LOS CASTILLA Y CASTELLANOS

Ahora los castellanos viven en una economía semiletárgica, viven de ser antiautonomistas y anticatalanistas y viven en un ruralismo fantasmagórico. Pero viven del turismo histórico de Castilla que era un pequeño condado como el barcelonés pero que más fue a la conquista de nuevos territorios, con la sede de la soberanía y la sabiduría de Miguel Delibes.

Los comuneros fueron nuestros nacionalistas castellanos que se oponían a la administración extranjerizante favorecida por Carlos V en 1520 y ante el aumento de la presión fiscal. Con su fracaso vino el principio del declive castellano-leonés.

A partir del reinado de los Reyes Catolicos (1474-1516) con la empresa del descubrimiento de América, la Meseta norte vivió sus momentos culminantes. Era la región más densamente poblada, con las principales ferias y mercados, con la corte en Valladolid, el monopolio del comercio exterior de la lana en Burgos y la universidad en Salamanca.

Isabel la Católica para recibir a unos caballeros ingleses en Medina del Campo "ceñía un cinturón de cuero blanco...con un balaje del grandor de una pelota, entre cinco ricos diamantes...en el cuello un rico collar de oro, con rosas blancas y encarnadas con piedras finas y dos cintas a cada lado del pecho, guarnecidas de buenos diamantes, rubíes y perlas y piedras hasta ciento o más...tenía el traje el valor de doscientos mil escudos de oro" (Roger de Machado encargado de pedir la mano de la infanta Catalina).

A nosotros no nos entra el pánico, ni alcahuetamos, sabemos resistir. Tenemos un sentimiento muy español "el de la vergüenza ajena"...que nos hace poner de nuevo las cosas en su sitio.

Hay que ser español, en efecto, para decir las cosas que se dicen contra España. La posición es honrada, sincera y profundamente humana. Yo os invito a perseverar en ella hasta la muerte. España no ha peleado nunca por orgullo nacional, ni por orgullo de raza, sino por orgullo humano o por amor de Dios, que viene a ser lo mismo (Juan de Mairena).

Eso trazó Velázquez pincel supremo: el triunfo cortés, sin sombra de jactancia, algo muy español y especificamente castellano.