May 28, 2020

MANUEL SARASA EN AYERBE... EL ALZHEIMER

El aplauso emotivo al servicio a la humanidad de Manuel Sarasa


Ayerbe y Zaragoza despiden al gran investigador oscense, al que "debemos un mundo más cercano y benevolente"

JAVIER GARCÍA ANTÓN
28/05/2020

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AYERBE.- Dos entrañables y rotundas ovaciones han expresado el agradecimiento de Ayerbe, de Aragón y de la humanidad a la figura de Manuel Sarasa en el día de su despedida en la Iglesia de San Pedro, después de haber entregado en la vida terrenal todo su amor, su conocimiento y su esfuerzo para contribuir a la integridad de las personas desde la investigación enfocada a preservar el recuerdo, uno de los más grandes patrimonios que labramos a lo largo y ancho de nuestra existencia.
El templo ayerbense ha estado rodeado de una importante expectación desde prácticamente una hora antes del sepelio, una concurrencia que deseaba rendir un último tributo al científico abnegado, tranquilo y sacrificado, al altoaragonés pasional, al amante de su familia y amigo de sus muchos amigosal trabajador infatigable y al ser generoso que jamás escatimó en su viaje vital en moto o en coche, porque la velocidad era el contrapunto de su gran serenidad y su invencible paciencia.
Con la irrupción del coche fúnebre, se han contemplado escenas de dolor, de tristeza y de acompañamiento a Irene San José, su otro yo durante décadas, sus hijos, sus nietos, familiares y amigos. La bandera de Ayerbe cubría el féretro que, justo antes de ser entrado en el templo parroquial, recibió un largo y emocionado aplauso. Las condiciones sanitarias actuales reservaron el aforo a sesenta personas, y el resto quedó en las puertas para prorrumpir nuevamente en palmas a la salida.
Ya en el interior de la Iglesia de San Pedro, se inició la homilía celebrada por el párroco, Lorenzo Naya, que simbolizó en el aplauso cerrado la admiración que el pueblo de Ayerbe y los aragoneses sentimos "por Mamel", la justa correspondencia a la "gran pasión" que el investigador sentía por su villa, y que "se desgranaba" con escapadas permanentes desde la Zaragoza donde oficiaba en el laboratorio con el objetivo de compartir vivencias con sus paisanos, con sus familiares y con los amigos más allegados, con la humildad que otorga la sabiduría.
Para comprender la personalidad de Manuel Sarasa, acudió Lorenzo Naya al "ejercicio de su profesión", que demanda una gran carga "vocacional" y un foco: "Lo que ha hecho Mamel es un gran tributo y un gran servicio a la humanidad".
Profundizó el sacerdote en los valores que cultivó el doctor y que son la propia esencia de la investigación. Confluyen "un gran sacrificio, estudio, trabajo, investigación, logros, fracasos, éxitos..." Incluso, esos momentos de "atasco" en los que es preciso tirar adelante con la voluntad para demostrar que nunca se trabaja en vano.
Si en el arranque del sermón Lorenzo Naya aludía a la cita sagrada de que no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos, en la parte final concluía que a "Mamel Sarasa" debemos "un mundo más cercano y benevolente". Incidió, en este sentido, en la gran pérdida que supone "no tener memoria, no recordar nuestro tiempo pasado, porque nuestra vida quiere un sentido y un horizonte", pero hay que "entender nuestro pasado para afianzar el presente y construir el futuro".

UNA HUMANIDAD MEJOR
El párroco de Ayerbe expresó la gratitud que todos debemos a Manuel Sarasa porque, con su trabajo y con su testimonio, ha ayudado a levantar "un poquito si cabe la humanidad".
Concluida la liturgia, una comitiva de veinticinco personas acompañó el cuerpo hasta el cementerio de la villa, con la Guardia Civil facilitando todo el trayecto exactamente igual que hizo a lo largo de toda la mañana para que todo transcurriera con la máxima fluidez.
El arranque hacia el camposanto fue secundado con otra ovación hacia Manuel Sarasa, entre las lágrimas, el silencio y la admiración arraigada en la atmósfera ayerbense de sus familiares, de sus amigos, de sus compañeros de Araclon Biotech, de representantes de organizaciones de alzhéimer y de sus conciudadanos. Previamente, Manuel Sarasa había sido también despedido con el mismo pesar e idénticos reconocimientos en Zaragoza. Aquí, ha dejado la huella de la esperanza.


Fallece el investigador oscense Manuel Sarasa


El científico ayerbense diseñó una vacuna para erradicar el alzhéimer que se encuentra en fase II del ensayo clínico

MYRIAM MARTÍNEZ
27/05/2020

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HUESCA.- El científico oscense Manuel Sarasa Barrio ha fallecido este miércoles en Zaragoza a los 63 años de edad tras no poder superar una enfermedad. La capilla ardiente se encuentra instalada en el tanatorio de Torrero de Zaragoza, desde las 13:00, y se celebrarán dos funerales este jueves, a las 10:15 en la capital aragonesa y a las 12:30, en Ayerbe.
Manuel Sarasa nació el 13 de febrero de 1957 en Ayerbe, pueblo que llevaba en su corazón y del que ha presumido dentro y fuera de España. Se licenció en Veterinaria por la Universidad de Zaragoza en 1980 y obtuvo el doctorado en 1985 con el Premio Extraordinario. Catedrático de Anatomía y Anatomía Patológica Comparadas, creó la compañía biotecnológica Araclon Biotech en el año 2004 como una "spin-off" de este centro universitario.
Se especializó en la investigación y desarrollo de terapias y métodos de diagnóstico frente a enfermedades neurodegenerativas. Después de iniciarse en el estudio de la Enfermedad de Alzhéimer en Suiza, su trabajo se centró en esta patología para la que no existe cura y cuya prevalencia se sitúa en España en torno a los 350.000 o 380.000 casos y a más de 25.000 millones de personas en el mundo.
Su mayor logro fue el diseño de una vacuna, que se encuentra en la fase II de su ensayo clínico, y diseñó un kit de diagnóstico para la detección temprana. Sarasa siempre se mostró convencido de que su proyecto seguía el buen camino.
Inventó varias patentes, firmó más de medio centenar de publicaciones científicas de impacto internacional y dirigió más de una docena de proyectos de investigación desde 1989. Fundó y dirigió el Laboratorio de Neurobiología de la Universidad de Zaragoza (1993-2007) y obtuvo numerosos reconocimientos como Aragonés del Año 2004 en Ciencia e Investigación, y como Altoaragonés del Año en 2009, premio que concede DIARIO DEL ALTOARAGÓN por decisión de sus lectores.
Fue galardonado por la Confederación Española de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias (CEAFA), en la modalidad Investigación (2009) y fue nombrado Académico Numerario por la Real Academia de Medicina de Zaragoza (2014).
Recibió también, entre otros, la distinción del Rotary Club de Huesca, el Premio Francisco de la Reina del Colegio de Veterinarios de Huesca y fue nombrado Socio de Honor de la Asociación de Amigos del Castillo de Loarre. Cada uno de estos tributos los recibió con sorpresa, ilusión y agradecimiento. 
En 2012, la compañía catalana Grifols, tercera del mundo en la producción de fármacos biológicos derivados del plasma y grupo pionero en investigación y desarrollo de alternativas terapéuticas, decidió apoyar la investigación de Sarasa y adquirió el 51 % del capital Araclon ­Biotech.
José Manuel Sarasa, Manolo o Mamel, como también se le conocía en ambientes familiares y en su pueblo natal, se casó con Irene Sanjosé, que trabajaba con él en el laboratorio al igual que uno de sus tres hijos, y era abuelo de dos nietos. Sus padres, Jerónima y Antonio, le transmitieron los valores del "esfuerzo, honradez y sinceridad", que compartía con sus seis hermanos.
Era una persona sensible, humilde, honesta, inteligente, perseverante, positiva, entusiasta y buena, con vocación de servicio y una capacidad de trabajo infinita. La investigación era su forma de vida, siempre estaba atento a todo lo que le rodeaba. Adoraba a su familia y era un amigo generoso que siempre estaba disponible. El mejor de los amigos.
Cada vez que veía el pico Gratal, de camino a Ayerbe, se sentía en casa. Le encantaban las motos y conducir. Le apasionaba la vida.

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