LUCHA DE GÉNERO Y ABORTO XVIII

El hombre debe templar a la mujer antes de poseerla pero de hacerlo con hijas únicas rumanas y rusas y chinas resulta toda una barbaridad.

No es que se mueran los feos, es que los medios feos no se lo tienen tan creído y las chicas los dejan en paz por lo que no están tan pasados de rosca y si son atractivos e inteligentes pero no bellos mejor que mejor y aún mejor si no persiguen a las mujeres y esto para todos los mandos.

Desde María de Escocia los líos de faldas de las inglesas las pagan con muerte a manos de otra mujer, y a eso los precipitan los ingleses como si fueran rusos del maltrato sanguinario, y me pregunto si las adolescentes españolas son así, mientras los franceses en la otra orilla contemplan tamaña falta de delicadeza.

Las radiaciones que me producen un cuerpo femenino que con sus armas de mujer se ofrece para ver si caes en la trampa, me son más leves que la falta de ternura y maltrato al que pueden llegar cuando ven que no pueden sacar nada más, y que no les luce el pelo sino la fatalidad que cosechan por querer manipular a un protegido de los dioses.

Lo bueno de la castidad es que las feas no acceden a los varones y las guapas solo para tener hijos, y estos hombres castos no pierden dinero en el camino, pero lo malo son las altas tasas de consumo de ellas en tiendas de moda.

Y que la historia se suceda de esta manera en que no se pone a nadie en su sitio sin que transcurra la madurez aviesa por los años de la vida, y esa pedorra que se metió en tu vida, y ese amigo montaraz que se aprovechó de ti, y no te sirvió de aviso.

Te diré que la mujer que va a trabajar no me dice nada en vez de estar cuidando de sus hijos y de su marido pero esto es el socialismo y túmbense a esperar que las circunstancias les pasen por encima.

Qué ternura me produce ver a una mujer arrodillarse ante un estante de cosmética y ante una joyería de los pasillos del centro comercial ya sé que es fácil de contentar cuando vienen dadas en navidad.

Estáis tan maltrechas como los zapatos de mujer y no puedo con vuestras tretas a las claras mal endechas y vete mujer de la barca que se hunde para no acabar ahogada con el cuello del hombre entre las tejas de tu casa.