July 05, 2013

NAVEGANDO POR EL MANZANARES A CIELO ABIERTO

Los ángeles con mucho trabajo me han traído hasta aquí,/ estando las mentes preparadas para no pecar,/ intentando engañar al Diablo para que me deje en paz,/ ahora que se cuece en la caldera,/ el diablo quiso acabar conmigo y no pudo,/ le espero que volverá a por mí,/ escarmentado no sabe cómo hacerlo,/ porque Dios le hirió con un rayo y dividió su mundo,/ cuando me tocó a mí,/ y espera a que me muera como un viejo/ con un perfil bajo de santidad,/ de tanto peso de los demás,/ y este es el fin del hombre-reloj.

Aunque se destruyera mi terreno,/ conseguiré dormir el gusano de la locura,/ cuando todo el mundo anda perdido y con desatino,/ en el fin del mundo de Madrid yo rezaba con mi kipá/ no podíamos ser más que eso,/ así me escogió Dios, así me sufra y así me lleves,/ me lo temo cuando venga el invierno/ y la cruz del camino de Roncesvalles se haga de hielo,/ en el metro se pueden tener muchos pensamientos de caridad/ tener penas y sufrimiento de purgatorio/ para que al morir un madrileño vaya al Cielo.

Por qué has dudado,/ acorta Dios el camino de la verdad/ cuando se hace largo,/ como en El Capricho los círculos paganos son de sombras,/ y caen las ramitas de la fe en el paseo de la Chopera junto a la iglesia de San Lesmes,/ qué te hace crecer árbol bueno,/ huele a invierno en el templo del señor cura/ siempre tolerante con toda la gente/ ni mi coche aparcado fuera ni mis dientes son tan importantes/ para que se metan con ellos/ líbranos Dios de las malas compañías/ de esos amigos cercanos que nos hacen daño.

¿Qué cosa hay más baja ni de menos estima que un spino, cambrón y zarza que, salido de espinas y abrojos con que os llevéis las manos y la cara, no tienen ni llevan otro fructo? Estos son los peccadores que, sin ser ni tener fructo más que haberle rompido a Dios sus venas y despedazado sus carnes, éstos significados por los cambrones y espinos, los entreteje Cristo y de ellos hace corona y pone sobre su cabeza a trucco de ganarlos y que no se pierdan, que espinas injertas en tan soberano celebro de estima serán, pues se esmaltan con tan preciosa sangre que vale sin precio ni comparación más que doscientos mill mundos. Fructa darán allí sembradas esas espinas, pues se plantan en tierra sancta y bendita y se ingieren en árbor de vida, cuyas hojas, como dice san Juan, sunt ad medicinam..../ Bien muestras lo que estimas las spinas, que, aunque no son en sí provecho, sino antes de perdición, puestas sobre tu cabeza, ingeridas en tu sanctíssimo cuerpo, no valen ni dan menos fructo que luz, vista y ojos, valen corazones rompidos y humillados.
(Obras completas de San Juan Bautista de la Concepción, Año 1609)

Y así, en el hombre el corazón es la mano que descubre la verdad o falsedad de nuestras obras, las cuales, si consigo no llevan el corazón que señale por fin y blanco a Dios, no valen nada.
(Obras completas de San Juan Bautista de la Concepción, Año 1609)

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