August 21, 2012

EL PROCESO DE LA DEUDA SOBERANA ALEMANA

Le querían desnudar a K. de la camisa blanca. Los guardianes e inspectores...

¿qué clase de hombres eran aquellos?¿De qué hablaban?¿A qué servicio pertenecían?

¿quién se atrevería a arrojársele encima en su propia casa? Sin duda esta escena no era más que una broma, una broma grosera...

Si se tratase de una comedia, él también iba a representarla.

Permanecía allí, plantado, con sus papeles en la mano, en medio de la habitación, mirando a la puerta que no volvió a abrirse.

No tiene autorización para entrar -dijo el mayor de los dos guardianes-.
Usted sabe muy bien que se halla detenido.

- Pero, ¿por qué estoy detenido, y para colmo, de esta manera?
- Ya vuelve usted a empezar. No respondemos a semejantes preguntas.

Nosotros no somos más que empleados subalternos, apenas conocemos nada de papeles de identidad y no tenemos otra cosa que hacer que vigilarle durante diez horas por día y cobrar nuestro salario por este trabajo.

Las autoridades que nosotros representamos -todavía no los conozco sino en sus grados inferiores- no son de las que buscan los delitos del pueblo, sino de las que, como dice la ley, son "atraídas", son puestas en juego por el delito y entonces deben enviarnos a nosotros, los guardianes. Esa es la ley y no puede haber en ella error alguno.

- Yo no conozco esa ley -dijo K...
- Usted se arrepentirá de ello -dijo el guardián.
- No existe seguramente sino en la cabeza de ustedes -dijo K...
- Ya verá usted bien cuando la sienta cumplirse.

No se agote en preocupaciones superfluas, es un consejo que le damos. Reúna más bien sus fuerzas, pues tendrá mucha necesidad de ellas. No nos ha tratado usted como merecía nuestra presencia, ha olvidado que, quienquiera que seamos, representamos por lo menos en este momento, ante usted, a los hombres libres, y eso no es una superioridad despreciable. Sin embargo, estamos dispuestos, si tiene usted dinero...



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NOTAS

Los inspectores son alemanes

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