July 12, 2012

AL OLEAJE DE MI MENTE D, E, J

I

Para una posible ficha para una Agencia Matrimonial.

LA FORMACIÓN DEL FILÓSOFO V


D

De cintura para abajo estoy muy bien decía Olga.
Debo pensar menos en mí mismo y dedicarme a aliviar los sufrimientos de los demás. Tengo que hacer agradable la vida de los demás.
De joven me dejaba barba marxista. Pero rechacé el último carné del PCPE por batasunos.
De joven no tomaba nada para la gripe de invierno y conducía un Opel Kadett rojo con matrícula de CE(uta) a 140/km por la carretera de La Coruña hasta que una vez se le salió el tubito de la gasolina. El coche estaba lleno de bollos y yo no me había dado ningún golpe sino que fue el coche de mi tía MªCruz que era catedrática de matemáticas y se olvidaba de todo y adelantaba los obstáculos en cuanto que se le presentaban y sin mirar.
Desayunaba fideos cabellín con leche y azúcar para coger energías por consejo de Olga.
Desconfío hasta de los más allegados. El mundo y la gente me parecían muy malos gracias al consejo definitivo de Olga.
Desconfío odiando a los compradores y poniéndome nervioso en el Corte Inglés.
Después del puente de San José ya no uso la bufanda. Y en mayo decido no abrocharme y usar el impermeable marino si llueve.


E

El día de mi boda brillé con luz propia. Mi brindis fue: "El amor hace que las cosas crezcan y se expandan. Y en este mundo no hay cosa más maravillosa que amar a alguien y ser correspondido".
El mejor polvo que he echado en mi vida fue en Aranda de Duero. Ella era de Araúzo de Miel. Se llamaba Belén y fue en la mañana de Navidad.
En el último momento, cuando estaba a punto de sucumbir, llegaba Dios con la salvación. En mí se cumple que todo cambio es para mejor.
En mi cuerpo llevo sangre catalana y piel salmantina.
En mí escribir es una necesidad. Chorreo tinta por los dedos. Me gustaría escribir como si pintara.
En el paseo marítimo de Peñíscola llevaba un sombrero blanco de la Ruta de Quetzal.
El día veintiséis del mes era el que mejor se me daba y si era jueves mejor. Luego descubrí que mi mujer nació un jueves 26 de septiembre.
El helado de avellana era mi preferido.
El jueves es mi mejor día de la semana.
El jugar al baloncesto me ha servido para el trabajo.
El ritmo de mi vida gira en torno a la climatología y los genitales.
En la oficina a veces celebro mi cumpleaños en día de mi santo. En San Jorge, pero yo no nací en ese día, aunque sí en abril.
En mi mente hay sistemas.
Entiendo el catalán y lo hablo una mica.
Entiendo el portugués y lo falo.
Ella me querrá hasta que me duré la nómina.
Era necio y hablaba sin pensar. Hablaba para rebotadas las palabras con los demás ponerme a pensar. Muy mal hecho.
Escribí mis primeros dos cuentos en dos noches de fin de semana de nostalgia en invierno con 15 años añorando Irlanda.
Escribo para dejar un legado a mis nietos. Pero no hay memoria de mi familia. No tuve abuelos, ni tíos ni primos que estuvieran en contacto con nosotros.
Espabilo al que me hace perder tiempo y energías.
Estudié quince años filosofía. Leyendo, resumiendo y memorizando unos cien libros al año.
Estuve a punto de suicidarme con 22 años tirándome desde lo alto de una azotea del Barrio Salamanca y dándome igual creyendo que podía volar y que los ovnis me llamaban.
Estuve en Alemania del Este los veranos inmediatamente anterior y posterior a la Caída del Muro de Berlín.


J

JORGE SANTOS es un nombre bonito. Y así firmo en letras normales con una raya debajo que parece una firma de rayo o de diablo con una J y una S iniciándose como dos eses regordonas con chepa.
Jugábamos mi hijo mayor y yo a pegarnos de lo lindo en la cama.

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