Espíritu Santo, Espíritu del Hijo, que jamás cesaste, mientras peregrinaron en la tierra, de animar los Corazones de Jesús y de su santísima Madre con el más puro amor al Padre, dígnate abrasarnos también a nosotros con ese mismo amor tierno y filial.
Tú, por quien nos ha sido dado llamar a Dios con el dulce nombre de Padre y de ser con toda verdad sus hijos, haz que nos apliquemos a ser cada vez mejores hijos de un Padre tan bueno y tan misericordioso y que, después de haberle amado con todo nuestro corazón en este mundo, podamos seguir, por ti, glorificándole en su Hijo único durante la eternidad. Amén.
November 05, 2012
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