July 26, 2017

EL TRABAJADOR PRECARIO EN LOS ARRECIFES ARTIFICIALES DE LOS TROGLODIGESTOS

Vaya planazo. Del retrete, a la ducha y a currar. Una tabla de flexiones y estiramientos para calentar, media hora de aeróbico y cardiovascular, máquinas para fortalecer el cuádriceps, aductores y lumbares. Bajar las escaleras de casa sin caerse rodando. Coger los transportes públicos en las horas contadas. Más de millón y medio de inmigrantes y nacionales recuperados para la economía de un lado para otro, con un sandwich y pocas horas de dormir para conseguir 300, 400, 600 ó 900 euros al mes. Sustituciones en verano sin irse de vacaciones. Trabajos de acompañamiento, camarero, cocinero, conductores, asistente del hogar, vigilante, cajero, limpieza, conserje...
Una sociedad malsana y enferma, llena de viejos con 600 euros de pensión, ciudades empobrecidas, la locura como síntoma general, las parejas cada uno tirando por su lado, ya no verse en el ocio de gastar en entradas de cines o espectáculos, sino disminuir gastos, sobrevivir...
Si por un imprevisto te quedaras cojo, ya no podrías trabajar, necesitarías una venda, y el Obamacare lo van a tumbar.
Alquilar una habitación por 250 euros para ir tirando. Otra alternativa es suicidarse, que el coche de la funeraria te lleve al tanatorio, donar tu cuerpo a la ciencia para ahorrar gastos a los congéneres que vienen detrás.
Todos empujando en el Metro porque los trabajadores cincuentones del Madridpichí de dos cafés y uno solo ahora son ciudadaniles... todos callados, competitivos, odiosos, envidiosos, morir en silencio, sin hablar, solo en la habitación hasta que te recoja la ambulancia.
Espacio, espacio para respirar, los inmigrantes no son formales ni puntuales sino sucios y ruidosos pero algunos han evolucionado y superan en premio de saber estar a los nacionales.
La civilización aperreada avanzada en Europa, ve series españolas en la TV y ya no necesita de las telenovelas amazónicas.
Se trabaja por 5 euros la hora, por 10 o 20 euros al día, en negro y sin contrato, sin seguridad social ni ná, a expensas de esclavistas con el látigo de ti menees, el gobierno no regula el marco laboral del servicio doméstico ni de las empresas multiservicios, se hacen estadísticas pero no se inspeccionan, quita quita, no les vayas a quitar el pan de la boca...
Se ha perdido el sentido de la vida. Que todo esto sea un proceso consciente, libre, de libertad.
Ya no son los valores cristianos, las leyes justas, de sentido común, racionales, de igualdad y fraternidad, sino dar un salario social a todos los que nacen, pagar impuestos, repartir los euros que por ahí circulan, y morir con dignidad.

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