November 17, 2010

SENTENCIAS FILOSÓFICAS: FRANCISCO DE QUEVEDO

Huye de los necios. Hay humildad que se muestra como necedad. El necio nunca calla. El buey por el cuerno y al hombre por la palabra. Más deudas de todas, las de palabra.

El juicio y los vicios y la persona. Debemos aborrecer los vicios, no las personas. La aflicción da nuevo juicio.

El importante la cortesía: dando y hablando bien, se ganan voluntades.

Demonio meridiano el amigo doméstico. Mal me va, cuando mis enemigos me hacen coplas. El silencio hace de amigos, extraños. Los enemigos nos hacen mejores o más avisados. Conciertos humanos, las más veces no tienen más que el nombre. El que ama de veras ha de atravesar por espadas desnudas por el amigo. El amigo ha de ser como la sangre que acude luego a la herida sin esperar a que la llamen.

Claras resoluciones, eficaces medios y prontas ejecuciones consiguen las cosas grandes. Al diligente no le falta ventura. A precio de trabajos da Dios sus bienes. El refrán español: En lo tuyo tú.

La discreción propicia la Fortuna. Es vana la virtud donde falta la fortuna. La naturaleza, la substancia y la fortuna: todo accidente. La prueba de muertes de fortuna, excelente medio para la consideración de la muerte natural.

La fama y el renombre de bueno: amado y amigo de todos. La fama no se hereda, débese a los hechos propios. El tiempo descubre el mérito de las personas.

El alma de esta vida es el honor y la estimación. Los que saben el agravio dicen que si el ofendido no puede vengarse es débil; que si no quiere vengarse, no tiene honra; que si no sabe vengarse, es vil.

Dios se venga del soberbio y al revés del humilde. Os amo porque sois todo amable, porque sois el sumo bien y porque sois el mismo amor. Para que Dios perdone, son menester diligencias del pecador.

El amor iguala a todos los Estados. Más peligroso el amor de obligación, que el amor más ciego.

Los reyes piensan que hacen merced en recibir. El perseguir un príncipe a uno, es levantarle, es subirle de precio. El fin de advertir a los reyes que se templen porque no lleguen a temer como cada cual. La gravedad que debe guardar un rey en sus lugares para la conservación del respeto. El mal o buen uso de los oficios dependerá del natural de las personas. El uso del poder en dar es ejercicio noble y en quitar bajo.

El diablo no vende nada sino a precio de alma. El remordimiento del corazón, prueba de los “toques del cielo”.

El que beneficia a mayores personas, y de mayor puesto en que se halla, procura señores de quien ser esclavo.

No hay espectáculo más digno de la atención divina que la lucha de un pecho generoso con la adversidad. La vida no está sujeta a los movimientos varios de la fortuna, ni depende de caso; antes es gobernada de la inefable providencia del Señor, con la cual dispone y gobierna Su Majestad todas las cosas.

Con el sufrimiento y la paciencia llega el ánimo a despreciar el poder de los males. Arrima tú la razón a las dificultades, y veras cómo en ellas se ablandan las cosas ásperas, se ensanchan las angostas, oprimiendo menos las graves a los que con valor las sufren. Al que hace lo que debe, su verdad le basta.

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