January 09, 2014

¿EN QUÉ SE PARECE LA ALEMANIA HITLERIANA A LA CATALUNYA MASIANA?

He encontrado a la hermana de B., que se suicidó hace unos meses. Llega de Alemania. Todos los alemanes del norte están totalmente fascinados por Hitler. Parece ser que en Baviera hay gentes que protestan, que son pesimistas, que deploran el gran número de soldados alemanes muertos. Los alemanes del norte desprecian a los bávaros, pero los bávaros jóvenes están tan fanatizados como los viejos y los jóvenes del norte de Alemania. No se puede hablar a los jóvenes alemanes de la humanidad, es una palabra que ya no comprenden. Si se pronuncia, miran con asombro, no comprenden nada. Un joven alemán, que acaba de conseguir un mes de permiso, se aburre en casa, espera impaciente el momento de volver al frente: ¡la guerra es tan hermosa! Otro, herido, que se quedó ciego, declara que cuando se dio cuenta de que ya no vería, pasó dos semanas de desesperación. Ahora, dice, se ha acostumbrado ya. Sólo lamenta una cosa: no poder hacer ya la guerra. Todos los hitlerianos piensan que los polacos, los serbios, los belgas, ,etc., deben se exterminados porque no comprendieron a Hitler y a la nueva Alemania. Están convencidos de que, en 1942, van a vencer rápidamente a Rusia, y luego, también muy rápidamente, a Inglaterra. Con los ingleses, la cosa irá rápida: van a lanzarles gases para exterminarlos sin municiones. No se merecen las balas.

Ya no hay bautizos en Alemania. Resurrección del paganismo. O la indiferencia religiosa. Los alemanes del norte detestan a los bávaros, porque todavía son religiosos. Una muchacha, invitada a una fiesta, le dice, mientras baila, a su pareja, que acaba de enterarse de que su hermano ha muerto en el frente. Los más jóvenes, encuadrados en las distintas organizaciones hitlerianas, son de una asombrosa estupidez, ya no tienen "sentimiento", su formación, es decir, su deformación, se ha logrado perfectamente. Todos los alemanes desprecian profundamente a todo lo que no es alemán. Los rumanos, Guardias de Hierro o no, son los más despreciados. Solamente los austríacos, jóvenes y menos jóvenes, son antihitlerianos y protestan sin esconderse. No son alemanes, dicen, son austríacos.

En Munich no quedan más que una decena de judíos. Todos los demás están en campos de concentración. ¿Por qué esos pocos judíos no han ido a los campos, de momento? No se sabe. No tienen derecho a comprar alimentos, ni ropas. Algunos antiguos amigos les hacen llegar, discretamente, un plato de sopa. La hermana de D. ha visto a dos de esos judíos, pegados a las paredes, sin atreverse a levantar los ojos. Los conservan, sin duda, para que los alemanes se regocijen al verlos humillados. Es el infierno, en el mundo. Ciertamente no es más que el comienzo del infierno.


I Presente pasado, pasado presente
Eugène Ionesco



1945
1 DE MAYO

Esta noche nos hemos enterado por la radio de la muerte de Hitler. El rumor de su muerte llevaba circulando varios días.

II Diario Ibérico
Mircea Eliade

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