August 01, 2014

LOS JUDÍOS DE MAHOMA

Los judíos huidos de las guerras con los romanos colonizaron el oasis de Yazrib en el siglo II y fundaron la ciudad que acabaría siendo conocida como Medina. Más adelante se les unieron árabes yemeníes. Cuando Mahoma llegó a Medina, la ciudad seguía teniendo una pujante comunidad judía, con la que él simpatizaba y a la que pensaba integrar en el acuerdo con las tribus árabes de la ciudad, logrando así la unidad de todos los medinenses bajo su mando. Mahoma, que parece haberse considerado un renovador del judaísmo, esperaba que los judíos de Medina lo reconocieran como nuevo profeta, ya que él predicaba el monoteísmo consecuente, como ellos.

Mahoma había adquirido gran parte de sus nociones religiosas de los judíos. Su idea central era la del monoteísmo sin fisuras. Él no aceptaba extrañas componendas como la doctrina cristiana de la trinidad, sino que pretendía restaurar el dogma hebreo de la unicidad divina en toda su pureza. Se consideraba como el último de los profetas y el continuador de la obra de Abraham y Moisés. Por todo ello esperaba que los judíos fuesen sus más fervientes adeptos y lo saludasen como el último de sus profetas. Por eso su decepción fue profundísima cuando comprobó que los judíos recibían con reticencia su mensaje y que no podía contar con ellos. Rápidamente empezó a cambiar las numerosas coincidencias iniciales de su religión con la judía, empezando por la dirección de la oración. A partir de ese momento, la quibla (al-qibla), es decir, la dirección hacia la cual rezar, ya no apuntaría hacia Jerusalén, sino hacia La Meca, y los muslimes dirigirían sus oraciones de cara a la Kaaba. El ayuno ritual de los muslimes ya no coincidiría con las 24 horas del Yom Kippur hebreo, sino que tendría lugar durante todo el mes de Ramadán, exceptuadas las noches. Y el día consagrado a Dios ya no sería el sábado sino el viernes. En su resentimiento contra los judíos Mahoma empezó a compararlos con monos inmundos, y ese insulto se refleja en el mismo Corán:

"Sabéis, ciertamente, quiénes de vosotros violaron el sábado.
Les dijimos: "Convertíos en monos repugnantes".
Di: "¡Gente de la Escritura!¿Es que no tenéis más motivos para censurarnos que el que creamos en Dios y en la revelación hecha a nosotros y a los que nos precedieron y que la mayoría seáis unos perversos? [...] Los que Dios ha maldecido, los que han incurrido en su ira, los que Él ha convertido en monos y cerdos..."
Y cuando desatendieron las prohibiciones, les dijimos:
"¡Convertíos en monos repugnantes!"

Al negarse los judíos a reconocerlo como su profeta, el decepcionado Mahoma reaccionó vindicativamente. Hizo matar a varios de sus críticos y, con excusas triviales, expulsó de la ciudad a la tribu judía de los Banu Qaynuqa en 623 y a la de los descendientes de al-Nadir en 625. Hombres, mujeres y niños hebreos tuvieron que abandonar sus casas y campos con lo puesto. Todos sus bienes fueron confiscados y entregados al profeta, que repartió las casas ahora vacías entre sus seguidores llegados de La Meca. Si dos de las tres tribus judías de Medina fueron expulsadas de la ciudad, la tercera, la de los Banu Qurayza, tuvo un destino aún más aciago. Mahoma acabó condenando a muerte a sus hombres y reduciendo a la esclavitud a sus mujeres e infantes. Acusados por Mahoma de conspirar con los hebreos de Jaibar, los judíos qurayzíes fueron encerrados durante un mes en su propio barrio, hasta que "Dios introdujo el terror en sus corazones". Aunque los judíos se rindieron a los muslimes, no les sirvió de nada; la totalidad de los hombres judíos adultos fueron pasados a cuchillo y la totalidad de las mujeres e infantes fueron repartidos o vendidos como esclavos. Los seguidores de Mahoma cavaron zanjas cerca del mercado y arrojaron a ella más de 700 cabezas cortadas de judíos.

La decepción de Mahoma al no ser reconocido como profeta por la comunidad hebrea de Medina y la subsiguiente expulsión o masacre de los judíos marca el inicio de una larga tradición de desconfianza y maltrato de los muslimes hacia los judíos, aunque también hubo épocas fecundas de tolerancia y armoniosa convivencia entre ambas religiones, que tanto se parecen. En cualquier caso, el odio actual de los muslimes fanáticos y yihadistas hacia los judíos no se debe solo a la existencia del Estado de Israel, sino que viene de mucho más lejos.


El islam
Jesús Mosterín


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