March 27, 2013

IMPRESIONES MADRILEÑAS A LA LUZ BLANCA II

Con lo mucho que haces por Madrid cuando van dos juntos al centro y te remiran por todos lados desde el Retiro al Ministerio del Aire, cuando uno va subido sobre el otro hacia arriba con el peregrinaje de los autobuses y de las mozas a la ciudad de la triunmuralla de la dificultad.

Miras a lo largo del vagón y miras si tú no estás en gracia y el precio está tirado para disfrutar de este espectáculo de merodearse con la sociedad madrileña sin perder del todo la cabeza como alguien que quiere ocupar con las manos toda la acera y si en ella se va más allá que no espera y como los monigotes de los políticos en las pantallas del metro.

Siempre será este subir un navajeo con gente mesonera y rifirafe de miradas con quienes no evolucionaron a ponerse a andar desde las majadas, y que te impiden escribir en el metro donde vas donde apenas hay aire para respirar como no pase por la Casa del Campo y se lleve toda la gitanería fuera de Madrid, y esas nubes negras que nos atormentan las mentes desde los márgenes del Manzanares y que nos quieren colocar como doseles en nuestros pechos morenos, y arrimándote a los cortos moldes de los vecinos con su sobrevivencia en la Villa y cuando la sangre se desborda ya por las ventanas y las bancadas.

Esta ciudad es muy bruja y causa el infortunio a quien en ella se queda y no se comporta como el santo Isidro y santa María de la Cabeza, y quien no hace algo en todo el día llega el viento del Guadarrama y se lo hace pagar muy caro sin vino ni queso, y en esos encondrijos ellas los echan en olvido de los barreños porque la hembra de aquí es muy activa, y no quieras llevar sus fardos si nada te va con ella porque es estar ciego a las mismas puertas del hoyo, y para qué te vas a tener casona con goteras si es un gasto del que te puedes evitar y te vendrá bien, y si a la luz de este día nublado de luz blanca es fácil distinguir a los enemigos y las señales del cielo se manifiestan en las otras cosas, y así deberías vomitar ese lagarto que te tragaste.

Cuando una idea queda fija en la retina uno no se salva de ser asaltado en la esquina donde los barrenderos del barrio limpian las calles y los oficios siguen su trasiego en el meollo del círculo, donde con la polución y el mal vivir alejado de la naturaleza te quitan la máscara y te tienes que echar esta agua clara en la cara para proseguir para que no te sientas nunca madrileño ni pasajero de la individualidad si no quieres romperte en mil pedazos, porque son las esperas interminables en las escaleras del metro lo que nos desespera en nuestro ir de aquí para allá con la chulería en que se ha convertido el Bernabéu como si le faltara medio pelo de autosuficiencia, y la gente se dedica a sacar los cuartos unos a otros y son como abandonados locos de la protección de Dios en una alta dosis de Madrid Jabugo en que se anda con los ojos cerrados sin parar de recibir tortazos a diestro y siniestro sin molestarte en abrir la puerta de salida de donde sale un sol blanco de justicia con la cola de caballo de la Cibeles y El Corte Inglés te coloca el ya es primavera con Eva y la manzana en la Plaza de Castilla.

Si sintieras el resquemor de que no conviene de que no se muere tanta gente como se debe en este trance de la Castellana, y de que somos tontos de seguir en fila al trabajo y tropezando unos con otros en el siglo XXI con nuestros malos pensamientos y olores, seríamos afortunados de que no nos caiga un chaparrón de las nubes velazqueñas rodeados de tantas sátiras de muertos de hambre y de malestares de la seguridad del infierno que te pueden espiar y perseguir hasta la muerte.



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