LAPIDARIUM DE LOS MADRILES II

La bandera republicana es como la serpiente de coral/ donde el morado toca lo amarillo y peligroso como si se succionara/ y culebreara la bandera del vaticano/ con su color violeta.

Como no es decoroso a mí no me gusta el caviar ni el marisco, pero que a un vasco no le guste el jamón serrano ni el vino indicaría a qué nivel de atrofia puede llegar un espíritu nacionalista.

Si excavas en la antigüedad te encuentras una sinagoga/ los huracanes han tumbado los palacios de Haití/ ¡Catalunya, la victoria es tuya!

Yo escribo para los conductores de autobús porque tengo la misma mirada vehicular y metropolitana y el pulso lo tengo como un funcionario que hará caer la plomada sobre la ruina social y así entre pinto y valdemoro te diré que hemos llegado al ánimo saturado en que ya no nos preocupa nada pero mentira nos preocupamos de los nuestros y el Estado se preocupa claro que sí como el durukuli es un mono nocturno que en Iberoamérica está muy ocupado en vivir en pequeñas familias porque no cree en la monarquía de la selva.

No tardó mucho Bernini en esculpirle un Éxtasis a Santa Teresa que no tenía nada que ver con el peyote, la mescalina, el hashish y el LSD, ni con las Reliquias de la Antigua Poesía Inglesa de Thomas Percy, ni con la Prosa Edda del nacimiento islandés de Alemania y la muerte de los dioses, ni con el ecumenismo fingido del Vaticano porque todo se desvía de su curso, ya lo sabemos que todo se hace amoral después de enseñarnos a luchar después de conocer el alfabeto, y el fluido turbulento por los monumentos de Madrid.

EL PORQUÉ DEL DISCURSO
Por qué el discurso, por qué hablar en vez de cantar, por qué el diccionario, para la conquista.
Por qué escribir el Quijote, por qué mirar, por qué discurrir, para la conciliación, para la unidad de entendimiento, para asegurar las creencias, para la política, por qué Fidel Castro, por qué Hugo Chávez, y mi palabra es oro.
Lo que me propone el periódico ya me cansa, no paso página en Jarandilla de la Vera.

Las tonterías escultóricas puestas de relleno en toda la cornisa cantábrica para rellenar en falso donde no hay ni miran a nada.