CAEN LOS SANJOSÉS COMO LAS HOJAS DE OTOÑO

Si tuvieras fe como el comandante Anillo de Queso de que Dios está contigo bombardearías Londres, invadirías Rusia y defenderías Alemania hasta la última bala y gota de sangre diciéndole a estos jóvenes soldados que la luz del día nace para ellos y no dejarías que el espíritu Cer hiciera presa de ellos en las mañanas de ni-ni y ausencia de tareas pero se te juzgaría por crímenes de guerra en las ciudades del mercantilismo.

Los rumanos de los Países del Este todavía no se han dado cuenta de que aquí se pueden comprar unos buenos ramos de flores cosa de la que los polacos sí se han apercibido y los rusos todavía se los preparan más grandes tanto que pierden el sentido de este regalo.

Si Dios me hizo hombre al final de mis días en el Rastro, puede volverme a levantar otra vez y puede ver a ese hombre que se mantuvo a lo largo de los años, y esbozaba una sonrisa al asomar la cabeza y ver el espectáculo de lo que Él le había mantenido en secreto y largos años preparado.

No hay gente en Madrid, no hay gente en la carretera, dónde está la gente, la gente está con la derecha, la gente se ha ido, quién se va a manifestar con la fuga de la gente, la gente dejó de manifestar su desencanto, la gente se fue de las manos de los agentes de izquierda, la gente dejó esas políticas de ese lado, la gente por fin tuvo que hacer caso de su afinado criterio propio.

Pido perdón y acogerme a sagrado de la Santa Croce y al Sacre Cor cuando no entienda los círculos bohemios de París y que el Molino de Rouge bata las astas para las prostitutas de los empresarios parisinos y de los burgueses catalanes que yo me quedo con la Virgen de la Calle de Palencia para traérmela en la solapa del Callejero de Madrid.

Tú como Carolina Herrera en Nueva York has sido una de las mujeres mejor vestidas del mundo durante diez años con tu prêt-à-porter, la alta costura y la moda nupcial y tu línea de cosméticos y de perfumes, y yo vi a una mujer que llevaba el mundo bajo el brazo izquierdo y vi a otra que lleva el país bajo el brazo derecho y me dije quien tendrá la razón en veinte minutos de conversación y no lo niego que me gustan y que me encantan las mujeres que ponen aquí afuera en el Patio de los Leones del Parlamento Madrileño.

Los hijos de padres separados acaban yéndose con el padre, la dama boba de las revoluciones que se lleva a nuestros hijos, llevo una semana que al que le echo el ojo lo sacan de la partida y yo también tengo mi dignero y ese vaso sinfónico de la discoteca de Recoletos.

Como esas señoras perfumadas en bote a granel que van a la Casa de América y se toman una tarta de chocolate todas las tardes en Riofrío, ellos abren la llave para que le pongan los pendientes a las mujeres en los labios de susto con lo que está aconteciendo en Madrid a las cuatro y diez, porque hay que seguir peleando con los ojitos para que las monedas caigan de nuestro lado y si nos devuelve a nuestro hijo pues ya está.

La visión que tengo de Dios es más poética que la de una misa pero si Él se me quiere ofrecer en pan y en vino qué le voy a hacer, hubo un tiempo en que todo nos pareció a disgusto y contrahecho, ese llevaba la corbata cogida con la puerta del coche, quien le pone el cascabel al gato, está plagado de coches por todas partes, te caíste de boca al salir del autobús, el muerto al hoyo y el vivo al boyo, me marea ver tanto coche que me gasea, me esconderé en mi madriguera de K. del mundo, el mundo tiene demasiadas complicaciones con mujeres conduciendo autobuses, pero yo no sabía que el sacerdote es antes que el santo, en el frío que anuncia el invierno vallisoletano y cómo se ha de querer el zapato de un niño acercándonos a la Navidad.

Somos suaves, Dios, nosotros sabemos tratar con suavidad tu naturaleza, el hombre fue persistente hasta la muerte del hijo, a mí me daban miedo esas cosas, nunca gustaría de tener una bruja en la ventana de mi casa, cuando uno canta muy mal dicen que llueve, los vicios del cotilleo y de la murmuración son propios de gente desocupada y del Tercer Mundo, porque hay que dar de comer a todos vamos a votar a otros políticos y sindicatos si es verdad que la humanidad aprende de las lecciones acaecidas, se tienen que poner todos las pilas, un vaso de leche caliente no implica que yo esté enfermo, tu hijo puede hacer rodar la peonza en la cuerda, vi una v de victoria de los pájaros ir a mi casa y en Madrid hay un tufo a crematorio todo el año salvo cuando sopla la brisicilla de marimar del padre polaco Kolbe reclinando las hojas bajas de los árboles.