En
la mitología griega, Eros era el dios
primordial responsable de la atracción sexual,
el amor y el sexo,
venerado también como un dios de la fertilidad.
A
veces era llamado, como Dioniso, ‘el libertador’.
Su equivalente romano era Cupido ‘deseo’,
también conocido como Amor.
Dios de primavera, hijo del Caos e hijo de Afrodita, dios del amor sexual y de la belleza.
Zeus (de los beneficios), Ares (de las guerras y batallas) y Hermes (dios mensajero de las mercedes de Dios).
Dios de primavera, hijo del Caos e hijo de Afrodita, dios del amor sexual y de la belleza.
Zeus (de los beneficios), Ares (de las guerras y batallas) y Hermes (dios mensajero de las mercedes de Dios).
En
el pensamiento griego parece haber dos aspectos en la concepción de Eros. En el
primero es una deidad primordial que encarna no solo la fuerza del amor erótico
sino también el impulso creativo de la siempre floreciente naturaleza.
La noción freudiana de la libido como la fuerza de dominación del deseo sexual en el pensamiento y la acción humana.
(NOTA de Jorge: Si Rufino aconsejó más que amar a las mujeres amar a los efebos (a sus alumnos) fue porque ya intuyó que las mujeres iban a superar con todas sus características a los filósofos griegos. Por eso los maricas odian a las mujeres porque no soportan que puedan superarles en muchas facetas y por eso los modistos las desgracian física y mentalmente cuarteándolas en su aspecto físico.
El error de Sócrates con el que pagó su vida a los dioses es que amó a ("su nieto") Alcíbiades. La caída de Grecia).
La noción freudiana de la libido como la fuerza de dominación del deseo sexual en el pensamiento y la acción humana.
(NOTA de Jorge: Si Rufino aconsejó más que amar a las mujeres amar a los efebos (a sus alumnos) fue porque ya intuyó que las mujeres iban a superar con todas sus características a los filósofos griegos. Por eso los maricas odian a las mujeres porque no soportan que puedan superarles en muchas facetas y por eso los modistos las desgracian física y mentalmente cuarteándolas en su aspecto físico.
El error de Sócrates con el que pagó su vida a los dioses es que amó a ("su nieto") Alcíbiades. La caída de Grecia).
Sufro,
Taíde y Bedion, semejantes a las hijas de Diomedes
y
a las Grayas, naves de carga de veinte remos,
a
Agis, Cleofonte y Antágoras, cada una a uno
han
arrojado desnudos, más agotados que náufragos.
Huid
con vuestras naves de esos bajeles piratas
De
Afrodita, pues son peores que las Sirenas.
(Hélido
o Asclepíades)
Amargo
oleaje de Eros, celos que no os cansáis
de
soplar, mar tormentoso de las rondas,
¿adónde
me lleváis? He perdido por completo el timón de mi
mente.
¿Acaso nuevamente voy a ver a la delicada Escila?
(Meleagro)
Mi alma me advierte que huya del amor de Heliodora, porque ha experimentado las lágrimas y los celos anteriores. Me lo dice, pero no tengo fuerzas para huir, pues sin ninguna vergüenza mi alma me advierte y, a pesar de su advertencia, ama.
(Meleagro)
Mi alma me advierte que huya del amor de Heliodora, porque ha experimentado las lágrimas y los celos anteriores. Me lo dice, pero no tengo fuerzas para huir, pues sin ninguna vergüenza mi alma me advierte y, a pesar de su advertencia, ama.
(Meleagro)
Por
la cabellera de Timo, la sandalia de Heliodora,
las
puertas rociadas de perfume de Demarion,
la
delicada sonrisa de Anticlea la de ojos grandes
y
las coronas frescas de Dorotea,
tu
aljaba no oculta ya, al menos para otros, aladas
flechas,
Eros: todos los dardos están dentro de mí
(Meleagro)
Eros dejó la marca atractiva en la mujer prostituta y el hombre vivaz.
Si el gusto del hombre fue bueno con las terracotas de la Antigüedad y con la Dama de Elche porque no va a seguir queriendo a la mujer tenga la forma que tenga porque el amor a una línea de modelo puede ser de gusto aséptico y el hombre no ama así y puede amar a más que eso al igual que las mujeres.
La rueda mágica de Nico, que sabe arrastrar al hombre
incluso de ultramar y sacar a las jóvenes de sus aposentos,
incrustada de oro y en amatista traslúcida
tallada, a ti se dedica, Cipris, posesión estimada,
anda por el medio con un suave hilo de purpúrea lana,
ofrenda de una maga de Larisa.
(Anónimo)
Si alguna vez la muchacha cogía el plectro y tocaba
su cítara, respondía a las cuerdas de Terpsícore.
Si alguna vez hizo sonar su voz con ímpetu trágico,
hacía salir la resonancia de la misma Melpómene.
Si se organizaba un concurso de belleza, hubiera sido vencida
la misma Cipris, aunque Paris fuese el árbitro.
Pero silencio, para que Dioniso no me oiga
y tenga celos de que me acueste con Ariadna.
(Agatías)
Eros dejó la marca atractiva en la mujer prostituta y el hombre vivaz.
Si el gusto del hombre fue bueno con las terracotas de la Antigüedad y con la Dama de Elche porque no va a seguir queriendo a la mujer tenga la forma que tenga porque el amor a una línea de modelo puede ser de gusto aséptico y el hombre no ama así y puede amar a más que eso al igual que las mujeres.
La rueda mágica de Nico, que sabe arrastrar al hombre
incluso de ultramar y sacar a las jóvenes de sus aposentos,
incrustada de oro y en amatista traslúcida
tallada, a ti se dedica, Cipris, posesión estimada,
anda por el medio con un suave hilo de purpúrea lana,
ofrenda de una maga de Larisa.
(Anónimo)
Si alguna vez la muchacha cogía el plectro y tocaba
su cítara, respondía a las cuerdas de Terpsícore.
Si alguna vez hizo sonar su voz con ímpetu trágico,
hacía salir la resonancia de la misma Melpómene.
Si se organizaba un concurso de belleza, hubiera sido vencida
la misma Cipris, aunque Paris fuese el árbitro.
Pero silencio, para que Dioniso no me oiga
y tenga celos de que me acueste con Ariadna.
(Agatías)
Epigramas Eróticos Griegos,
siglo VIII a.C.
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