DONDE EL INVIERNO PASA EL VERANO
Si, porque el pobre invierno también tiene derecho a veranear, y que casualidad elige el mismo destino que yo Sao Martinho do Porto, mi pueblo adoptivo, tengo la gran suerte de pasar parte del mes de agosto en su bahía, normalmente la primera quincena del mes, y cada año me enamora más.
Su situación es ideal rodeado de pequeñas montañas y bosques de eucaliptos que perfuman su atmósfera, hasta tal punto, que basta con que olfatee un caramelo balsámico y me sienta transportada hasta él.
Además en un enclave de alto valor ecológico, su bahía es el resto de un extenso golfo que en el siglo XVI llegaba hasta el vecino pueblo de Alfeiçerao, convertido hoy en un pueblo de paso, una triste carretera que une la playa con la autovía y que me produce gran tristeza por su pasado glorioso
Sao Martinho perteneció en tiempos al cercano pueblo de Alcobaça, cuyo monasterio cisterciense encierra una de las más bellas historias de amor, ya que guarda los sepulcros de Ines de Castro (reina después de muerta) y de su esposo Pedro de Portugal. El rey cedió lo terrenos de San Martinho para abastecer de pesca al cercano monasterio, hasta el día de hoy depende jurídicamente de esta población.
Mi pueblo, porque así lo siento, posee una de las más bellas bahías del país hermano, en forma de concha de peregrino y nada hay más bello que los atardeceres en el cais (muelle) contemplando como el agua lisa parece un espejo de plata que mece dulcemente a las pequeñas embarcaciones.
Es tan cerrada la bocana (apenas 250 metros) que da acceso al océano, que las olas llegan frenadas a la orilla, parece más un lago que el temible Océano Atlántico, esta seguridad ha hecho que se la llame la playa de las crianzas, por excelencia la playa de los niños, así la conocen en todo el concejo y es que en verano desde los pueblos cercanos Caldas Da Rainha, Alfeiçerao, Leiría y alrededores acudan las colonias veraniegas, las distintas guarderías que para distinguirse utilizan gorritos de distintos colores en los infantes, provocando una explosión de color en la arena dorada, viajando en el viejo comboio, un tren como los de antes que retrotrae a la nostalgia de mi infancia.
Yo misma utilizo este pintoresco transporte cuando acudo a la cercana Caldas Da Rainha, gran población comercial, que nació gracias a una gran reina Doña Leonor que acudía allí a tomar las aguas hecho que se mantiene actualmente siendo un conocido hospital termal.
cerca de este balneario se mantiene el antiguo edificio de estilo gótico que actualmente ejerce de Escuela Técnica, Biblioteca y centro cultural, dentro de este espacio hay un romántico jardín de estilo inglés con lago de barcas lleno de cisnes y en el que también se encuentra un Museo dedicado al pintor y profesor portugués Jose Malhoa.
Siendo más prosaicos es también el paraíso de los adictos a las compras con sus tipicas tiendas y mercado diario pero también con modernos centros comerciales,
Podemos comprar desde los dulces típicos: cavacas, suspirinhos, beijinhos, el vino portugués más conocido en todo el mundo el porto (hay en Caldas además de magníficas bodegas un museo del vino).
¿Qué decir? Si casi antes de partir ya sufro de saudade, el pueblo a veces no se nace sino que te elige y yo siento que Sao Martinho me eligió hace una década,
Hay un rito inmutable en mi familia lo primero que hacemos una vez descargamos el equipaje tras el largo viaje es tomarnos un bolo de nata, los pasteis de belem, los cuales recomiendo encarecidamente siempre he pensado que ha sido el mejor invento de la humanidad después de la electricidad, lo curioso de su nombre es que no es de nata sino de crema pastelera ya que así les llaman los portugueses.
Todos los años me propongo, cuando llego, falar so en portuges, pero lamentablemente años tras año fracaso y es que mi sentido para los idiomas es escaso pero aún así sigo intentándolo ya que su sonoridad me entusiasma por su dulzura.
Acabo de llegar a Madrid y ya estoy deseando volver a su playa dorada azotada por el viento y llorada por la niebla que a veces oculta el pueblo como si de un manto misterioso se tratase. Maite de Pablos
Su situación es ideal rodeado de pequeñas montañas y bosques de eucaliptos que perfuman su atmósfera, hasta tal punto, que basta con que olfatee un caramelo balsámico y me sienta transportada hasta él.
Además en un enclave de alto valor ecológico, su bahía es el resto de un extenso golfo que en el siglo XVI llegaba hasta el vecino pueblo de Alfeiçerao, convertido hoy en un pueblo de paso, una triste carretera que une la playa con la autovía y que me produce gran tristeza por su pasado glorioso
Sao Martinho perteneció en tiempos al cercano pueblo de Alcobaça, cuyo monasterio cisterciense encierra una de las más bellas historias de amor, ya que guarda los sepulcros de Ines de Castro (reina después de muerta) y de su esposo Pedro de Portugal. El rey cedió lo terrenos de San Martinho para abastecer de pesca al cercano monasterio, hasta el día de hoy depende jurídicamente de esta población.
Mi pueblo, porque así lo siento, posee una de las más bellas bahías del país hermano, en forma de concha de peregrino y nada hay más bello que los atardeceres en el cais (muelle) contemplando como el agua lisa parece un espejo de plata que mece dulcemente a las pequeñas embarcaciones.
Es tan cerrada la bocana (apenas 250 metros) que da acceso al océano, que las olas llegan frenadas a la orilla, parece más un lago que el temible Océano Atlántico, esta seguridad ha hecho que se la llame la playa de las crianzas, por excelencia la playa de los niños, así la conocen en todo el concejo y es que en verano desde los pueblos cercanos Caldas Da Rainha, Alfeiçerao, Leiría y alrededores acudan las colonias veraniegas, las distintas guarderías que para distinguirse utilizan gorritos de distintos colores en los infantes, provocando una explosión de color en la arena dorada, viajando en el viejo comboio, un tren como los de antes que retrotrae a la nostalgia de mi infancia.
Yo misma utilizo este pintoresco transporte cuando acudo a la cercana Caldas Da Rainha, gran población comercial, que nació gracias a una gran reina Doña Leonor que acudía allí a tomar las aguas hecho que se mantiene actualmente siendo un conocido hospital termal.
cerca de este balneario se mantiene el antiguo edificio de estilo gótico que actualmente ejerce de Escuela Técnica, Biblioteca y centro cultural, dentro de este espacio hay un romántico jardín de estilo inglés con lago de barcas lleno de cisnes y en el que también se encuentra un Museo dedicado al pintor y profesor portugués Jose Malhoa.
Siendo más prosaicos es también el paraíso de los adictos a las compras con sus tipicas tiendas y mercado diario pero también con modernos centros comerciales,
Podemos comprar desde los dulces típicos: cavacas, suspirinhos, beijinhos, el vino portugués más conocido en todo el mundo el porto (hay en Caldas además de magníficas bodegas un museo del vino).
¿Qué decir? Si casi antes de partir ya sufro de saudade, el pueblo a veces no se nace sino que te elige y yo siento que Sao Martinho me eligió hace una década,
Hay un rito inmutable en mi familia lo primero que hacemos una vez descargamos el equipaje tras el largo viaje es tomarnos un bolo de nata, los pasteis de belem, los cuales recomiendo encarecidamente siempre he pensado que ha sido el mejor invento de la humanidad después de la electricidad, lo curioso de su nombre es que no es de nata sino de crema pastelera ya que así les llaman los portugueses.
Todos los años me propongo, cuando llego, falar so en portuges, pero lamentablemente años tras año fracaso y es que mi sentido para los idiomas es escaso pero aún así sigo intentándolo ya que su sonoridad me entusiasma por su dulzura.
Acabo de llegar a Madrid y ya estoy deseando volver a su playa dorada azotada por el viento y llorada por la niebla que a veces oculta el pueblo como si de un manto misterioso se tratase. Maite de Pablos
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