en aquel pueblo tan precioso y tranquilo, otero de la campiña de Perugia (-en ninguna de las basílicas dejaron entrar a Menéndez por llevar pantalones cortos); en nuestra ascensión, sobrepasamos los servicios de junto a la basílica de S. Francesco; (-había que pagar para mear), todo parecía solitario y apacible, aquel era un sitio tan campestre, y tan lleno de monjas y monjes (-sin exagerar)..., que invitaba a la reflexión y a la ascensión a lo más alto, llegando a una fuente, como hacía sol y tenía calor..., me salpiqué y restregué..., manos, cara, cuello y brazos..., mitigando un poco mi sed; delante nuestro iban unos turistas, que perdimos cuando llegamos al Templo de Minerva (-era peligroso entrar en éste porque el techo de la entrada estaba lleno de palomas y palomos que no paraban de cagarse encima de los visitantes); nos volvimos a refrescar en una fuente (-todavía más grande) en el centro de una plaza (-debía de ser la principal); continuamos trepando por aquellas estrechas calles del pueblo, pasando frente a la Catedral de San Rufino (-el 10 de julio es la fiesta de las Rufinas), y cuando nos topamos en lo alto, con unas primitivas murallas romanas, que salían a la campiña por detrás, decidimos bajar las cuestas (-del tipo y tamaño como las de Toledo y Cuenca; no habían bancos, pero sí bastantes locales y casetas donde cambiaban el dinero a la vez, que todo allí estaba dispuesto de tiendas de anticuarios, reliquias y recuerdos varios; veíanse extranjeros, cargando enormes cruces y deformes cazos; un hombre quiso venderme una ballesta por 5.000 liras (-¿para qué quería yo una ballesta?).

Cuando ya llegábamos al lugar donde estaban estacionados los autobuses, se me cayó el D.N.I. del bolsillo trasero izquierdo; al recogerlo me di cuenta de que había perdido 21.000 liras; (-Sierra me avisó tarde, pero se salvó el D.N.I.); subí otra vez las calles arriba; pregunté a los que regresaban; a un guardia de uniforme blanco le dije "que si había visto 21.000 liras tiradas por el suelo"; nada; a su vez Castro encontraba 29.000 liras que acababa de perder también Ibáñez; estoy convencido de que con tantos españoles recorriendo el mismo trayecto que yo, en un pueblo solitario..., alguien debió encontrar los billetes y guardárselos para sí, sin ni siquiera tratar de devolverlos; (-me aconsejaron que preguntase a "las mujeres liberales").

Almorzamos en la vega de aquella campiña en un Ristorante, a dos pasos de la Porciúncula (-el Padre Félix llamaba así a la Basílica Patriarcal de Sta. Mª de los Ángeles); en la comida..., mesa por mesa fui preguntando si alguien había encontrado o visto mi dinero..., nada (-y esto no tiene por qué ver con la suerte); encima, los camareros no traían agua a las mesas; tuve que levantarme a llenar el botijo en el grifo del cuarto de baño (-el corre-ve-y-dile me miró muy mal por mi acción)-(-puso cara de mala leche..., ¡como que él y los curas no pagan las muchas y variadas bebidas que toman!). Sobre las dos y media, hora exacta, se entabló una auténtica lucha, batalla campal, bombardeo de migas de pan contra la mesa de Cordero y Alguacil (un panecillo salió despedido, por una ventana que estaba abierta); las cucharas, utilizadas como catapultas, sirvieron para arrojar sobre los adversarios, lechuga y demás; (-decir que los conductores sí se pagaban sus bebidas).

En la sobremesa, de media hora escasa, el P. Félix y yo, corriendo, nos internamos dentro de los corredores del claustro de la Porciúncula (-aquello valía más que todo lo de arriba)-(-era más interesante); pude ver la primitiva cabaña romántica del santo, (-encima de la cual se había levantado la basílica), el lugar donde dormía, el lugar donde murió, su primera tumba primitiva, un gran número de piedras románicas de bajorrelieve (-y relieve), una estatua del Padre Francisco, sosteniendo en sus manos a dos palomas, y el sagrado espinario... Salimos de allí pitando a coger los autobuses, que ya se marchaban carretera adelante; el autobús 3, fielmente, nos esperó a los dos (-así como al Rojo que se fue a buscar al grupo, de la Mañas y otras mujercitas que se entretuvieron).

Cuando me muera, me gustaría que mi espíritu reposase en un lugar como éste (-donde estoy convencido de que en seis meses, te curas de todo).

En aquellos bosques yo buscaba dos cosas..., alguna que otra calzada romana (-por todas partes se llega a Roma), y ver algún lobo de tantos que hubieron aquí asediando a caminantes y aldeanos. Sobre las seis de la tarde, en pleno sol y calor, llegamos a las murallas de ROMA; nuestro hotel estaba en la otra punta de la ciudad; el conductor Gaby aconsejó bordear aquel monstruo de urbe, e ir más rápido por la autopista circundante, al otro extremo; el corre-ve-y-dile (-que encima no sabía ir) se montó en un taxi, e hizo que los tres autobuses le siguieran; cruzamos Roma de cabo a rabo; en todos los semáforos tuvimos que esperarnos los unos a los otros; un tráfico soporífero; una moto con dos italianos chalados, nos siguió hasta las mismas puertas del hotel (-y allí acudieron todas las noches, junto con otros ciertos "maquis", unos en coches,, otros en moto, bien a ligar, bien a mangar las botellas de birra, que comprábamos muy baratas en un snack-bar, fuera del hotel); en el 619 de la vía Aurelia estaba el Ergife, hotel de Iª categoría, piscina olímpica, discoteca (-en reparaciones), nevera en las habitaciones, así como alarmas en las duchas, y dos emplazamientos de hilo musical, una sala de conferencias y proyecciones...; nuestra habitación, la 3.413 era de seis camas (-primero tuvimos que descubrir una cama-sillón oculta, y luego llamar a una sirvienta a que nos trajese la que faltaba); al no tener nevera, no pudimos introducir ni fruta, ni bebidas..., ni hacer lo que los otros hacían; el balcón-terraza, miraba al poniente, no muy distante de otro hotel enfrente, donde por cierto, dos chicas nos saludaron..., una de ellas se bajó las bragas para enseñarnos su regazo (-la que se armó!); Luis y Alfredo quedaron con ellas a las diez abajo; aquel hotel estaba abarrotado de jóvenes americanos (-yankees); en la puerta de enfrente habían dos americanas; le dijimos a Luis que llamase a preguntarlas, que cuánto valía entrar en la discoteca, y que si iban a ir ellas..., y vean, vean lo que pasó:

"Luis llama a la puerta y ellas abren la misma".

- Buenas, ¿sois españolas?
- ¿Nou!
- ...Bueno..., yo venía a...(-atrevidamente hace un movimiento de manos y de cintura, que más que expresar que quería bailar, parecía que quería acostarse con ellas)...
- ¡Nouuu!

Y cuando le iban a cerrar la puerta en las narices, Luis, introdujo su pie, empujando para dentro, obligando a aquellas a utilizar su fuerza bruta, si querían echarle el cerrojo.

En el balcón-terraza del piso de abajo estaban asomadas cinco americanas, y un "gordito rubio" que no era el novio de ninguna de ellas, y quienes las mismas decían que el simpático amigo, bailaba muy bien (-él nos decía que de bailar ps-ps...); no obstante, al hacer amagos de querer mojarles con nuestro botijo, y ante un pequeño ensayo-conato de la Operación Ogro, nos tomaron por demasiado cachondos, y despejaron su balcón-terraza; en el piso de arriba estaba la habitación de Camacho, Alonso, Espinar...

Aquella noche el hotel dio un recital de música pop, junto a la piscina, con sillas y mesas libres para sus hospedados; fue muy concurrido, agradable espectación..., una noche veraniega; (-cuando acabaron dejaron que algunos jóvenes, y bajito, utilizaran sus instrumentos; Palacios fulminó la batería, Ibáñez se las compuso con el piano eléctrico, Mauriño manoseó los sintetizadores..., interpretando Let it be, Devil woman, Another´s ones woman..., e improvisaciones varias...), el Consejo de los Seis prefirió aventurarse a salir del hotel (-menos Castro, que se quedó en el recital), juntamente con los Cuatreros (-menos Torrelo, que también se quedó); nos metimos en una trampa de discoteca..., mitad whiskería..., mitad pequeño prostíbulo con reservados; no había ni un alma; al rato de que Paloma y Blanco rompieran el cerco..., llegó el 7º regimiento de Michigan..., los Ángeles de Charlie (-la Mañas, Alicia y Blanca)..., Alguacil, Álvarez, Maqu, Elena Román...; no se sabía si el disjockey era un tio o una rolliza tia; en una elevada tarima (-y en la propia pista), había un extraño-loco bailongo contratado por el anfitreón, que no dejaba de dar zancadas, y de canturrear a veces en un micrófono que tenía a mano, sembrado la confusión en el lugar; Álvarez miraba celosa, frustrada, y deseosamente..., cómo Blanco no se decidía a abrazar a Paloma..., los cuales ya llevaban varios días hablando y yendo juntos; en el baile agarrado, estuve bailando con la Mañas (-bodrio) una vez, y otra vez con Elena Román (-muy guapa, mona, con una bonita falda larga, con plegajes..., encantadora, con su dulce carita de pingüina); Mesonero intento enrollarse algún "ángel de Charlie", no muy preciso; Juan conoció y se ligó, a dos atractivas vascas (-Minuca y Cristina), modernas y elegantes en su forma de vestir, tocado peinado en sus cabellos, precisas faldas tradicionales...; no hay nadie que pueda prohibir el baile (´todo es pulsar..., la pulsación del disco, la pulsación del organismo, la pulsación de la pista, de las luces, de las bebidas, de la oscuridad..., la pulsación de saber que exactamente, estás vivo....); Alicia estaba llorando, al igual que la Mañas, en el cuarto de baño (-un día que estaban comiendo con los Cuatreros..., Ballesteros compuso con palillos, la palabra: "RUTA", al irse y dejarlas..., que continuasen comiendo en su mesa, pero modificó los palillos, al llevarse consigo un pequeño pedacito de astilla..., dejando la palabra, "PUTA" (-tratándolas a las tres de putas; Alicia se sintió muy molesta por el hecho); Alicia estaba llorando ahora, porque Carlos la había arreado un buen número de bofetadas (-el primero fue tremendo)-(el primer tortazo, quiero decir), ya que ella insultó de putorros y putorras a toda la familia de aquél; ¿y por qué se metió con la familia de Carlos, y no con la de Ballesteros? Porque le gustaba Carlos, y este la desdeñaba constantemente; de todas formas, las tres... Alicia, Blanca y la Mañas..., no han sido muy prudentes en la primavera de su vida (-ambiciosas por los chicos que tienen dinero, carreteras en el fumar, mal gusto en el vestir, impersonales, coquetas, tontas, picantes calientapoyas...., "liberales mujeres"...., sembradoras de la intriga y la cizaña, vagas y malhabladas...(?)...; (-no todo, pero sí bastante de lo dicho)-(-basta conversar un poco con ellas para darse cuenta).

Unas frágiles cortinas, dividían nuestra habitación 3.413, en dos estancias separadas con tres camas cada una; de tal forma, que mientras yo u otro dormíamos en una, en la otra estaban jugando a las cartas; Juan (-que apostaba, solo cuando estaba seguro de ganar la jugada) fue el máximo ganador de aquella noche (-Luis y Alfredo también ganaron algo), siendo el máximo perdedor Mesonero (-se le fueron de la manga, casi 500 ptas. (?)...)...El riesgo permanente de la vida, es confundir los sueños con la realidad.



Día 8 de julio: ROMA-ROMA

Estuvimos toda la mañana en la piscina olímpica del hotel; Javier Urzay, ya que se fue toda la mañana a visitar Roma, me cambió I.500 pts. en 17.000 liras (-Rosendo no quiso ofrecerse a hacerme ese favor).

Después de comer, nos fuimos a ver las catacumbas (-por ser un miércoles, no pudimos entrar en la de San Calixto); el Paco hizo de guía montado en un taxi; aquella visita me pareció toda un cachondeo; cuando íbamos a entrar, vimos salir, todo un grupo de ciegos y sordomudos; una vez dentro, aquellos monjes, no solo se lo pasaban en grande, sino que se forraban de dinero; se les oía gritar: "grupo español por aquí", "grupo americano por allá", "no se junten", "no se pierdan"...; ya andando por aquellas galerías semioscuras, algunos empezaron a bromear "que si fantasmas", "que si olía a muerto"...; un grupo se perdió aposta, y el monje tuvo que ir a buscarlos; después este monje nos conferenció en español todo un mitin; nos dijo: que a la hora de defender nuestra fe, fuéramos tan valientes como los primeros cristianos que construyeron estas catacumbas (?), "que antes de los rascacielos, ya existieron los rascasuelos", "que Roma, al igual que en aquellos tiempos, continuaba siendo hoy la Ciudad sin Ley", "que las catacumbas nunca fueron para los cristianos, ni lugar de refugio, ni lugar de habitáculo, sino simple cementerio (-esto yo, sí que no me lo creo); por último nos dijo, que ellos tenían la misma costumbre que nosotros de escribir en las paredes y que contempláramos sus rúbricas, entre las que encontraríamos las de S.Pedro y S.Pablo que allí estuvieron (-en un pequeño pedazo de piedra, yo pude leer: *bocata*). Saliendo de allí, había una fuente y una caseta ambulante donde comprar helados y botes de coca-cola y demás; los autobuses partieron sin Garibaldi (-Zapico) y sin Fustér que continuaban perdidos, nadie sabía dónde. Nos detuvimos a continuación en el lugar donde estaban las fosas ardeatinas (-los alemanes las minaron, en viendo que llegaban los aliados, sepultando en ellas, a una élite de trescientos oficiales italianos que tenían prisioneros; en conmemoración a sus vidas, aparte de un monumento erigido, hay un cementerio, hoy cubriéndole una enorme losa de mármol..., así como dos grandes orificios o boquetes dejados por la explosión), pero no pudimos entrar porque estaba cerrado (-las fosas ardeatinas..., eran otro tipo de catacumbas). Al P.Madrigal nos lo encontramos luego en la basílica de Xesto Laterano (-con su cabeza tipo escafandra). Me acuerdo que el Rojo le dijo:

- Hemos estado viendo las catapultas (?).

Aquella basílica, desde ya en tiempos de Franco, está reservada a los españoles, como prenda honorífica; el Rojo cogió un cabreo increíble cuando le dije que había que nacionalizar todo lo prescindible de la Iglesia, para ponerlo al servicio de los pobres, contestándome que eso jamás porque era propiedad de unos señores... y de todos (?) (-el poder oculto). El P.Madrigal (-el Demiurgo) estaba hospedado en la Sede Central del Apostolado Agustiniense (-junto al Vaticano). Fustér y Garibaldi pudieron reengancharnos en pleno centro de la ciudad, tras coger previamente un tranvía; desde las ventanillas del autobús contemplamos las 2/3 partes del más famoso monumento de Roma (-y en ruinas): El Coliseo (-romano; en la antigüedad este Anfiteatro Flavio tenía una altura de unos 57 mts. y con una capacidad de 50.000 espectadores); de pasada, también vimos el Arco de tres vanos de Constantino (-en conmemoración del Edicto de Milán (-313)). Nos detuvimos por espacio de una hora, sobre el declive del Monte Capitolino, la Plaza de Venecia, en la cual se hallaba el Victoriano (-monumento que conmemora la independencia italiana)-(-así como la tumba al Soldado Desconocido, la estatua ecuestre de Víctor Manuel II y otra de la Diosa de Roma..., y dos cuádrigas aladas símbolo de la unidad y libertad del país). Sobrepasando la Plaza Colonna (-eminente columna de Marco Aurelio, reposando en lo alto una estatua de bronce de S.Pablo (-ó S.Pedro(?)), llegamos a la Fuente de Trevi (-donde en la antigüedad una niña condujo a la misma a unos soldados sedientos y desfallecidos); Amparo y Ramiro Jofre (-y otros muchos) hicieron acto de la "Sponsalizio de la Fontana" (-tirar una moneda de espaldas, en virtud a que la suerte te permita poder regresar de nuevo a Roma); por último contemplamos desde el autobús el Castillo de Sant´Angelo (-fortaleza, mausoleo de emperadores, prisión de delincuentes, (-artistas y literatos), baluarte defensivo, refugio de Papas..., unido estrechamente al Vaticano), junto al Tíber...

Todo aquello me pareció poco y mucho; todos aquellos monumentos, parecían haber sido depositados en una insalubre ciudad que los va royendo y devorando.

Ya en el hotel..., sacamos fuera de la habitación un largo mueble, peleándonos y haciéndoles una barricada a dos americanas que pasaban; una que me vio haciendo el ogro, me dijo:

-You idiot...(-a lo que contesté):
-...and you, fuck off
(-y ella airada replicó):
-Youu!!Come heree!!!
(-y corriendo nos encerramos todos en nuestra habitación, encendiendo la placa roja del:"*do not disturb*")-(-tocaron el timbre de la puerta...pero no eran sino Mesonero y Ossinger...,y Zahorra). Luego, en una expedición al piso de arriba, (-con almohadas y almohadones)-(-yo continuaba disfrazado de ogro y Castro de senador romano (-o de caperucita blanca?), nos las volvimos a encontrar: (-esperando el ascensor):
-Youu!!Come here!!!
(-salimos corriendo, pero alcanzó a Castro que venía el último, dándole una torta...)

En verdad que agradan estas bestias yankees americanas, con sus naturales anormalidades físicas; su basta, gorda, y grosera corpulencia de espaldas y tórax..., nalgas y cachas...(-y otras deformidades que embrutécenlas aún más).

(continuará)

Día 9 de julio: ROMA-ROMA

Tras dormitar una hora, una hora escasa, bajamos a despedirnos de Minuca y Cristina y a desayunar, pero ellas vinieron con las maletas, a nuestra habitación, a despedirse; Minuca fue dando dos besos (-¡mua, mua!E), Luis, pensando, me dijo:

- "Se lo tenían muy creídas".
- Sí, ¡lástima, lástima!

Para ir al Vaticano, tuvimos que coger tres autobuses: 246, 46, 64.
En el primero, íbamos abarrotados de chinos (-vestidos con prendas de deporte y demás); en el segundo, una monja embustera, nos mandó al quinto pino, por lo que tuvimos que coger un tercero, y en éste, fue en el único en el que nos hicieron pagar (-200 liras)-(-conducían como locos).

Escaleras y escaleras arriba (Juan y yo) fuimos ascendiendo la cúpula de Miguel Ángel; desde la azotea, se divisaba toda Roma; luego estuvimos viendo las columnas salomónicas, abajo, curas que se ordenaban, y su celebración; gran número de capillas (-se relevabann misas continuamente)-(-Juan pudo comulgar); en los sótanos estaban aparte del sarcófago y reliquias de San Pedro, las tumbas de los Papas (-Juan XXIII..., Juan Pablo I...., Pablo VI...),(-parecía que te elevabas andando por el pasillo, acechado de sus tumbas); ya fuera, descansé, sentado en las escaleras (-mientras Juan comulgaba); la Plaza de San Pedro es muy bella; parece, como si sus imponentes columnas y pilastras, tiendan a abrazar a todas las gentes, de todos los pueblos, raza o color; todo armoniza en el lugar; (aunque no me guste la ampulosidad y la ostentosidad del interior de la basílica); fue bonito ver marchar y desfilar, a unas doscientas bellas chicas polacas, uniformadas con faldas rojas, y camisas blancas, de manga corta, ordenadamente, por entre las dos fuentes y el obelisco, entrando por las puertas de la basílica (=las diversiones se han hecho para las mujeres bonitas); a la inversa, se veían muchas monjas y profesoras rurales (-para las feas se han inventado la misas).

(continuará)

Día 10 de julio: ROMA-PISA-NIZA

(continuará)

Estuvimos unos minutos tumbados en el césped, refrescándonos en una fuente, y llenando el botijo. Mauriño estuvo regateando con un vendedor pisano. Luego, me dediqué en el autobús a anotar mis gastos en el diario. Recojo aquí breves inserciones de algunos diálogos:

-Creo que hemos bebido agua de casi toda Italia.
-...De casi toda Italia...(-me contesta Luis).

_____________

-Oiga, ¿cuánto cuesta este collar? (Mauriño)
-Cinquemille lires...
-Pues este que yo llevo puesto, me lo compré en Venecia, y me costó milequinientas liras (Mauriño).
-¡Ah, Venecia!

__________________

-Vaya dos más inclinado (-me pregunta Luis)...
-Es que...estamos en Pisa.


__________________

POLVORIENTO POEMA ETRUSCO

En esta Italia Dorada,
hubiérame gustado ser,
Romeo y escalar balcones;
(-raptar, violar...)
y ser Dandolo, y ser,
(-un bambolo).
del Imperio Latino...,
¡un héroe!

Yo, Claudio Nerón Druso Germánico...,
gozar, ¡de tal reputación de santidad!
(-epicúreo, burro, confesor y amante pródigo)
¡que ni San Francisco de Assisi en vida!

Y escuchar el kyriele de mis pecados...
Poseemos la extraña magia
(-embustero y por naturaleza mal narrador)
de pasar de todo;..,
y a la salud de todos,
bebernos de Malvasía el vino,
(-entre Rímini y San Marino)
para en Bolonia, echar la pota, luego...

Ser Casio Mirea y vencer
a la "Inocencia justificada a deshora"
(-*Desmadre de todas las Musas*)
...Nefertiti, Diosa... Paloma.
Ser veronés, y fiel amante,
(-neoromántico)
un cerdo, gruñir y pringarme,
...y tener gustos caseros.
(-cochino, halcón, cocinero y fugitivo)

Nacer emperador, galante y bravo
(-un joven, un caballero, un ESPAÑOL)
donde poder armar un cirio,
sin que nadie te oculte algo.
Tenemos frutas y hortalizas,
(-fieras y mercados)
melocotones y peras,
y marchamos sobre Le France,
al compás de un recuerdo,
por la Regeneración Dorada
de esta Italia concisa.

(continuará)

Día 11 de julio: NIZA-NIZA

(continuará)

Después de comer, Alfredo nos metió (-y equivocándose) en una proyecciónde películas porno X. ¡Qué asco!, ¡cómo definirla!..., ¿con arte?...,¿con limpieza? (-probemos con limpieza).

"Imagínense, una rosa y unos dedos de hombre que lentamente van abriendo los pétalos de la rosa (-suspiros jadeantes como música de fondo). En escena aparecen varias y reiteradas botellas de champagne (-propiedad de estos señores) y bocas de mujeres que con sus labios descorchan las mismas, cubriendo sus senos desnudos con la espuma que sale a borbotones, a trompicones..." Así todo el rato. Algo repugnante el local: hombres que se abalanzaban corriendo hacia los servicios (-situados bajo la pantalla); en las butacas delanteras, una pareja de travestis (-un hombre con tetas) que se estaban besando; detrás, un viejo (-inmensa mayoría de los que estaban allí), entre película y película, que estornudaba gargajos...¡a poco devolvimos la comida! Se me ocurren unos versos:

"Es el pollo de Milán,
tan peligroso,
como el porno de Niza".

Cuando salimos del cine estaba lloviznando; nos fuimos a la playa a darnos un baño; de paso nos encontramos a Juan y a Castro (-que había ido a misa). (continuará)


Día 12 de julio: LLORET DE MAR-MADRID

(continuará)

ANEXO LIbro de Agradecimientos, Notas e Impresiones del Viaje

(continuará)

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