AMOR POR LA BANDERA
Por desgracia y durante muchos años una determinada posición, que no opción política, se adueño del emblema patrio a tal punto que incluso hoy en día que han transcurrido ya 37 años de aquello no llevamos con orgullo nuestros colores y si lo hacemos es bajo la amenaza de ser considerados "fachas" supremo insulto para el "progre".
¿Pero es ser facha, llevar nuestra bandera?. Creo que somos de los pocos pueblos que se avergüenzan de ello, tengo la gran suerte de poder veranear en Portugal desde hace más de una década y allí se considera normal tener la bandera en el escaparate, llevar una pulsera o una gorra con sus colores y no es de "derechas, carcas o fachas" sino una forma de mostrar el orgullo por su país, precisamente el contemplar la naturalidad con la que muestran su bandera fue lo que me indujo a mí a llevar una pulsera con los colores de la mia, ¡Craso error¡ porque automáticamente se me atribuyeron unas simpatías por un espectro político que no tiene que coincidir con mi ideas y además por si fuera poco carca.
En 1843 bajo el reinado de Isabel II la rojigualda fue la bandera nacional que en una época abandono su tradicional color rojo-amarillo-rojo por el tricolor rojo-amarillo-morado (1931-1931 durante la Segunda República Española) siendo este último el color elegido en honor del Pendón de Castilla enarbolado por los comuneros en su enfrentamiento con Carlos I, en realidad el pendón de Castilla era carmesí pero dado el tiempo transcurrido el lienzo que se custodia en la catedral vieja de Salamanca había tomado ese color.
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