Todos los niños crecen, excepto uno: Peter Pan. Generalmente, todos los niños están esperando que alguien les diga algo, algo muy importante en su vida: cuando se dan cuenta que nunca se lo van a decir, que nadie les dirá nada, entonces se hacen mayores.
Algunos a veces piden un beso. "Un beso basta -dicen-, ¡y lo que daría yo por un beso!". Pero el tiempo pasa y ese beso nunca llega, ni la persona milagrosa que lo produce.
El País de Nunca Jamás es siempre una isla donde vive Peter Pan y adonde llegan los chiquillos que con sus barquillas nunca quieren dejar de jugar. El nombre de Peter Pan destaca en la imaginación descarada de Wendy, quien en palabras mayores no duda en afirmar que él se mete en el cuarto de los niños por la noche porque los ve seguros y apacibles durmiendo. Y cuando se va les deja unas hojas del bosque. Peter Pan se metió en el cuarto de ellos y, revolviendo en el baúl y los cajones de la infancia, con las dos manos buscaba a su sombra. Wendy se despertó. Él venía a por ella, pues no sabe lo que es el amor. Ella le cosió la sombra.
No tiene madre, ni quisiera tenerla, y hace que ella le cuente un cuento. En el País de Nunca Jamás hay muchos niños que lloran deseando que alguien venga a contarles un cuento.
November 14, 2009
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