I
Nadie se muere hasta que Dios no quiere.
Para el último viaje, no es menester equipaje.
Para morir nacemos y olvidado lo tenemos.
Quien teme la muerte, vive tristemente indiferente, no goza la vida.
Todo tiene remedio menos la muerte.
Unos mueren para que otros hereden.
La muerte es el momento profano en el que los órganos se niegan a seguir desarrollando sus funciones.
Jeremy Bentham, el teórico británico del pensamiento utilitarista, fue consecuente hasta el final: “me doy cuenta de que me estoy muriendo. Mantengamos el sufrimiento al nivel más bajo que nos sea posible. No dejéis entrar a los sirvientes y que los niños se queden fuera. Para ellos sería demasiado deprimente y no pueden ayudar en nada”.
El físico Albert Einstein, que había nacido en Ulm, enseñaba desde 1932 en Princeton, lugar donde también murió. Ya en 1948, en el curso de una operación de abdomen, se le había diagnosticado un neurisma aórtico, siete años más tarde explotaba la gran aorta abdominal, pero Einstein se negó a dejarse hacer la operación que podría salvarle:”Es de mal gusto prolongar artificialmente la vida. Yo he hecho ya la parte que me correspondía, y ahora es tiempo de irse. Quisiera hacer esto con elegancia”.
Todos hemos de morir.
La muerte hoy en día no tiene otro sentido que un signo clínico.
Es preciso que paguemos el tributo de toda carne.
“La muerte está ahí, eso es”, y nadie trate de engañarse.
Todos ellos aceptaban la muerte apaciblemente llegada la hora.
Hay muchas posibilidades de morir en la soledad de una habitación de hospital.
De los muertos pienso, que lo que no hayan hecho en vida no lo hagan de muertos.
Ya en el Hades, los difuntos duermen en la muerte. Pero en el paraíso de los cristianos la luz tiene el color de la púrpura, es decir, del crepúsculo.
El lugar consagrado al silencio entre los manes romanos (locus ille silentiis aptus).
“Polvo eres y en polvo te convertirás”, mas polvo enamorado eres, que diría Quevedo.
Epicuro intenta demostrar lo irracional de esa ansiedad de vivir, de prolongar la vida.
Nada temible, en efecto, hay en el vivir para quien ha comprendido que nada terrible hay en el no vivir.
La muerte golpea al azar: nadie se encuentra protegido, de nada sirven el poder o la fortuna.
Dulce es la memoria de un amigo que ha muerto. La condición de inmortal es la amistad.
Se envejece no por los años, sino por el abandono de los ideales.
Muchas veces es valor el conservar la vida.
Una vida inútil equivale a una muerte prematura (Goethe).
Vivir la vida de tal suerte que viva quede en la muerte (Santa Teresa de Ávila).
La vejez es mala porque priva al hombre de todos los placeres dejándole los apetitos (Giacomo Leopardi).
Todo lo débil es viejo, todo lo fuerte es joven.
La vejez es la pérdida de la curiosidad.
Los viejos van a la muerte. La muerte va a los jóvenes.
La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte (Epicteto)
Aprende a vivir bien y sabrás morir bien.
El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos (Pitágoras).
Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte (Leonardo Da Vinci).
July 21, 2010
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