March 15, 2014

POEMAS ANTISISTEMA DE TRAIAN T. COSOVEI

BAD BOY
Yo soy el niño malo que, por fin, se hizo con las cerillas de la casa.
Soy el de la nariz metida en la bolsa de somníferos de la familia,
el que alimenta con viejos periódicos las aves de la ciudad;
soy el que deja los grifos abiertos, las luces encendidas,
los cajones arrancados.

He sido un niño malo. Con periódicos viejos envolví el bocadillo de mamá,
con periódicos viejos alumbré mi vida para ver mi futuro hasta el final;
de periódicos viejos me hice una casa, una amada, un sueño.

Aunque soy el niño malo que hace el tranvía y su raíl temblar,
y el hierro fundido petrificarse en las estatuas al frío.
Yo soy el niño que descubrió el alcohol y el olvido,
la soledad y la llave del gas.
Yo soy el niño malo que escribe en los muros "camina o revienta"
y que derrocha el dinero del día de mañana y al que le obligan a ganarse la vida hasta el final.
Soy el que saborea el desastre, macula el papel...

Pero cuando los de la casa duermen y sueñan
yo hago a la muerte tartamudear.


PASEO MATUTINO
Al final de la escalera
vi al perro bajar los mil y un escalones.
El viejo perro al que sacan a pasear con correa.
El viejo perro al que sacan a pasear a empujones en el esplendor
de la mañana invernal.

Tenía mis ojos, mis años que fueron, mis ojeras.
Tenía mi nombre escrito en su sucia correa;
con un final de ternura, con un comienzo de ferocidad
deslizaba su sombra entre los barrotes de cobre de la escalera.

Vi en sus ojos las luces de la isla de Elis
y las hordas de la seda que hacen girar la inmensa ruleta nocturna.
En sus apagados ojos vi el centellear del apocalipsis
y mis deudas sin pagar y mi vida
(y, Dios, tenía mis años y mis lágrimas).
El viejo perro que sacan a pasear en el esplendor de la última mañana invernal,
empujado mil y un escalones, uno a uno,
hasta el final y más allá
de donde ya no hay
retorno alguno.

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