y que no podría hablar
La vida es un juego de cartas donde se da el don de la palabra, algunos ni siquiera quieren jugar para así dedicarse a las maquinitas táctiles, a algunos les han ordenado y obligado a callarse, y otros no se sienten agraciados para hablar como tampoco para comer en público, otros tienen el lenguaje del boxeador interesado pero a éstos es fácil esquivarles, y otros creen prudente guardar silencio porque el mayor mal es cotillear y hablar mal de la gente.
El arte del toreo es mudo aunque puede ser que el toro brame, y es un goce ser hablador y ser taxista y ser radioyente para estar informado e informar a toda la gente, pero quién diría que no tiene valor hablar cuando la gente habla muy mal y no sabe ni hablar, a no ser que nos hayamos cansado ya de tanto palabrateo y tanto sermoneo e interrogatorio de las autoridades postizas y de nuestros semejantes de cuyo contrario no dejan de ser faros del pensar.
Estamos más preocupados del callar,
que del hablar
Más preocupados del vestir,
que del decir
Un buen acompañante hace un viaje agradable, yo de joven sabía hablar mucho de los signos del zodíaco que ahora ni me acuerdo, quizás de viejos no le damos tanta consideración y pasión a las ideas, y por eso no las sacamos a pasear, yo ya no voy a tertulias filosóficas ni a talleres literarias, ni me enzarzaría a debatir con nadie, y lo peor es quedarse solo, y morirse en casa sin hablar.
Uno de los mayores defectos del habla está en no escuchar a los demás y en que la sacrosanta opinión de uno con pausa de silencio es la que debe prevalecer siempre, y también el querer decir la última palabra en una reunión de participantes como si no fuera la parte de verdad dicha la que da el visto bueno para la mesa.
Uno se queda sin palabras cuando le diagnostican una enfermedad, podría haber comenzado un saludo con una mala nota de entrada y eso no es aprovechar el don de la palabra, la misma que te quitan las malas enfermeras cuando caes en sus manos, pero me pregunto todos los días como Blas Otero sino es lo más hermoso de lo que disponemos y con lo que más bien podemos hacer para calmar la angustia del mundo y de nuestros niños.
Se deben servir las palabras como en bandejas de plata y cada frase como una perla que vayamos sacando de nuestro collar de la sabiduría, sabiendo además que con dulzura y suavidad y amabilidad conseguiremos cosas que ni siquiera conseguiríamos por la fuerza ni la pretensión de un hábil solicitador, pero que el estipendio de dinero debe acompañar nuestros decires porque sin dinero y sin gasto, como sin propiedad de la verdad vana es la palabrería que no se glorifica a sí misma sino con riquezas y posesión de poder.
que el miedo pase
no luche en contra
ni huya de él
La peor percepción que tenemos es la de que el pueblo no habla y que necesitó de sacerdotes y ahora de políticos, con qué palabras un encomendero me ofrece un puesto de trabajo, lo mejor que podemos hacer es hablar de nuestros acosadores en el trabajo y sino tomarnos el sedante oportuno y acudir a los susurros de la libertad de nuestro amante.
Todo lo que no vibre en la comunicación con las cosas como las cuerdas vocales no resulta real, atengámonos a lo que nos insinúa y no nos dice como las tumbas de Sor María de Agreda y de la habladora Juana de Arco y que algunas del pueblo del mercadeo tienen la boca de serpiente que si se muerden se envenenan.
No comments:
Post a Comment