April 12, 2012

DEL PANTALÓN CORTO DE LA METAFÍSICA A LA BLUSA DE LA ESTÉTICA



Podríamos como todos los intelectuales afrancesados criticar la educación religiosa de España y como Tomás de Iriarte apuntar más alto y criticar la incultura y los vicios literarios del Neoclasicismo y proponer modelos de conducta pero nos quedaremos con nuestro trabajador hormiguita que hace como si no supiera leer por lo que no tiene que debatirse en duelo con nadie ni estar amenazado con la Jefatura Inquisitora y pacientemente retirarnos ante el extravagante y furibundo monstrulito de la Patagonia que nos acompaña deslenguadamente como si la solución del mundo estuviera en la fuerza por la boca.


Alguna mañanita de san juan un estudio científico de Recursos Humanos dirá que para trabajar hace falta un perfil de personalidad simpática, sorprendente y útil con una mirada de inteligencia emocional y que ni siquiera lo asertivo bloquee la demanda de queja, incluyendo la conmiseración caritativa y la corrección fraterna, y que quien no posea ese perfil podría ser despedido sin indemnización, y sin que se atente contra los derechos y dignidad de la persona humana recogidos en la Constitución Española.


Habrá que aparentar ser guapo y que no demos asco ni ser repugnante, ser como un Dios Griego que no tiene miedo a la enfermedad ni a la muerte ni a la miseria, y en lo alto de la pirámide de las sociedades de Maslow estará la Belleza, La Moda y la Estética antes que el conocimiento facilongo obtenido en las Redes de Internet pero quien se arrojara a la animalidad no gozaría de las mieles de esta cultura y el mundo todo lucharía por extender esta presencia de la belleza en la Tierra que requeriría de buena alimentación y de la salud física, mental y espiritual de todos los cuerpos (...que como pajaritos nos siguen resucitando en Arturo Soria y las calles frías de San Bernardo...), pero como siempre estamos hablando del descendimiento de la gracia y de qué lo facilita como el buen corazón y la obra buena.


Unos trabajadores que vivan no solo rodeados sino dentro del mundo donde las cosas son más perfectas que las personas, donde las cuatro estaciones quedan niveladas por el ritmo de las necesidades del consumo. Un mundo donde preferiremos a las personas agradables e imaginativas que a las maleducadas y violentas. Las mujeres nos aventajan en el absoluto y lo relativo y la falsedad de la belleza y el mundo va descubriendo la valía de las féminas frente a los machos.


Y lo sublime
por riguroso 
no tendrá ningún valor.


Dante y Shakespeare no se detendrían a hablar del infierno y de la tragedia de la muerte sino hubiesen pestes ni guerras y fuésemos inmortales pero este don no se nos dio por mucho que arañáramos el cielo y así vivimos en la banalidad de una existencia que nos parece un sueño y un engendro de locura de la mente humana intentando escapar de su destino y encima vemos en lo invisible la posible solución y no en los sistemas médicos que nos hagan pisar con buen pie y aun dormir plácidamente.


La humanidad es un término muy limpio para ser tenido en cuenta solo en los días de descanso y de vacaciones y lo clásico se vivió en la etapa preconstitucional y franquista de la que ya apenas tenemos memoria pero que todavía se ve salir un joven de éstos por un paseo marítimo de las playas onubenses porque aquí en la capital cortan muy mal el pelo.

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