También después de luchar contra los propios españoles nacerán detractores entre los más estrechos colaboradores del Tito NordCatalán (se dividirá en dos coreas con el paralelo del Ter) y será encarcelados en Montjuich y los ataques al catalanismo será como a La Nueva Clase en el antiguo comunismo.
Puigdemont no es como el parisino Dignimont el ilustrador de la plancha de los Hommes de bonne volonté, no creo que haya mucha risioterapia de reflexión en el Vaticano ni en el Parlamento de Madrid con este asunto soberanista, se ha dilatado el tiempo hasta la probable solución, necesita Cataluña como Palestina la cima del monte Ararat y un Mar Rojo de Moisés para tal casualidad, pero despacito y lueguito van en diminutivo.
Todavía no ha nacido de un dios y de una mortal ni Tarradellas ni De Gaulle ni la madre que los parió, solo les queda una presidenta Diótima para los banquetes secesionistas y esos comensales son de onda muy corta.
La moneda de plata dirhen de los países islámicos se acuñaba en Madrid, éste es el discernimiento de lo normal de que las cosas se han ido haciendo así porque sí, por un aire de fidelidad que tiene la capital en el punto interior y central a la tierra ibérica que no tienen los costeros con sus olas y veletas y ahora presionará el Disco de Frenos.
La Historia Verdadera de la Nueva España Postautonómica acabará así en la mayoría silenciosa de Cataluña que finalizará como el general Díaz Porlier valiente estratega de empresas heroicas ante los franceses y luego ahorcado por su oposición al absolutismo ahora de seña norcatalana.
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