February 10, 2012

CARTA DE LICINIANO DE CARTAGENA

“Todo cuerpo tiene altura, latitud y longitud: investiga y dime si el alma del hombre o el espíritu angélico tiene tres o cuatro pies; dime también de qué elementos procede esa sustancia, y exceptuados los cuatro: tierra, agua, aire y fuego, de que están formado los otros cuerpos, citemos algún quinto elemento capaz de producir la sustancia del ángel o del hombre…” El resultado de su análisis es que el alma no solo es inmortal, sino también incorpórea o espiritual. Al estudiar la naturaleza distingue tres tipos distintos de naturaleza: “una de Dios, que no está en el tiempo ni en el espacio; otra del espíritu racional, que solo está en el tiempo. Pero quizás preguntarás: ¿Para qué investigar cómo se extiende el alma, si es evidente que no puede existir fuera de su cuerpo y que la grandeza del alma está limitada por las dimensiones de su cuerpo? Ahora bien: si la magnitud del alma se mide por la del cuerpo, cada uno será tanto más sabio cuanto mayor fuere su cuerpo. Pero vemos muchas veces que cuanto mayores son los cuerpos, menos es la sabiduría; luego la cantidad del alma no ha de juzgarse por la cantidad del cuerpo. Y si el alma tiene la misma cantidad del cuerpo donde se asienta, ¿cómo en un cuerpo pequeño se contiene tantas grandezas de imágenes corporales?¿No se contienen de alguna manera en el alma todas las magnitudes de las ciudades, montes, ríos, cielos y tierra, y otras especies que conocemos?¿Qué lugar tan grande es ése que ocupa el alma, donde cabe el espacio de tantos lugares? Pero, por lo mismo que no es cuerpo, todos los lugares los contiene sin lugar (inlocaliter). Si un vaso es contenido por otro, lo interior es lo pequeño y lo exterior lo mayor. ¿Cómo, pues, el alma, si es pequeña como el cuerpo, contiene tantas magnitudes corpóreas? Por eso rectamente se cree que el alma no posee ninguna cantidad, aunque sí alguna calidad, y que Dios no tiene cantidad ni calidad. Como no es igual a Dios, tiene calidad; como no es cuerpo, carece de cantidad… Por lo cual, según la verdad de la recta fe católica, creemos que el Señor incorpóreo hizo unas cosas incorporales y otras corporales, y en el género de las incorpóreas, interpuso lo racional a lo irracional, lo inteligible a lo no inteligible, lo justo a lo injusto, lo bueno a lo malo, lo inmortal a lo mortal”

Siglo IV

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