February 17, 2012

LA REFORMA LABORAL VIII

Me miró el lémur/ y me miró la lechuza/ ambos tenían contratos indefinidos/ rápido les vi correr/ les vi despelucharse/ después de estar en el mismo puesto tanto tiempo.

A ver si la reforma laboral la van a llevar con las artes decorativas del escultor del barroco francés Le Brun y de eso se trata de hacer unas poses de bronce de los jardines de Versalles y de los jardines de San Petersburgo en nuestro maltrecho panorama laboral de tal manera que el trabajador quede atado de pies y manos y no pueda moverse como estatua de sal para decir este cuerpo es mío y ese es el fastidio que producen las fachadas de los Palacios de Oriente que no dan trabajos reconfortantes.

Cuando tuvimos que contar más cosas que los dedos de la mano utilizamos los guijarros y las rayas en la arena y los pueblos del polvo utilizaron los ábacos para la recaudación tal vez para la comunidad y con los afinamientos de las máquinas del cálculo daremos con la Ley del Azar, y el Estado ya no será el encargado de dar empleo sino que quedará en manos de los fraternos y los generosos neperianos sociales y si al progreso se le llama fracaso las únicas cifras escandalosas serán las de la muerte y los padres que procreen serán mimados.

No creo que el sindicato y el empresario sean los inseparables pistachos de tal manera que si la ministra de empleo Queen Konga devora uno el otro se vaya a perder, que si falta uno el otro vaya a morir, y que si uno se cierra el otro se abra, y siempre quedará uno y la opción por ser el último de no reventarlo aunque se arroje al destino.

Nos han echado barbasco en la reforma laboral para aturdir aún más a los peces que no sé si podremos reptar hacia fuera de la empresa trampa con la forma de derrubio que tiene esta lengua empresarial con ganas de hacer estragos como dientes de pirañas en la catarata.

A fin de que todos los hombres libres sean esclavos durante toda su vida es un problema de derecho y de locura criminal decía Chesterton anticipándose a los idealistas democráticos de hoy en manos del gremio financiero medieval y sin escrúpulos.

Sólo leyendo Oliver Twist me doy cuenta de lo importante que es la educación para escapar de la miseria moral pero pienso si volverán aquellos tiempos de la lacra de la esclavitud en que no sea vergüenza ser un hombre Viernes que trabaja los fines de semana y no tiene descanso después de las horas.

Si te da el siroco de la vejez puedes volverte loco y no enterarte de nada, por eso los viejos deben ser más activos, y los jóvenes están tranquilos y no hacen nada por los demás y no debieran ser tan pasivos pero ya sabemos que el estudio requiere esas dotes de contemplación, y por último están las amas de casa que como damas de las camelias ni estudian ni trabajan a éstas no sé qué aconsejarlas pero imaginaros cuánto capital humano se pierde y vendrían bien pequeños trabajos donde todos contribuyésemos con lo mejor de nosotros mismos.

La educación no se sostiene con un Ministro de Educación cómplice de un gobierno socialista de patos pillados en devaneos, patos flojos y patos mareados que escasamente cierta juventud universitaria ha dado un buen foie gras sin trabajo, y con originales ideas vintage del baúl de los recuerdos de la izquierda pequeña parisina del 68 que nos imaginamos andar deprisa por el barrio de Malasaña.

Hay lugares y sitios donde la gente trabaja sin parar, gente humilde que tiene razones para existir y han encontrado un sentido a la vida que se resume en el trabajar para los demás, en el servir y ser útiles en todas partes, y en la justa apreciación meritoria del trabajo bien hecho, y éstos son los que aportan seguridad a la sociedad y los que ciertamente brillan a nuestro lado, y no los múltiples gurús y faranduleros de milongas y falsos políticos porque el trabajo implica que se mueve el músculo del corazón, que se suda, y que se tiene cansancio en las piernas y en los ojos, y el trabajo al máximo significa que recibes una paliza de aúpa.

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