LA CAMPAÑA PRENAVIDEÑA II

Yo sigo en el Bernabéu.
Sigo como un brigadier moviendo las piernas como un futbolista.

Más que leer poesía,
recitarla.
Más que escuchar música,
bailarla.

Los tonos de Madrid son azules y grises,/

Ese anda retrasando los pasos/ como ir a Colmenar por el camino viejo/ yo no he cambiado mucho desde mi primera comunión/ pero me han hecho morder el polvo del patio

Tengo muchos problemas, los dejaré en manos de la Virgen, y que se rompa por donde se tenga que romper,/ también puedo encontrar mis aliados naturales/ como esa rubia de la coleta con las botas de lluvia,/ el justo que para los golpes hace luego más daño en el lado contrario,/ y no se te ocurra hablar mal de los otros porque luego les ocurren cosas malas

Todo lo tuyo sabe a jengibre y a miel de Móstoles,/ a media luz te hubiera visto mejor/ cada uno con sus obras debe hacerse digno de crédito/ es feliz el hombre a quien le toca un alma buena/ porque ésta nunca está quieta/ me tiene siempre en curso mismo

Cuando veo las luces de día encendidas de los automóviles/ pienso que ha habido mucha gente implicada en la prosperidad de la humanidad,/ y aunque sufro como los árboles pierden las hojas

Cuando te dejaste el tacón en la puerta principal me enteré que iba a cambiar de lugar la oficina de la Castellana,/ en cuya inauguración ya le habían roto dos peldaños de acceso a la entrada

Las miradas son muy malas/ me aparto de ellas/ y esa nube opresora sobre nuestras cabezas/ de lo que le parece mal y bien a la gente,/ esa envoltura de la determinada corporación/ de relaciones religiosas/ de relaciones laborales/ de relaciones familiares/ de relaciones vecinales/ e incluso de relaciones de filiación y de amistad,/ no quiero esos gropúsculos presionando sobre mi cabeza,/ a solas con mi buen corazón/ me encontraré paseando por las calles con Dios.

Los inmigrantes están viviendo de la decadencia de nuestras damas,/ hasta qué punto los políticos buscan enriquecerse,/ se trata de pasar el invierno como se pueda y tengo el corazón partido

Todos debieran cortarse las uñas para no arañar en el autobús,/ da la sensación de que las mujeres llevan toda la vida cargando un fardo debido a sus bolsos tan pesados,/ todos los días clamo al cielo para que me inspire y ellas no me den un codazo

El pueblo de la sobaconería,/ de los patanes y de los pinreles atufadores,/ en las paradas sórdidas en que se baja la gente,/ y en las paradas de lujo,/ el declive del hombre comienza cuando para orinar tiene el pito escacharrado

Cadalso y Blanco White no sabían que a la masa no se la puede salvar solo queda hacer pasta fina para la deglución de algún adinerado igual que la necesidad de felpudos y velo para el pueblo moro bajo el Peñón de Gibraltar.

Tantas veces tendríamos que ir a la notaría como tantas veces tuviéramos cosas, y tantas veces debíamos alegrarnos como tantas veces tuviéramos dinero en el banco, y tantas veces deberíamos de comer pan y beber vino como tantas veces nos sentáramos a la mesa, y tantas veces deberíamos besarnos como tuviéramos a los nuestros al lado.

Cinco administrativas en la recepción de Sanse tomándonos el pelo junto a la Plaza de Toros,/ claro que es necesaria una reforma sanitaria con una deficiencia de atención y de tiempo/ cuando en plena huelga aceleran para reducir las listas de espera,/ te llaman, te envían, vas y no te hacen nada por huelga y te mandan a casa,/ díganme ustedes si no hay bastantes batas blancas de régimen comunista.

Vamos a poner el tacómetro para medir las molestias causadas por las manifestaciones, y lo vamos a reparar tras la pasada verbosidad de los independentistas catalanes, y vamos a sancionar a los ciudadanos que se excedieron en lo bochornoso.

Hay sueños según el día, sueños que nos sorprenden por sus ideas y sentimientos que expresan, y sueños incoherentes y absurdos, y me pregunto si alguno del Ministerio de Cultura no ha estado soñando sobre las siete chimeneas, y si en las campanadas de Nochevieja las personas diurnas no soñaremos y desearemos un manifiesto del gobierno de que la pesadilla se va a acabar, sino que de la tenebrosa caverna de España del paro suceda lo mortífero y un absoluto olvido y el silencio del río Leteo.

El día que hemos señalado como fin del mundo, alguno lo puede palmar, va en serio.

Todo lo que se atribuye a Jesús como milagros y el haber resucitado de entre los muertos queda como incandescente y como un absurdo de la fe católica si pretende hacerse ética y regir en nuestras casas y con todo el poder de disuadir con el fin del mundo.