December 07, 2017

¡UNA HIGA PARA TODOS LOS DEMONIOS, QUE ELLOS ME TEMERÁN A MÍ!

"Iba con discreción, poco a poco, dando maneras para vencer el demonio"

"Y que, si les pareciese dejaría la oración del todo, que para qué me había yo de meter en esos peligros, pues acabo de veinte años casi que había que la tenía, no había salido con ganancia, sino con engaños del demonio, que mejor era no tenerla; aunque también esto se me hará recio, porque ya yo había probado cuál estaba mi alma sin oración"

"Y estando en un oratorio muy afligida, no sabiendo qué había de ser de mí, leí en un libro, que parece el Señor me lo puso en las manos, que decía San Pablo: Que era Dios muy fiel, que nunca a los que le amaban consentía ser del demonio engañados. Esto me consoló mucho"

"Mas ¡qué de embarazos pone el demonio y qué de temores a quien se quiere llegar a Dios!"

"El caso es que cuando es demonio, parece que se esconden todos los bienes y huyen del alma, según queda desabrida y alborotada y sin ningún efecto bueno"

"sólo el confesor, que, aunque conformaba con ellos por probarme, según después supe, siempre me consolaba, y me decía que, aunque fuese demonio, no ofendiendo yo a Dios, no me podía hacer nada, que ello se me quitaría, que lo rogase mucho a Dios"

"Qué espantados nos traen estos demonios, porque nos queremos nosotros espantar con otros asimientos de honras y haciendas y deleites; que entonces, juntos ellos con nosotros mismos, que nos somos contrarios amando y queriendo lo que hemos de aborrecer, mucho daño nos harán, porque con nuestras mismas armas les hacemos que peleen contra nosotros, poniendo en sus manos con las que nos hemos de defender"

"No entiendo estos miedos: ¡demonio!, ¡demonio! adonde podemos decir: ¡Dios!, ¡Dios! y hacerle temblar. Sí, que ya sabemos que no se puede menear si el Señor no lo permite. ¿Qué es esto? Es sin duda que tengo ya más miedo a los que tan grande le tienen al demonio que a él mismo"

"Tengo por una de las grandes mercedes que me ha hecho el Señor este ánimo que me dio contra los demonios; porque andar un alma acobardada y temerosa de nada, sino de ofender a Dios, es grandísimo inconveniente, pues tenemos Rey todopoderoso y tan gran Señor, que todo lo puede y a todos sujeta. No hay que temer, andando, como he dicho, en verdad delante de Su Majestad y con limpia conciencia"


SANTA TERESA DE JESÜS


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