July 23, 2013

LA INTERIORIDAD DEL MONJE

Un monje es un solitario y un separado, que vive, sin embargo, una experiencia de unidad con el universo y con la humanidad como pocos seres humanos tienen oportunidad de experimentar en su agitada y despistada vida. Un monje es un ser aparentemente impasible ante los graves problemas de la humanidad y ante las "moscas" que puedan molestar con su zumbido en la tarde soleada, pero pocos seres conocerás que extremen más su sensibilidad ante los sufrimientos de la humanidad, que asume como propios y trata de ablandarlos y purificarlos en unas entrañas iluminadas por la oración.

El monje aparece, ante nuestros ojos sometidos a los estallidos estridentes del consumo y de la vanidad reinante en occidente, como un ser divinizado, elevado, salido de las redes negativas en las que nosotros hemos de deshojar y deshacer nuestros días. Pero el monje se sabe un desecho del mundo, un pobre inútil, un trasto que para nada cuenta salvo para el trato a solas con el Misterio.

Un monje es un hombre feliz, no posee nada, ni tiene nada, ni compra nada, ni vende nada, ni puede nada, ni pide nada. Divinamente feliz. Querría que tuvieras presente la aventura que vas a emprender, ella dirige tus pasos por caminos extremosos, desconocidos del todo para el consumista, el estresado, el ansioso o el activista. Tú también entras en la noche oscura de fray Juan de la Cruz, en la que buscarás el Amor y el Encuentro.

"Apártame de todo y de todos, en un monasterio perdido, en soledad completa; dejarlo todo, con total radicalidad, para demostrarle al Señor que le amo por encima de todo". Tanta urgencia me entró, que, después de las oportunas consultas, decidí entrar en el Monasterio benedictino de Santa María del Paular, en el exuberante valle del Lozoya.

"Permanecer siempre en camino. Día tras día. Durante toda la vida, sin renunciar a ello jamás. A cada caída, levantarse y volver a empezar.

El Dios Amor es el fin y no debe haber otro.
Abierto a todo y seleccionando lo positivo y lo saludable.
Aprende a descubrir lo bueno, lo que te hace bien y trabájalo con apertura de corazón, sin cejar en el empeño.



14 aprendizajes vitales
Carlos Alemany (Ed.) y Antonio García Rubio

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