October 31, 2011

LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES

Lo difícil que hubiera sido explicarlo todo la noche antes de difuntos en que se apercibía el silencio conque la muerte se adentraba en nuestras casas y en la ciudad. Primero era una neblina blanca que daba paso a una lluvia y en el noticiario se comunicaba la muerte de algún personaje relevante.
El frío titubeaba en aparecer de pronto y sin avisar dejando a nuestras sienes en el tuétano. Siempre había ido contando los muertos, 1.174 entre amigos y conocidos que iban por delante de mí, yo sería el...
Me acordaba perfectamente cómo eran en el último instante en que los dejé solos en sus moradas y la muerte se los llevó.
Era ineluctable y ellos no podían hacer nada más que desaparecer. Su recuerdo benefactor incluso se borraba en mí. No pude hacer más que dejarlos morir.
Tampoco aprovechaba mucho a los vivos el estar vivos. Ellos viajaban o daban vueltas alrededor nuestro en esa noche dispuestos a pedir una recompensa y que nos viniéramos a convivir con ellos.
El Día de Todos los Santos era el día anterior al de todos los difuntos. Aunque muchos que vivían ya estaban muertos para nosotros porque no podíamos utilizarlos en nuestros oficios. Pero no se podía jugar a quitarles la vida. ¡Pobres los que se consideraban como dioses! Pronto vendría el diablo con la guadaña a cobrar sus vidas pretenciosas y llevarse el alma.
Tendrías que creer que Dios quería tu vida. Pero tú desagradecido pronto desestimabas a los vivos. Pero no esperaba nada especial en esta vida. De hecho si no tuviera familia no cumpliría con mis obligaciones. De estar solo ellos pronto reclamarían mi vida. Yo ya estaba muerto. Era un muerto que por alguna misteriosa misión seguía viviendo. Dicen eso que somos como zombis.
Si tú hacías y mejorabas entonces mejoraba tu entorno. Se debía un respeto a todos los muertos y a todos los vivos que podían dar este paso.
La libre elección que hacían los muertos de los vivos para siempre beneficiarles, por parte de los Santos y de la Noche, decidían los pasos de estas nuestras semanas. ¡Que ninguna pedida de ayuda fuese desestimada! Pero siempre era el querer ser torero y el querer volver al ruedo a rematar la faena a pesar de haber sufrido varios revolcones y hartas espantosas cogidas. ¡Ánimo y al toro que no te coge...!

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