La villa de las siete estrellas.
La villa del oso y del madroño.
Los madriles.
Pueblo de los gatos.
Pueblo del sol.
A burlarse de la diosa Cibeles.
A burlarse de la mona del Retiro.
¡Adiós, Madrid, que te quedas sin gente!
Aire madrileño, aire llovedor.
Álamos del Prado,
fuentes de Madrid,
como estoy ausente
murmuráis de mí.
Al pasar el arroyo
de Manzanares,
vi un junta de Evas
y otra de Adanes.
Al Prado, que está ancho y regado.
A mi hijo, en Madrid.
A quien Dios quiere bien,
en Madrid le dio de comer.
A Sevilla me he de ir
a buscar un sevillano,
que los mozos de Madrid,
mucha paja y poco grano.
Burgos tiene mal cielo,
y Madrid lo tiene bueno.
¡Calle de Atocha!
cómo brilla tu suelo,
calle de Atocha,
cuando lo riega el agua
de la Alcachofa.
Calle de la Comadre,
de arriba abajo,
no hay mujer que no tenga
marido y majo.
Todos los majariegos
iban en ala
a coger la ballena
y era una albarda.
No quiero las cosas de majas
porque éstas apestan ya,
y tocan en majadería
tanto en las majas majar.
Calle de la Cruz Verde
no hay quien la ronde;
que la ronda Paquito,
y ése no es hombre.
¡Cómo está Madrid!
Como las bolas del puente de Segovia.
Cuajada y baile,
que pasa Dios por mi calle.
De Madrid al cielo,
y en el cielo
un agujerito
para verlo.
De Madrid al cielo,
porque es notorio
que va al cielo quien sale
del purgatorio.
Dios, olla y Madrid.
¡Dónde está Madrid, calle del mundo!
Madrid,
cielo y suelo.
Madrid,
entrar y salir.
El aire de Guadarrama
El aire de Madrid
es tan sutil,
que mata a un hombre
y no apaga un candil.
Madrid,
nueve meses de invierno
y tres de infierno.
Si a la ermita de San Blas
vas a coger la verbena,
pedirás que la garganta
el Santo me ponga buena.
En Madrid se ha puesto en moda
la canción del ¡Alirón!,
y no hay nadie en los Madriles
que no sepa esta canción.
Y las niñas ya no entregan
a un galán su corazón
si no sabe enamorarlas
entonando el ¡Alirón!
¡Alirón!¡Alirón!, pon, pon, pon
pon!
El pan de Madrid a todos sabe bien.
Más mirado que el reloj de Gobernación.
Todo Madrid lo sabía,
todo Madrid menos él.
Vente a Madrid,
y te harás oír.
¿Qué haré en Madrid,
que no sé mentir?
El que no pasa por la calle
de la Pasa,
no se casa.
En la Plaza de Oriente
y en el Retiro,
se canta por las tardes
el pío, pío.
En Madrid,
como en Sevilla,
quien pilla, pilla.
En Madrid con ser Madrid,
y su población tan grande,
sale el sol por la mañana
y se pone por la tarde.
En Madrid,
cuando hay ocasión,
se aprovecha.
En Madrid el que madruga,
se levanta de mañana;
almuerza si tiene qué
y come si tiene gana.
En Madrid entré cantando
sin saber lo que decía
y a costa de mi dinero
me pusieron cortesía.
En Madrid está la Corte,
en Barcelona está el mar,
y en Zaragoza tenemos
a la Virgen del Pilar.
En Madrid lo gano,
en Madrid lo dejo,
y si me descuido el pellejo.
Hijos de Madrid,
uno bueno entre mil.
La Fuente Castellana
triste suspira,
cuando pasa algún tiempo
sin ver las niñas.
La gran calle de Alcalá,
cómo reluce
cuando por ella pasan
los andaluces.
La plaza del Congreso
no tiene flores;
pero tiene palomos
y ruiseñores.
La primera verbena
que Dios nos envía
es la de San Antonio
de la Florida.
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