February 05, 2018

¡COMPRA UN VEHÍCULO CON FUTURO!

Esta es una información para los muchos que cometieron el error (aunque pudieron tener otras razones a las aquí consideradas) de adquirir vehículos Diésel en 2017 y un aviso para los que lo piensan hacer en 2018: que sepan que su vehículo tiene fecha de caducidad y que la previsión es que su circulación urbana puede restringirse ya sobre todo en situaciones de alta contaminación y hasta prohibirse en  el centro de muchas de  las grandes ciudades europeas en particular a  partir de 2025, año en que según el Presidente de Volkswagen España  culminara el vuelco tecnológico en la industria del automóvil y en el que países como Noruega no permitirán que se comercialicen vehículos con carburantes fósiles (los vehículos eléctricos matriculados en Noruega ya superaron al resto en 2017)  mientras que Hamburgo pretende convertirse pronto en “ciudad libre de coches” contaminantes.

Y otro dato para casi todo el resto, los que no compraron vehículos eléctricos puros y no lo piensan hacer en 2018, o sea casi la otra mitad: Que sepan que sus vehículos tienen también fecha de caducidad, aunque más diferida que los Diesel en este orden aproximado, primero los de gasolina, seguidos por los de GLP, GNC e híbridos y por último los híbridos enchufables.

Algunos de ellos podrán prorrogar su vida si introducen en algún momento cambios significativos en sus vehículos (excepto en el caso de GNC) para poder pasar de usar carburantes fósiles a biogás y en particular a gas de síntesis (metano, obtenido   por gasificación de residuos orgánicos o por hidrólisis y síntesis utilizando los excedentes eléctricos de renovables) aunque para este viaje no se necesitaban alforjas.
Así que a la hora de adquirir ahora un “vehículo con futuro” hay que pensar en este nuevo futuro descarbonizado (y con ello descontaminado por las emisiones que acompañan el CO2 fósil); un futuro, por otro lado, mucho más prometedor.
Así que a la hora de adquirir ahora un “vehículo con futuro” hay que pensar en este nuevo futuro descarbonizado

La forma más segura de acertar es sin duda adquirir un vehículo eléctrico, aunque por el momento su precio puede ser considerado un elemento limitador (como ocurrió al inicio con las renovables y en particular con la fotovoltaica) por el mayor coste inicial de dichos vehículos, precio lastrado sobre todo por el alto precio de las baterías, reticencia a la que se puede unir el factor de su autonomía todavía limitada y la red de recarga todavía reducida.

En cuanto al precio, teniendo en cuenta que con los eléctricos pasa como con las placas fotovoltaicas, una vez hecha la inversión el consumo energético y coste luego por km es muy bajo. Consumen menos de 0.1 kwh /km, con un coste de menos de 1 céntimo de euro si se autoproduce con Fotovoltaica y un máximo de 2 c€ si se compra de la red.
Esto significa que, al menos si hablamos de inversión, un 40% de españoles que pagaron más de 30.000€ por su automóvil en 2017 podían haberse permitido uno eléctrico, un coche con futuro, y no lo hicieron, y si hablamos de los costes durante su vida en uso es muy probable que más de un 70% / 80% de los compradores con una financiación adecuada les hubiera salido más rentable económicamente haber comprado un coche eléctrico.
Un 40% de españoles que pagaron más de 30.000€ por su automóvil en 2017 podían haberse permitido uno eléctrico, un coche con futuro

En cuanto a la autonomía y si consideramos que más del 50% de los desplazamientos en automóvil son de menos de 10km, que para desplazamientos de más de 200 km hay opciones más cómodas e incluso más económicas, si no son muchos los pasajeros, como el transporte público, el tren, coche compartido, el otro coche… este factor no es necesariamente determinante.

Y finalmente las redes de recarga, no olvidemos que lo mismo que la Fotovoltaica se ha vuelto ahora una tecnología disruptiva -hasta la llaman “asesina”- que con  su rápido  abaratamiento y  penetración en el mercado propicia la  extensión del mallado de las redes eléctricas, el coche eléctrico está entrando en ese proceso y empujando con ello las redes de recarga con lo que cada vez será más económico y cómodo el utilizarlo. Cuanto más tardemos en incorporarnos al cambio más lo retrasaremos y menos nos beneficiaremos nosotros y beneficiaremos a nuestro entorno.

Así que hay que pensar más en el futuro del automóvil para comprar en el presente un coche con futuro y no insistir en 2018 en los errores que cometimos en 2017.
Por supuesto, ayudaría mucho un nuevo Gobierno —algunos hemos perdido toda esperanza en el actual—  que se diera cuenta de todo esto y que considerando el  peso de la industria automovilística española lanzara una apuesta ambiciosa y “disruptiva” por el vehículo eléctrico, con  una fiscalidad e incentivos adecuados, no haciendo caso — como hace el actual—  de las cautelas de la Asociación de Fabricantes, ANFAC, que como ha sucedido con UNESA en el tema de generación eléctrica ( con  la Fotovoltaica  y el Autoconsumo y las renovables en general), hace todo lo posible para retrasar un futuro sostenible para rentabilizar a tope los insostenibles activos existentes.

Necesitamos un Escenario Energético 2030 dentro de la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética que incluya al menos cinco millones de vehículos eléctricos circulando y con una cuota de matriculación de eléctricos cercana al 60% (en Noruega será ya del 100% en 2025), para llegar al 100% mucho antes de 2040. Sería un desatino no solo ambiental sino también económico y un desastre para el sector no darle  una predictibilidad y seguridad suficiente para el cambio y para programar una “transición justa” en materia laboral, con la cual se conseguiría responder a las cautelas sindicales ya que hay oficios que se perderían o  verían afectados, aunque se crearían mas nuevos empleos y con mas futuro.

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