April 11, 2013

IMPRESIONES MADRILEÑAS A LA LUZ BLANCA III

Ha muerto Sara Montiel pero yo no sabía que era gran ministro y británica...

Los santos tienen una mala salud de hierro, cuando se te cae la piel no hay ratoncito pérez que te la recupere, cuando empezamos a tener sentimientos humanos nos empezamos a morir, y a mí me gustaría morir inocentemente como José Luis Sampedro pero bicho malo nunca muere y cuando me haga bueno todo será el morir.

Estamos acostumbrados a un estilo de vida que no es el suyo donde el trabajar resulta de chiripa y nadie nos baila el agua, donde la suciedad se nos presenta y nos cierra los ojos, donde las más de las veces en este espacio somos un maniquí simple sin fundamento donde el contable tiene seguro su sustento, y esa carrera loca en el metro para dilucidar qué nos estamos perdiendo y aún no nos cedemos el paso cuando todo el metro huele a sudor del pueblo, y encima descubro esta semana que todo depende del cerebro y que para hacer bien el acto sexual y el amor en la cama son necesarias la lascivia y la lujuria sino menuda agua chirria y esto quizás sea consecuencia directa de los escraches.

Yo no lo he visto en Chueca ni en Malasaña que están en Madrid y creo que la izquierda no necesita de prostíbulos, y que vengan las asiáticas a hacer de francotiradores con sus cámaras y a escanear los trajes de sevillana de las antipáticas de Maty, y las provincianas que tengan cara desagradable que no se vayan a Retro y que se vayan a Golden, y los caldos de orina de la Plaza Mayor no se oculten con los pordioseros y la policía de Génova, y nos metemos por la calle Barquillo y con los semblantes ya tenemos qué comentar del rey del Palacio de Oriente, y no queremos que los jóvenes se vayan, lo pasen mal y vuelvan peor, y después de la cena pasada hoy no acierto a tocar las teclas, pero voló el aire por la Catedral y se ven los horizontes con claridad, y los atardeceres se cierran por las calles este domingo en que no se hicieron manifestaciones sino maratones en la Cibeles.

Ha debido de haber una batalla buena para que se pusieran las leyes con firmeza en Al Andalus y yo vi en la discoteca Alquimia a la pareja de aldeanos bailando de Alberto Durero, El caballero, la muerte y el diablo cuando me dirigía de noche a la plaza de Colón, y a La Melancolía cuando estaba de mañana en casa esperando a que pasara el domingo de los resucitados en hora buena.

La animación degenerada del metro salvo excepciones que no vienen de diplomas en un grado del punto de libertad de la masa del pueblo que se divide en dos tipos de gentes según el problema del amor y la pasión y la miseria de la clase trabajadora bajo mínimos que ni la onda del pelo te asegura el buen plante y también los asesinos del escrache anarquista le cortaron el cuello a Eduardo Dato cerca de su casa.

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