February 07, 2011

ALEMANIA III

Existe un alemán lánguido y dulzón, bien acordado, como el clavicordio de Bach. Pero hay otros nórdicos que son como clavos y se distinguen por la fortaleza de su cabeza de acero trefilado y la longitud de su vástago en milímetros.

Guapa, rubia y buena y romántica con dieciséis años. Hay rubias y hay rubias. Con un buen cuerpo disfrutas mucho del verano, de la piscina y de la playa y del baile. Como con Habsy Nölz en Cullera. Muchas mujeres se angustian diariamente a causa de sus cuerpos. Y los diablos ya estarán rezumando azul de Härbel. Por qué las mujeres odian todavía sus cuerpos escribió Susie Orbach.

Y cuando logro hacer el bien y huyo de lo falso y mantengo la dignidad es cuanto más cerca estoy de Dios. Eres muy fuerte, alemán.

Vamos ya, vaya manera tienes de hablarme, tú alemán. Cuando me encuentro bien, y todo sale bien, estoy en Dios, ésta es mi manera de entender y amar a Dios y darle gracias.

El lenguaje alemán intenta ser trascendental y metafísico pero resulta ser un vulgar y febril exceso de requiebros de términos de ser o no-ser con una lógica de subsunción con la imposibilidad de comprender una percepción.

Ese libro de Hitler es una puñeta de memorización, su debate fue promulgado por el miedo, el poderío militar y la muerte. ¿Hay algún otro libro más dañino desde la invención de la imprenta alemana de Gutemberg?

Mein Kampf, siempre me pareció mi campo, mi campo de exterminio...Ese libro lo regalaban en las bodas alemanas. Hitler no sabía leer con propiedad y coherencia, no había tenido conocimiento necesario para leer con fluidez, por eso los oficiales todos los partes se los comunicaban de voz a voz, por eso gesticulaba, daba puñetazos...
(Andrés Domínguez, 15 años)

Siglo que olvidó a Platón/ y lapidó al Cristo vivo./ Wagner, el estudiantón,/ le dio su homúnculo activo./ Azogado y errabundo,/ sensible y sensacional, / tuvo una fe: la esencial/ acefalia del mundo (Sensualidad Pervertida, Pío Baroja).

"Allí -dice Baroja, refiriéndose a un pueblo riojano- al joven Werther, con su álbum bajo el brazo, le hubieran pegado una pedrada en un ojo, sin hacer caso de su sentimentalismo ni de sus ideas poéticas" (Antonio Machado).

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