September 23, 2012

POR QUÉ NO SOPORTAMOS LA VIDA ETERNA

Bueno fuera que tú te quedaras siempre a tu mesa puesta y tus súbditos a diente. Digo que a ti no te hiciera provecho y a tus súbditos hiciera daño. Dirásme: ¿cómo no me pudiera hacer provecho estar siempre a mesa donde se gusta de los gustos de Dios? Digo que ésta es la diferencia que hay de gozar en la tierra de los gustos de Dios o gozarlos en el cielo: que en la tierra se goza de ellos por vía de entretenimiento y en el cielo por vía de cena y comida que siempre dura. Y para gozar de esta duración y eternidad no tenemos la fortaleza que para eso se requiere, porque somos niños: Quasi modo geniti infantes lac concupiscite: gente de cortos y pequeños stómagos que con poco quedan satisfechos, pero en el cielo, como varones perfectos y gente de buen estómago, dales Dios fuerzas para aquella duración y perpetuidad. Más, en esta vida goza el hombre de las cosas de la otra mezcladas y adobadas de suerte que es menester dárselas con tasa.

Pongamos un exemplo. Menos se cansa un hombre de beber un jarro de agua que de comer un pedazo de pan, porque para lo uno es necesario trabajo y para lo otro no. Esa es la causa por qué los gustos en el cielo en muchos lugares de la Scritura se llaman bebida: porque se gozan y gustan sin fastidio, enfado y trabajo. Pero acá en la tierra esa agua que allá se bebe acá se amasa y cuece y mezcla con semejanzas y especies que es necesario, para aprovecharse de ellas, el hombre las masque y digiera y que en su ejercicio y operación ande ocupado el entendimiento agente haciendo su officio y propuniendo al entendimiento posible posible para que él, hecho sus silogismos y consecuencias, apure y liquide verdades y así en ellas se goce y huelgue. Si acaso no fuere alguna vez, cuando Dios, usando de su misericordia, quisiere usar con la tal persona de algún previlegio, communicándosele con algún modo sobrenatural extraordinario, en el cual, sin pensar y sin entender, se halle las verdades entendidas y las causas de gozo en casa, que entonces más será beber que comer, pues sin trabajo halla en sí conocimiento de quién es Dios y de otras altíssimas verdades sin cansarse ni andar por circunloquios ni semejanzas. De éstos yo no trato, que eso ya fuera mover otra cuestión; y también de ésos pudiera decir que eso no es para siempre, sino para un rato.


Obras completas, San Juan Bautista de la Concepción 1609

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