AMOR POR LA BANDERA
Estando en capilla en la Eurocopa y siendo los vigentes campeones de Europa y del Mundo, no es de extrañar que empiecen a florecer nuestra enseña nacional en balcones y escaparates, y esto no debería ser una excepción y provocado por un acontecimiento deportivo, sino que deberíamos poder lucirla con orgullo en cualquier acontecimiento.
Por desgracia y durante muchos años una determinada posición, que no opción política, se adueño del emblema patrio a tal punto que incluso hoy en día que han transcurrido ya 37 años de aquello no llevamos con orgullo nuestros colores y si lo hacemos es bajo la amenaza de ser considerados "fachas" supremo insulto para el "progre".
¿Pero es ser facha, llevar nuestra bandera?. Creo que somos de los pocos pueblos que se avergüenzan de ello, tengo la gran suerte de poder veranear en Portugal desde hace más de una década y allí se considera normal tener la bandera en el escaparate, llevar una pulsera o una gorra con sus colores y no es de "derechas, carcas o fachas" sino una forma de mostrar el orgullo por su país, precisamente el contemplar la naturalidad con la que muestran su bandera fue lo que me indujo a mí a llevar una pulsera con los colores de la mia, ¡Craso error¡ porque automáticamente se me atribuyeron unas simpatías por un espectro político que no tiene que coincidir con mi ideas y además por si fuera poco carca.
Habría que explicar el origen de nuestra enseña y llevarla con el orgullo y la dignidad que merece.
Nuestra bandera es un invento de Carlos III ya que la vigente en su época, el escudo de los Borbones con el fondo blanco era confundida con la de otros países pertenecientes a la misma familia (que como un inmenso pulpo ha dominado con sus tentáculos media Europa). El monarca eligió nuestro actual modelo de un total de doce proyectos que le presentaron y sin ningún motivo histórico de los antiguos reinos peninsulares, sino por uno totalmente práctico el color amarillo y rojo es fácilmente reconocible a distancia en la mar que es donde se usó por primera vez, por tanto nuestra bandera es la de Armada Española, que tantos triunfos tuvo en el pasado.
En 1843 bajo el reinado de Isabel II la rojigualda fue la bandera nacional que en una época abandono su tradicional color rojo-amarillo-rojo por el tricolor rojo-amarillo-morado (1931-1931 durante la Segunda República Española) siendo este último el color elegido en honor del Pendón de Castilla enarbolado por los comuneros en su enfrentamiento con Carlos I, en realidad el pendón de Castilla era carmesí pero dado el tiempo transcurrido el lienzo que se custodia en la catedral vieja de Salamanca había tomado ese color.
Por tanto reivindico el orgullo al "Yo soy español, español, español" pero no sólo por un motivo balompedístico y con la emoción de la Copa del Mundo, sino como un sentimiento de orgullo patrio sin tintes políticos, conociendo y amando nuestra Historia de la que en muchos momentos puntuales hemos sido el orgullo del Mundo ( y no sólo con el balón). Maite de Pablos
Por desgracia y durante muchos años una determinada posición, que no opción política, se adueño del emblema patrio a tal punto que incluso hoy en día que han transcurrido ya 37 años de aquello no llevamos con orgullo nuestros colores y si lo hacemos es bajo la amenaza de ser considerados "fachas" supremo insulto para el "progre".
¿Pero es ser facha, llevar nuestra bandera?. Creo que somos de los pocos pueblos que se avergüenzan de ello, tengo la gran suerte de poder veranear en Portugal desde hace más de una década y allí se considera normal tener la bandera en el escaparate, llevar una pulsera o una gorra con sus colores y no es de "derechas, carcas o fachas" sino una forma de mostrar el orgullo por su país, precisamente el contemplar la naturalidad con la que muestran su bandera fue lo que me indujo a mí a llevar una pulsera con los colores de la mia, ¡Craso error¡ porque automáticamente se me atribuyeron unas simpatías por un espectro político que no tiene que coincidir con mi ideas y además por si fuera poco carca.
Habría que explicar el origen de nuestra enseña y llevarla con el orgullo y la dignidad que merece.
Nuestra bandera es un invento de Carlos III ya que la vigente en su época, el escudo de los Borbones con el fondo blanco era confundida con la de otros países pertenecientes a la misma familia (que como un inmenso pulpo ha dominado con sus tentáculos media Europa). El monarca eligió nuestro actual modelo de un total de doce proyectos que le presentaron y sin ningún motivo histórico de los antiguos reinos peninsulares, sino por uno totalmente práctico el color amarillo y rojo es fácilmente reconocible a distancia en la mar que es donde se usó por primera vez, por tanto nuestra bandera es la de Armada Española, que tantos triunfos tuvo en el pasado.
En 1843 bajo el reinado de Isabel II la rojigualda fue la bandera nacional que en una época abandono su tradicional color rojo-amarillo-rojo por el tricolor rojo-amarillo-morado (1931-1931 durante la Segunda República Española) siendo este último el color elegido en honor del Pendón de Castilla enarbolado por los comuneros en su enfrentamiento con Carlos I, en realidad el pendón de Castilla era carmesí pero dado el tiempo transcurrido el lienzo que se custodia en la catedral vieja de Salamanca había tomado ese color.
Por tanto reivindico el orgullo al "Yo soy español, español, español" pero no sólo por un motivo balompedístico y con la emoción de la Copa del Mundo, sino como un sentimiento de orgullo patrio sin tintes políticos, conociendo y amando nuestra Historia de la que en muchos momentos puntuales hemos sido el orgullo del Mundo ( y no sólo con el balón). Maite de Pablos
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