November 13, 2009

NUMEROLOGÍA

Pocos misterios abruman más que la interminable sucesión de números en nuestras vidas y de los minutos en nuestro reloj.

Pitágoras fue un hombre de genio, de un genio formidable, tremendo, porque es el primer filósofo griego a quien se le ocurre la idea de que el principio de donde todo lo demás se deriva, lo que existe de verdad, el verdadero ser, el ser en sí, no es ninguna cosa; o mejor dicho, es una cosa, pero accesible a los sentidos. Esa cosa es el número. Para Pitágoras, la esencia última de todo ser, de lo que percibimos, es el número. Las cosas son números, esconden dentro de sí números. Las cosas son distintas unas de otras por la diferencia cuantitativa y numérica.

Freud tenía su predilección por el número 62; 95 fueron las tesis antipapales que clavó Lutero en la iglesia de Wittenberg, 135 las máximas de La Rochefoucauld...todo se condensa en el número, incluso la letra, pues sabido es que los israelitas escribieron la Biblia cabalísticamente (31 veces aparece el nombre divino de Sadday en el Libro de Job). Pessoa y Kafka, y Carpentier y Cortazar, también eran dados al numeralismo, como queriendo dar una interpretación a esa cifración de cosas que nos acontecen a lo largo de la existencia, día tras día, como una fuerte marea espiritual.

El hombre se queda mudo, no alcanza la esencia del número y del tiempo, a pesar de tener aparatos atómicos de medición exactísimos. En la excitación del amor las horas pasan rápidas, y en el aburrimiento del estudio estudiantil éstas se hacen lentas; impresiones propias del individuo más allá de la finitud o infinitud del espacio, en el Universo no eterno, finito y en constante movimiento. Y aunque no todos los calendarios continentales coinciden, esto no complica la diversidad cultural de la Humanidad.

Por otra parte, el Dios-criatura humano no puede ser un simple número, con un determinado valor, delante y detrás, en manos de la estadística de la crisis financiera, no es una máquina, y los alquimistas alemanes del siglo XVI no lo encontraron en su trazado demiúrgico. El poeta no maquina a base de renglones.

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