Aristóteles en el 350 a. C. escribió LA POLÍTICA. En su Libro Cuarto, Capítulo XIV habla de la educación de los hijos en la Ciudad Perfecta. Trata aquí de la edad que deben tener los esposos en el momento de unirse, que no debe de producirse discordancia para que haya una buena relación. Así él debe procurar que ella no sea estéril cuando él todavía puede tener hijos, de ahí véase que ella sea siempre más joven, incluso mucho más. Pero tampoco es conveniente, y ésta es otra medida geométrica, que entre padres e hijos no haya una excesiva diferencia de edad. Porque entonces los hijos no tienen a sus padres mayor respeto que a sus compañeros de juegos o de edad porque no los honrarán con gratitud y él tampoco podrá darles la debida manutención con su sudor, o porque les perderán el respeto y los tratarán de tú a tú como a compañeros de partida y habrá disputas en la administración de los bienes.
Los extremos del amor engendrador están entre los 70 para el hombre y los 50 para la mujer. Las uniones sexuales prematuras deben evitarse por salir poco favorecidos los hijos, que salen débiles, y las más de las veces hembras y de formas raquíticas (¿qué dice Aristóteles?), y alude "Puede uno convencerse de ello viendo que en todos los países donde los jóvenes se unen ordinariamente muy pronto, la raza es débil y de pequeñas proporciones". Y apostilla: "La unión en una edad más adelantada no es menos útil para asegurar la templanza de las pasiones. Los jóvenes que han sentido el amor muy pronto parecen dotados en general de un temperamento ardiente. Respecto a los hombres el uso de "la venus" durante su crecimiento daña al desarrollo del cuerpo.
En la época antigua, la disciplina padre-hijo no era como ahora y como conclusión. Se puede fijar la edad para el matrimonio en los dieciocho años para las mujeres y en los treinta y siete, o un poco menos, para los hombres. Dentro de estos límites, el momento de la unión será el de mayor vigor....,"si como debe suponerse, el nacimiento de los hijos sigue inmediatamente al matrimonio". Los hombres muy ancianos, y lo mismo los muy jóvenes, sólo producen seres incompletos, o de cuerpo o de espíritu, y los hijos de los primeros son de una debilidad irremediable.
¿La época más favorable? El invierno.
Los extremos del amor engendrador están entre los 70 para el hombre y los 50 para la mujer. Las uniones sexuales prematuras deben evitarse por salir poco favorecidos los hijos, que salen débiles, y las más de las veces hembras y de formas raquíticas (¿qué dice Aristóteles?), y alude "Puede uno convencerse de ello viendo que en todos los países donde los jóvenes se unen ordinariamente muy pronto, la raza es débil y de pequeñas proporciones". Y apostilla: "La unión en una edad más adelantada no es menos útil para asegurar la templanza de las pasiones. Los jóvenes que han sentido el amor muy pronto parecen dotados en general de un temperamento ardiente. Respecto a los hombres el uso de "la venus" durante su crecimiento daña al desarrollo del cuerpo.
En la época antigua, la disciplina padre-hijo no era como ahora y como conclusión. Se puede fijar la edad para el matrimonio en los dieciocho años para las mujeres y en los treinta y siete, o un poco menos, para los hombres. Dentro de estos límites, el momento de la unión será el de mayor vigor....,"si como debe suponerse, el nacimiento de los hijos sigue inmediatamente al matrimonio". Los hombres muy ancianos, y lo mismo los muy jóvenes, sólo producen seres incompletos, o de cuerpo o de espíritu, y los hijos de los primeros son de una debilidad irremediable.
¿La época más favorable? El invierno.
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