February 10, 2012

LA INSPIRACIÓN DE MAHOMA EN EL CORÁN: GENEVIÈVE COMEAU

“Y di a las mujeres creyentes que dirijan hacia el suelo la mirada en señal de recato; que sean castas y no muestren a la vista más que el adorno de sus atavíos externos; que envuelvan el escote con el velo para que sus dos pechos queden cubiertos por él y que no exhiban sus prendas internas de adorno si no es ante sus esposos o en presencia de sus padres, sus suegros, sus propios hijos, sus hijastros, sus hermanos, los hijos de sus hermanos y de sus hermanas, sus amigas y criadas, y sus esclavas, o en presencia de niños impúberes y de servidores varones eunucos o de edad tan avanzada que les hace impotentes” (24,31) “[…] Es para ellas el modo más adecuado de dejarse ver con decoro y librarse de ser ofendidas” (33,59).

El problema está en que el texto no dice si se trata de una simple recomendación o un mandato imperativo, ni de qué clase de velo habla. En la práctica, es necesario reconocer que durante siglos la mujer se encontró envuelta en ropa, incluida a menudo la cabeza y la cara, de manera que llevaba todo el cuerpo metido en una especie de encierro.

El pudor llega en ocasiones hasta el punto de que las manos, los pies y la cara deben quedar ocultos a la mirada de los hombres, por miedo a que les atraigan. Para hallar una justificación a ese temor no hay más que ver hoy en día, incluso en los países del Islam, a hombres que devoran con la vista a las mujeres, incluso aunque vayan tapadas con velos de los pies a la cabeza.

La denominación árabe del velo coincide con su multiplicidad de formas y es rica en expresiones idiomáticas, El abayat, de Arabia Saudita, es una capa de tela negra muy ligera que envuelve todo el cuerpo, desde los cabellos de la cabeza hasta los pies. La hijab islamista, muy en boga estos últimos tiempos, cubre el rostro de la mujer igual que el hábito utilizado en otras épocas por las monjas cristianas. El haik, de Marruecos, o el ngeb, de Argelia, ocultan además la parte inferior de la cara desde lo alto de la nariz. El burqat es una verdadera máscara de color negro que se lleva colocada sobre la mitad superior del rostro. Nos queda todavía la rejilla de tela negra que oculta enteramente la mirada con el chador de Irán o, de color más claro, con el chadri afgano que recuerda al litham de las esposas del Profeta. En Francia y otras naciones europeas con minorías inmigrantes de países del Islam, algunas chicas musulmanas opinan así sobre el hecho de llevar velo: “¡Es Dios quien ha dicho que se lleve! Si no le obedezco, iré al infierno”. Sin embargo, por deducción lógica, muchas otras piensan de una manera muy distinta. “El Islam no consiste en eso”. Pero, ¿cómo saberlo con seguridad si la cuestión permanece sin dirimir y no hay ninguna regulación musulmana al respecto? Todavía recuerdo cómo, cuando viajaba en automóvil por la región del Atlas marroquí, las mujeres campesinas se volvían rápidamente y me daban la espalda durante el tiempo que tardaba en pasar a su lado. También recuerdo a aquellas mujeres que se cruzaban conmigo en Constantina, con la cara cubierta por una tela blanca que solo tenía un pequeño agujero para que pudiesen ver con un ojo donde ponían los pies al andar… La Hshumat es poderosa.

El pudor hace que en los países europeos haya familias musulmanas a cuyos miembros el médico les debe auscultar a través de la sábana de la cama. Y los Mashrabiyyat (miradores con ventanas cerradas por un enrejado) no se inventaron para protegerse del sol, sino para que las mujeres alojadas en el interior pudiesen ver sin ser vistas desde el exterior, lo cual les estaba entonces prohibido, lo mismo que al mirar a través de los velos para el rostro, que son bastante transparentes desde el interior. Todavía no es raro en la actualidad que siga pesando sobre las mujeres la prohibición de participar en oraciones dentro de las mezquitas. Las contadas mujeres que se deciden a acudir son relegadas al recinto posterior o a algún lugar alto, donde permanecen ocultas, por ejemplo, tras unas cortinas espesas, tal como ocurre en la Gran Mezquita de París.

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