November 13, 2009

LA BALLENA FILOSÓFICA

Voy a ver si cazo a una Gran Ballena Filosófica.
¿Pero qué esconde mi mente, un Acantilado oscuro?

Lo que me cumplió a librarme de la locura fue obedecer...luego consideré que los pensamientos eran míos, pero de no haber creído al principio que eran de Dios, no hubiera arrancado a la salvación. Tardé unos años y medio en superarlo, cuando pensé que eran míos, mi musa ya no estaba a mi lado, ¡oh Palas Atenea!

Yo no quería morir, quería leer mucho, haber leído todo, Dios me proporcionaba al paso buenos libros.

"Pues pienso que tenemos las ideas en nuestras mentes mediante la voluntad y el poder de Dios, aunque en un modo que no podemos concebir", decía Malebranche.

Y porque tenía crisis de razón y fe, y porque no tenía mente. Y porque se me exigía el alto precio de demostrar que era un genio, y porque siempre me consideré un ser inferior a los demás, dejé en manos de Dios la lucha con los dictados de la Razón.

Ese salto al vacío que es acogerse a la razón innata, despreciando todo idealismo de la religión, ¿que finaliza en la impotencia atea? En mis sueños sólo pido que mis personajes me admitan.

Cuando rezo veo la intranquilidad y la náusea, que me provoca este mundo, ¿O DEL INEXISTENTE HOMÚNCULO?

En la materia viva, si queremos conocer su composición, empezamos por dividirla y matarla. ¿Existe eso que llaman el PROTOPLASMA?

Hay un señorito o duendecillo negro metido dentro de mí, en el tercer ojo, al final de la glándula pineal cartesiana, que me hace mirar fijamente lo mismo que tengo que mirar todos los días, y piensa el muy ilustradillo, y me avisa, que lo que él quiere, que me perdona si no le hago caso, siempre fiel, a no ser que mis pecados sean muchos; entonces se me va, y se me vuelve a inspirar, y a acompañar...

Es un ángel diminuto y tinazón, "chip extraterrestre", que vela por mí. Esto es. ¿Es igual en cada uno de nosotros en nuestro inconsciente de metapsicología freudiana?, ¿y que aplaude si cumplimos lo que nos ordena? Es limitadillo, el muy pobre se enfada, y se pone a descansar en su Torre de Control si...¡ojalá, no nos lo maten los Nageli mendelianos! Sigo buscando la Ley del Azar en el noticiario de los periódicos y en vocabulario de los diccionaros.

Y la caridad con el inconsciente es la locura, me dirán. Y el duendecillo, quien jura también por el consciente, me dice: "Si pidieras más, arrancándoselo como prenda al Supremo, que lo tiene, lo obtendrías a tu favor". Y así. "Te pido Señor, que sea fuerte en mis convicciones, que sean bien fundadas, y bien fundamentadas".

Como niño que fui, lo quería todo en orden y claridad. ¿Tengo concatenación de frases, de corrimiento tangencial de ideas a lo dominó? Me estoy pasando con lo que estoy diciendo, ¿o en mi conciencia hay un duendecillo muy físico de Dios?

"A las 10 noche, sábado 14 nov. 1716, moría el propio Leibniz, que como luterano, no creía en la transustanciación (formuló su teoría metafísica de las mónadas, tales como el dualismo entre mente y materia, el origen del mal y la responsabilidad del ser humano en un mundo de determinismo físico), lo que buscaba era nada menos que la realización entre una mecánica y una metafísica espiritual en la que tuvieran cabida la libertad de Dios y la libertad humana".

Esta enfermedad de lo inservible (muy de moda en el posmodernismo), hay que tirar bien del cubo de la fregona hacia abajo, a ver si oímos pasar a la Gran Ballena Filosófica, al Snark de Lewiss Carroll, y esquivar, y sacudirlo de los insectos y ramitas de polvo que están en la superficie, y demás esturpicios (neologismo que quiere decir = estorbos estúpidos y estropicios religiosos) que flotan en el agua.

Hölderlin se impone la tarea de expresar lo desconocido, de decir lo impensado. Para hacer esto, el sujeto se descentra, abandona su egoidad limitada, y se precipita al abismo. El límite extremo no es, en su caso, la afasia, sino la locura y la muerte. Advocatus diaboli: que cada uno busque lo divino dentro de sí.

En el fondo creo en lo sobrenatural, y lo he visto, y creído con mis propios ojos alguna vez, que además se encuentra dentro de lo natural solo que no lo conocemos, pero fueron tiempos de euforia, y ya lejos. ¡Yo no quiero enterarme qué miedo es Dios!, ¿por qué llega su Voz desde tan lejos, debilitada en el trayecto por el Espacio de las Galaxias?, ¿es la razón mineral de carbón que él intenta rebajar, como si hubiera unos enanos depuradores en el interior de nuestros intelectos?¿Dios nos someterá a su orden al final de los tiempos?

Dime, me diré, ¿qué es lo que pierdes, qué te abruma, en qué piensas, o quién eres, y qué intenciones tienes? Es hacia dentro de la conciencia, no hacia un conato de fuera de sí misma. Quien como al despertarse interpreta los sueños tiene buena memoria, como los saurios que quieren reptar y volar.

Si al cuerpo le pides más, no te lo va a dar, y si lo hace, va a ser a costa del tiempo que dedicas a ser un mentalista. Tú mismo, estás dentro de la red con la que intentas cazar en el Océano Divino. Conoce el mar, y conócete a ti mismo decía Sócrates. En la Naturaleza hay redes de destino. ¡Dios es tan natural! "Mi subjetividad y un creador son demasiado para un cerebro", decía el romántico Lautréamont.

Es terrorífico el Modelo Divino. UN DIOS MUY GOYESCO, somos una estirpe maldita acojonada por la enfermedad de Moby Dick, y no podemos salir de la Trampa Humana. Un cascote en la cabeza es lo que nos espera en el Espacio Interestelar cuando busquemos a Dios, que estará cojo e inválido y escondido en algún Escondrijo, y si no está muerto, quizá esté creando otros mundos, desinteresado en nosotros.

El Gran Dios no tiene un Centro en el Universo, es flotante como una lamprea, y se lo recorre todo a su vez. ¿Quiero creer que Dios no abandona a los suyos? Si el duendecillo negro divino se enfada por esta segunda repetitiva, me dejará inoperativo. Y yo quiero llevarme bien con él, lo respeto tanto en su viveza como a la razón pura de Kant. El duendecillo me deja elaborar este tema, porque es él quien lo ha escogido. Hay que tener un cierto respeto por este farmacéutico de bigotito negro.

El Medio Divino es el amor: "Ama y quedarás untado de Él" como decía Teilhard de Chardin. Y cuidemos la Naturaleza de los pucheros que decía la casera Santa Teresa de Ávila. Hemos convertido la Tierra en un Basurero. ¡Preludio a la Evolución de la semillita de la razón, ese diminuto ratón de luz que nos estringe (neologismo que quiere decir = nos exige encarecidamente y nos limita asfixiándonos).

¿Ahí está Dios, su duendecillo y nosotros? Somos una raza de malditos mortales, ni nos entendemos con nuestras almas con cuerpos, ni con nuestros cuerpos con espíritus, ni unos con otros.

Hay más infiernos en la Tierra. ¡Dios manifiéstate!, me digo. ¿Estamos en una pecera esperando a que el Espíritu Divino se prepare para comérnoslo fervorosamente?¡Terrible es la condición del entendimiento de los seres humanos! Los demás están durmiendo, reticentes, los perplejos mosaicos, y observando en qué va a parar eso, no sea, que nos salpique pronto el ineludible THANATOS.

Al duendecillo divino, como es la caja negra del avión que quiere volar altos vuelos, que perdura, le gusta jugar con la Hostia Consagrada, en el paladar la secreción con saliva, y la escupe al suelo y al aire, pisando entre los aracnoides cerebrales. Este duendecillo, la adora y la besa, porque le da mucha vida para adormecerse a sí mismo en la eternidad de su entendimiento. De momento tenemos 46 cromosomas.

¿Divinamente corretea el juicio crítico y se difuminará EN EL ESPACIO Y EN EL UNIVERSO? Cuando un cuerpo se convierte en carbono, ¿se puede dar la transmigración de las almas? Entonces es LA SABIDURÍA, el tesoro incorrupto en el que debemos perseverar mientras vivamos, para que en lo comunicativo de lo colectivo aumente nuestra felicidad y paz. Si se producen las carambolas de Dios y todos leyeramos se producirían los milagros metafísicos. Así que, en la Caza de la Gran Ballena Filosófica se reduce a eso, ¿y por eso se me ha prestado dócilmente a flagelarme este heutontimoráumeni, duendecillo, "verdugo de sí mismo", en estas disquisiciones filosóficas? Sin cabeza uno no es hombre.

Los libros aumentan la elasticidad de la mente como si fuera un chicle. ¡Ser correcto y lúcido como un místico para poder vivir bien! Y si en uno, me pierdo, el duendecillo centellea, enciende una velita inextinguible en la frente cuyo hilacho que conduce a ella nunca se pierde. ¡Ah, por cierto, el duendecillo me dijo, ayer!: "Para cuando se haga Vd. serio, ya estará calvo como la cabeza de la ballena". Y ahora, me canturrea por casa, cuando no encuentro algo, lo siguiente: "Duendecillo, duendecillo/ juega y devuélvemelo".

No comments:

Post a Comment