April 21, 2012

LA ANDALUCÍA ROJA



No digo que un golpe de estado pero sí un golpe de mar para decidirnos a cambiar la situación de indolencia y sueño utópico que se nos resiste y echar abajo a todos aquellos que en casa, en la empresa y en la política no hacen méritos para perpetuarse en ese puesto de la administración de las tareas necesarias y de los recursos disponibles para la buena marcha de sus miembros y así a la retranca reanudar la marcha hasta cambiar de mentalidad.


Estas vacaciones me pregunto cómo he de vestirme para no parecer un corrupto cuando viaje por Andalucía y eso sí ni ocurrírseme adquirir la pinta de un señorito del cortijo si es que hay vestido de santo que se venda y me pregunto si para la dejadez doméstica no debería poner en mi casa cuadros gratificantes de la industria y de las fábricas para darme así ánimos para levantar las posaderas pollineras y ponerme a trabajar y ay Dios siempre preocupado porque el cuerpo no se descomponga.


Dos mil años para que haya una columna blanca en la Gruta de las Maravillas y apenas unos pocos segundos para que un socialista sevillano fino y frío meta la mano y detenga el crecimiento.


Por qué los políticos andaluces envidian pasivamente y odian activamente a san Isidoro de Sevilla y a su hermano san Leandro como si la sociedad organizada y colectivizada de los pueblos del Sur no supiese reconocer que el alma es creada en el mismo momento que el cuerpo aunque es su parte más noble y lo que le da vida y que solo unas malas políticas sociales pueden matarla, mientras que en Madrid nuestro san Isidro Labrador nos hace las tareas mientras nos dedicamos a la oración y otros a cazar elefantas.


Había que echarlos de Granada con motivos convincentes/ de que no trajeran a más moros,/ que los nuevos venidos eran los mejores,/ y que aquello tocaba a su fin/ y que la Casa de Dios admiraba al sobresaliente/ escudado en los nombres de Jesús/ y no a los fanáticos y esotéricos del Corán.


Esto es una plaga de gentes de izquierdas, los socialistas son como unos comunistas camuflados, es que la gente trabajadora no necesita la impresión roja del soviet que les mancha y les quita el valor y el mérito y les debilita su defensa de postura y sus derechos, dónde se ha visto que el grupo de camaradas es más importante que la familia y la organización de la empresa y que para ir a misa sin ton ni son haya que hacer el gamberro y tirar el banco al suelo.


Si ya todo es transparente no tenemos que leer periódicos y la claridad de las cosas nos invita a la faena sin preocuparnos por el entorno del corrimiento de desastres e infortunios así la inquietud del mañana queda reducida al estricto cumplimiento de las reformas y a vestir ropa nueva de trabajo.


Ahora sí que todos somos españoles, las autonomías han perdido ya su personalidad salvo la que les permita el clima benigno, y los que no se consideren españoles quedarán reducidos a desarraigados entre fronteras, y por tanto que igual les da estar en una parte que en otra pero nunca con la victoriosa razón española.


Los sindicatos frican el palo mágico y se quedan pegadas como moscas los papelitos desgajados de la nómina y con ellas quieren marear el orden y cegar a la escritura de la transición alta de los populares y por si no lo sabían quedan mojados en la nariz de algún rico Empulión Socialista o frotados en la acera o ennegrecidas de tanto papel calca de los carbonarios de la izquierda y por supuesto aunque se confundan con el arroz de Occidente ni son tan contundentes con el oponente ni dan de comer antes obstruyen las vías respiratorias de la democracia.


Si nos desplazamos del arriba al abajo del sistema la afinidad de los españoles disminuye, esos españoles que tienen la mejor democracia del mundo, pero si nos movemos de la izquierda a la derecha sube el valor de la marca España y todo esto por la misma ley de la ionización y de la teoría cuántica y aquí no estamos por la labor de la teoría marxista científica rusa.







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