December 01, 2013

ANÁLISIS, ESPABILAMIENTO Y ESPIAMIENTO DE MI MUJER

Me dediqué a anotar los libros que mi mujer Maite iba poniendo en la mesilla del salón con los que robaba horas al sueño y es curioso cuando ya los títulos me parecieron de nota empecé a apuntarlos:

"Amantes del escándalo", ¿se iba a echar un amante y a montar un escándalo?, "El ladrón del tiempo", ¿se lo estaba haciendo perder? y "Sobra un rey", "Don velas para el Diablo", ¿acaso era una mensajera de él?, "La sombra de la noche" y "Amigos nocturnos", ¿quería salir de noche y no le bastaba con que la llevara a bailar los viernes?, "En llamas", ¿tan mal lo estaba pasando?, "La Hacedora de Lentes", ¿se estaba quedando ciega?, "El Cielo ha vuelto" y "El Cielo sobre Darjeeling"...

Y por atisbamiento...

Dicen que la peor dificultad del carácter de los hijos son las amistades que están dados a realizar en su vida pero y los libros... sobre todo cuando no se sale de unos pocos y no hay tiempo de llegar a los océanos de las enciclopedias y de los diccionarios de la lenguas que estacan a uno a no moverse sin dato.

Los curas inventaron los retiros espirituales y no se puede disfrutar de un fin de semana con tantos centros de compras para terminar y llevarse a la saca el desarrollo de una idea intelectual a elaborar sino que a dar vueltas por la plaza de Colón.

Y el Vaticano y las universidades y lo que elabora mi mujer en su cabecita con sus lecturas a solas en el salón que solo le faltaba una gata que le acompañe a esas horas y una escoba junto a la ventana y dicen que las mujeres que escriben son peligrosas a ver si le va a dar por disparar que me tiene de cerca y no es bueno desenchufar las cosas de casa.


LA MUJER

Cuando puse cara chupada
y le dije que tenía que adelgazar,
ella adelgazó.
Cuando la dije que estaba envejecida
y que tenía que dormir más,
ella durmió.
Cuando la dije que ahora iba a cocinar yo
ella cocinó más.

Me compré un sombrero de sevillano,
y ella empezó a bailar sevillanas,
y se compró un traje.
A mi mujer le gustaba mucho el rabo de toro
pero no sabía guisarlo,
ahora ya sí.

Como mi suegra nunca quitaba la vista del suelo por si se encontraba cosas que los otros perdían yo la ponía un céntimo reluciente en la escalera cuando venía a comer a casa.

Y cuando vas a aparcar el coche tu mujer muy digna te trata como a un imbécil porque buscas un sitio mejor, con lindezas como "tú con tal de no preguntar" si se van o "ahí lo metería yo" que ella nos dice encima de aguantar todos los días de descanso a los niños y a los suegros ella te da la puntilla porque ya va como todos fastidiados por la Castellana con un petardo en el culo de cara al primer lunes de diciembre.

Al llegar a casa sin saber qué le ha pasado te dice "si te vas a sentar en mi sitio del sofá yo me voy a tu sitio del ordenador".

Quizás el invierno y la Navidad sea mi peor tiempo del año pero es ella la que se cierra y me da el portazo como el frío de esta época pues le rememora el trauma de niña de haber pillado de noche a sus abuelos empaquetando los regalos de Reyes y todos los años me da la fiesta porque el plazo se ha cumplido y no la satisface ninguna explicación a lo que le pasó.

Vimos a una chica joven pidiendo en la calle Serrano y mi hijo pequeño me dijo que por qué no le dábamos algo. Le dije que esa chica había tenido de todo y unos padres maravillosos y por portarse mal la habían echado de casa. Como mi niño seguía portándose mal por la calle Fortuny le advertí que cuando creciera le echaría de casa como a mi hijo mayor cuando empezó a llenarla de armas de imitación y a trapichear con gente rara del Sur de Madrid que para negocios raros que se vaya a la casa de su abuela.

Así que las casas están llenas de encerronas y las calles de mucho aire. Pronto el lenguaje te dice cerrado, se terminó y no, y entonces te encuentras solo y más viejo. Porque hay que manducar, comer y ganar mucho dinero

Las chicas de ahora valen menos que las de cincuenta y no parecen ni mujeres y los tios están calvos y envejecidos como rufianes de películas de piratas así que cómo no vas a ser guapo en Madrid si todos son horrorosos y no tienen ni un átomo de belleza.

Cuando mi madre se murió se fue a conversar con la Virgen María y menudas charlotadas la hace decir y se carcajean, y debemos pedir cosas a nuestras santas madres del cielo, y cuando la gente se muere muchos van al cielo y ven claramente lo que somos aquí en la tierra y por eso prosperamos.

Cuando te mueras y subas al cielo sabrás toda la verdad sobre mí, de momento solo te toca pincharte y quemarte las yemas de los dedos.

A los funcionarios de Nuevos Ministerios habría que echarlos a la calle y demoler toda esa edificación, mira que consentir que se llevaran la estatua de Franco y cuál es su Reina Socialista de la Administración.

La gente se cae por leer el móvil en las escaleras.
Si dicen que huele a mierda cuando entramos en el coche es que llevas un espíritu de mierda.
Lo peor es tener que esperar en una Notaría con un perfume de una que no te gusta.






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