June 14, 2014

NIKOLÁI VASÍLIEVICH GÓGOL (1847)

Escritor ruso cuya obra formó parte en sus inicios del incipiente realismo del siglo XIX.
Maestro del cuento es considerado el precursor del realismo grotesco.

Hijo de un pequeño propietario ucraniano con cierta fama local como dramaturgo popular, en 1828 se trasladó a San Petersburgo con su madre, ya viuda, y allí trabajó como catedrático de historia en un instituto femenino y comenzó a frecuentar los ambientes literarios, en los que conoció a Jukovski y a Alexandr Pushkin.

En 1831 publicó la primera parte de Veladas en la finca de Dikanka cuya segunda entrega apareció al año siguiente, y tras ella publicó los relatos de Mirgorod (1835), entre los que se incluye el extarordinario relato de la vida de los cosacos Tarás Bulba, y Arabescos (1835), volumen que recoge varios textos, como las novelas cortas El retrato, La perspectiva Nevski y Diario de un loco.

En 1836 estrenó su obra teatral El inspector, sátira de la burocracia rusa recibida con agrias polémicas que influyeron notable y negativamente en el ánimo del escritor.
En 1835 publicó el relato satírico La nariz, magistral ejemplo del humor grotesco del autor, pero el éxito literario se vio acompañado en 1836 por una grave crisis interior que le hizo trasladarse a Alemania, y posteriormente viajar por Suiza, Francia e Italia.

Tras un breve regreso a Moscú en 1839, cuando persistía la incomprensión hacia su obra, marchó de nuevo a Roma, donde tuvo conocimiento de las detractoras opiniones de la critica de su país sobre la primera parte de Las almas muertas (1842), novela en la que penetró en la miseria y el absurdo de los poderes rurales y de los funcionarios de provincia.

La obra fue seguida del epistolario Extractos de una correspondencia con mis amigos (1847), textos de carácter reaccionario, muy alejados de su fama de escritor crítico, y que fueron considerados por los demócratas como un apoyo al "oscurantismo y la autocracia zarista".

Estas consideraciones afectaron profundamente al escritor y le llevaron a quemar el manuscrito de la segunda parte de Las almas muertas, concebida como una obra magistral cuya brillantez avergonzó después a sus detractores.

Tras un viaje de peregrinación a Jerusalén, regresó a Moscú en 1848, donde pasó el resto de su vida en un gran desequilbrio emocional, entre depresiones agudas y momentos de exacerbado misticismo religioso.

En sus últimos años consiguió escribir la ansiada segunda parte de Las almas muertas, pero volvió a quemarla en 1852, pocos días antes de su muerte.
Se trataba del Purgatorio, continuación de un intento de trilogía, a la manera de la Divina Comedia de Dante, de la que se han conservado varios capítulos y fragmentos en cuadernos de copias y redacciones anteriores.

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