July 06, 2012

AL OLEAJE DE MI MENTE A, B, C

I

Para una posible ficha para una Agencia Matrimonial.

LA FORMACIÓN DEL FILÓSOFO II

A

Alcobendas es mi paraíso.
Amaba a los animales con locura.
A los cuatro años me empujaron y me caí de culo desde lo alto del tobogán del colegio San Agustín. Encima una monja me pegó en el trasero cuando yo no era el culpable y subía despacito.
A los treinta años les robaba a las mujeres imágenes de belleza y eróticas para mi propia potencia sexual y mi vigor creativo. El miembro viril aparece en la encrucijada de todos esos juegos de dominó.
A mí en cuadro de las Hilanderas me gusta más que el de las Meninas.
A mí los polvos me ponen guapo.
A mí me gusta el románico y a mi mujer el gótico. Pero a ninguno de los dos nos gusta el barroco ampuloso.
A mí me gustan las mamás que son una monada.
A mí me gustan las mujeres escultóricas.
A mí no me gusta ir al Zoo en verano con las fieras acaloradas y encerradas.
A mí no me gustaría que mi mujer trabajara tanto y llegara tarde a casa.
A mi mujer le gusta leer novelas voluminosas.
Atraigo a la gente a la psique.
A veces me fallaban los aracnoides del cerebro.
A mí también me sale agua de las heridas de la cabeza.
A veces pienso que soy como un hombre-reloj o un ángel con un demonio dentro.


B

Bastante era que no odiara a nadie.


C

Conecto con el espíritu socialista.
Con la familia y los amigos tenía espíritu de reconciliador y unificador.
Cada vez me parecía más a Maite y a Andrés. Ahora cada vez me parezco menos a Maite. y Andrés se parece cada vez más a mí. Y Javier me llama papá. Me coge de la mano y me lleva por el pasillo. Y quiere que me siente a su lado a jugar. Y yo me parezco a él.
Con veinte años me parecía a Valle-Inclán.
Como buen Aries soy adelantado.
Cómo le hubiera gustado a mi madre estar aquí en calma y reunida con sus nietos.
Cuando me enfadaba de pequeño me ponía de morritos dos o tres días sin hablar a nadie. Luego un tema baladí me hacía hablar y me alegraba.
Cuando quiero cojo el semáforo más fashion de la Castellana junto a la Torre Europa del Bernabéu y sino espero.
Cuando bajo dos escaleras, con una mujer que va por delante de mí, bajo la primera tan deprisa como ella, pero cediéndola el paso y la prisa; y en la segunda escalera, la bajo más lentamente, dejándola distanciarse y que sea ella, quien llegue la primera a la salida.
Cuando nado en el Mediterráneo creo que soy hijo de Neptuno y que las olas se erizan a mi alrededor.


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