October 31, 2011

LA CASTIDAD EN LA NOCHE DE HALLOWEEN

Los males mentales venían con el exceso del sexo. El único bien era procrear y sacrificarse por ello. La hora de los héroes y de los valientes estaba en la castidad. Con la castidad aumentaba el número de casualidades y de choquear de carambolas de encuentros con vivos y el pasado en la ciudad. Probablemente te reunirías con todos ellos al morir.
Todos te llamaban al reclamo de las buenas intenciones. Con la castidad debías querer ardiente que se produjera lo que soñabas y querías. Y así sucedía.
Con la castidad estabas más unido al Coro de las Vestales y con esta virtud podrías atravesar las fiebres del Hades y llegar al Cielo Carpetano donde estaba el Carro de las Siete Estrellas.
Deberías de alegrarte de ser casto porque es como ser justo y vas a ser portador de muchas cosas triunfantes y esplenderosas. Pero tu mujer estaba enfadada por falta de frenesí, amor y cariño. Nuestro destino se decidía en la cama.
Pero en esto Dios y el reloj de su bondad tomaban más parte que los médicos que venían en tropel tras nosotros hasta la próxima parada.
Tenías que ser casto en estas noches de Halloween para que no te aconteciera ningún mal y para que ningún mal espíritu se te metiera dentro. El carnaval despertaba a los muertos y ya no era el carnaval sexual de los vivos.
Por eso se hacía más intenso el carnaval con los muertos y la castidad de la memoria honrosa y particular que no admitía el desliz de hacer el mal cuando se quería hacer el bien, llamaba a aguantar y hacer minutos de santidad. ¡La castidad resucitaba a los santos!
Si se podía cometer acto impuro si estaba justificado el encuentro con una bella dama. Tenía que morir la gente para no ser testigos de lo que era horror.
Habíamos y teníamos que dejar un espacio apresor en nuestra mente. No te signifiques y pasa y déjalo pasar.
A la mente el hecho de mantener o no, la hace obsesionarse o despistarse, hay que ceder y volver a la tranquilidad del ánimo y la seguridad.
Un pequeño placer contenido nos hace ascender del Cielo para evitar el Infierno. El perfume seminal que nos rodea.

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