LA CAMPAÑA PRENAVIDEÑA

Los conductores de la EMT valen un Potosí/ y yo respiraré la libertad que quiero cuando salga del autobús/ unos niños osos llenaron la parada de cáscara de nueces/ y todos las íbamos pisando,/ vino el socialista calvo y pelón burgués con su chaqueta de cuero y nos iba sobando por el pasillo/ y que me abras y que me cierres la puerta no me importa.

Vi la trenka en Geox de Serrano,/ luego vi a los cabreros de la Cañada Real bailando en el palacio de Alegoría/ donde vi a los camareros reciclados de Golden,/ vi allí a las dependientas subidas de miras de Zara/ sí cariño en rebajas iremos primero a El Corte Inglés donde te gusta casi todo,/ y yo salí del baño público de Hacienda con una traza de papel higiénico enganchada en los pantalones.

Ese pijo no juega a la lotería y considera una lotería el estar vivo,/ pero nena estás muy mona y ya no arrastras una separación/ y hay sitios que apestan para pasar el rato como el StarBuck y esa tienda de moda humilladora,/ y en esta carta navideña las bolas del árbol caen a los pies del salón,/ tú sabes que no se puede tocar la correspondencia que es un delito,/ tú no sabes que no se puede tocar el culo de una moza,/ tú no sabes que se debe respetar el silencio de la iglesia en la boda.

Todos realizados cuando consumimos,/ cuando nos cubrimos de diferentes mudas,/ pero aquí en el Palacio de Hielo te ceden el paso y nunca te empujan,/ llevan una década yendo sus hijos a buenos colegios.

En esta sociedad/ estoy más pa llá que pa cá,/ los ciudadanos ya no tienen hijos de esposas sino de concubinas,/ los dioses de la Quinta de los Molinos salen a dar de manotazos en la calle,/ las conciencias como ruedas resbalan,/ y las aceras cubiertas de hojas,/ y los mendigos tienen confianza para pedir al pueblo de Pacífico en el metro,/ la clase media mira despechada a ver si hay periódicos en la papelera,/ dos trenes se van de la estación y uno se viene,/ en el Banco de España después de la fiesta las jóvenes funcionarias no quieren trabajar,/ tengo los pies torcidos de andar tanto por el metro,/ de ver las polvoreadas narices de las majas embozadas en sus mantos negros,/ tengo más rigidez que una china con tacones en el palco del andén,/ no te lo tomes tanto al farfullar con la bobería,/ el jueves no sé si va a venir el pintor a mi casa a ver lo de la Capilla Sixtina,/ mi padre ha descubierto sus cartas estas navidades,/ y no habrá turrón,/ esta desvergonzada con las piernas al aire cuando hace frío/ digo yo que será para sentir placer en la entrepierna,/ como la gran dama que saca al dogo a pasear con los cataplines a la voleá,/ porque tú tan sensible se te clavan los mismos alfileres del prójimo/ y los pezones de sus pechos parecen rozarte en la cama de nieve,/ luego se mezclan las churras y las meninas y no sabes escoger a una,/ este día grande de claridad que dios me reserva en la Estación de Chamartín,/ en esa furgoneta blanca de regalos en que tú vendrás.

Será posible que en la escalera el reno de Plaza de Castilla baje tan despacio,/ no estoy tan viejo para no poner ya el Árbol de Navidad,/ siete estrellas blancas sobre fondo rojo/ y mi reloj polar de pulsera.

Con la crisis me han dolido los oídos como me han dolido los dientes,/ y el Rey ha estado chungo con las caderas,/ que la ciudad de Madrid se pierde cuando no se pueden discernir los honestos de los viles,/ llevo el zurrón lleno de salmón imprudente,/ el pueblo sabe que lo mismo es ser virtuoso que noble,/ que la virtud basta para la felicidad navideña,/ y que requiere de fortaleza y de buenos miramientos,/ la buena es digna de ser amiga y amada,/ los muros deben construirse/ de nuestro inexpugnable raciocinio y consejo.